Nacional > GIRA POR EL INTERIOR

Una anécdota de Lacalle Pou que hizo morir de risa a los blancos

En Santa Clara del Olimar Lacalle Pou y Larrañaga recordaron competencias del pasado entre ambos
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26 de julio de 2014 a las 19:56

Estaba previsto, y así sucedió: la primera gira por el interior sirvió a Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga para probarse, observarse, y asumir roles propios frente a la gente. Lacalle reconoció en un momento que se trataba de un “experimento”. También dijo que aspiraba a que sus voces se amalgamaran tanto como las del dúo Larbanois-Carrero.

Uno de los aspectos que afinaron fue el orden de los discursos. Solo en la primera conferencia juntos, en Minas, habló primero Lacalle. Después de esa instancia –en la que la fórmula blanca mostró poca sintonía– cambiaron la estrategia. Luego el esquema fue que un dirigente local presentara a Larrañaga y que después éste se encargara de dar pie a Lacalle Pou, a quien aludió como “el próximo presidente de los uruguayos”. Esas palabras, en boca del exrival, cayeron simpáticas a los auditorios.

Los discursos de Larrañaga giraron en torno a la descentralización y en su crítica al oficialismo por no haber podido trasladar, según él, el crecimiento económico de diez años a un mayor desarrollo humano. Habló de “llevar el Estado a los pagos chicos”. Los más veteranos agradecieron esas palabras tradicionales, bien acompañadas de la imagen de caudillo experiente, con “más de dos millones de kilómetros” recorridos en su trayectoria política.

Para completar, en la noche gélida del jueves, se calzó un poncho casi blanco, tejido a mano. Lacalle, en tanto, fue adaptando sus palabras a las de su compañero de fórmula e, intentando hilar con sus conceptos pero variando el contenido. Versátil, combinó lenguaje campechano con referencias a su spot publicitario (“me habrán escuchado decir que estamos contra el no se puede, no se puede, no se puede”). Hizo referencias locales en los pueblos pero no dejó de hablar de ASSE ni de responder a los dichos de Raúl Sendic. Se esforzó en lograr la máxima comodidad de su compañero y transmitir unidad. En los pueblos, igual, el que se llevó la atención, los aplausos, los besos y las fotos, fue el joven candidato. Y, aprovechando las distancias, se conectó con sus seguidores en redes sociales grabándose videos para hacer su propio “diario de ruta” de la campaña.

Estribos cortos y paspaduras
El jueves, en Santa Clara de Olimar (Treinta y Tres), la fórmula convocó a los votantes blancos a un hotel recién inaugurado. Sobre las baldosas todavía vírgenes del hall, una centena de locatarios, buena parte vestidos de bombacha y botas, escuchó la mejor anécdota de la gira. La situación se prestaba porque el dueño de casa había creado una tarima con una tabla de madera sobre unos cajones de bebidas. Sobre ese escenario improvisado, y aprovechando su memoria prodigiosa, Lacalle recordó cuando en 2007 se cruzó con Larrañaga en ese mismo pueblo. “Vos no te vas a acordar. Te voy a hacer un reproche, pero va a quedar acá entre compañeros. Hacía como tres días que veníamos a caballo, y claro, este estaba más acostumbrado porque se había ido a Paraguay no sé cuánto tiempo. Yo iba con un perro mío, un ovejerito que había conseguido en Mariscala. Vos pasaste y me dijiste: ‘Estás estribando demasiado corto’”. Lacalle engrosó su voz finita para imitar a Larrañaga, y los gauchos rompieron en carcajadas y aplausos. “Y yo me calenté –prosiguió–, porque me lo dijo en los últimos 300 metros”. Entre las risas, Larrañaga acotó serio y con el tono de quien se sabe experto de algo: “El que estriba corto se cansa. Y se paspa”.

La gente seguía divertida la anécdota y continuó el candidato: “Ahora voy a hacer la otra parte del cuento. Vos tenías cremita en los labios porque tenías los labios paspados. Y lo peor no fue eso. Fue que yo venía con el ovejero, y vos saliste medio al trote adelante, creo que fue por lo que te dije de la cremita, ¡y el perro mío se fue contigo! Terrible lambeta, se fue al lado de los que mandaban”, concluyó tentado y provocando las risas de todos.

“Fue una de esas lindas jornadas que nos ha traído Santa Clara. Hoy estamos acá con este humor, porque para nosotros es muy importante hacer las cosas con alegría. Hacer las cosas con el corazón y el intelecto, pero el motor que nos mueve es la alegría”, reflexionó tras la anécdota para luego hablar de su intención de ser presidente. Rato después, Larrañaga se acercó a El Observador para aclarar que la paspadura del que estriba corto es en las pantorrillas, no en los labios ni en otras partes del cuerpo.


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