Una manifestación contra la inmigración musulmana en Alemania

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Una ola populista recorre el mundo con Trump a la cabeza

El movimiento crece en Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y Austria
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11 de noviembre de 2016 a las 05:00
Las posiciones nacionalistas, antiinmigrantes, antisistema político y financiero, y antiglobalización del discurso de Donald Trump tienen eco en Europa y en otras partes del mundo e ilustran un auge de las corrientes populistas de derecha en las democracias occidentales.

La llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos y de Rodrigo Duterte a la de Filipinas, la victoria del brexit en el Reino Unido y el avance de la extrema derecha en Alemania y Francia son algunas muestras de la ola populista que recorre el escenario mundial.

Los líderes de estos movimientos recibieron con esperanza el triunfo del magnate inmobiliario, al advertir que es un buen augurio para sus partidos.

En Francia, el ultraderechista Frente Nacional va viento en popa. Las encuestas predicen que su líder, Marine Le Pen, pasará a la segunda vuelta en los comicios presidenciales de 2017. Para ella, la victoria de Trump "es una buena noticia para Francia".

En el Reino Unido, muchos de los votantes que apoyaron la salida de la Unión Europea en junio pasado escucharon los llamados del partido antieuropeo y antiinmigración UKIP a "recuperar" el control del país.

Uno de los impulsores del brexit, el líder del UKIP, Nigel Farage, recibió con satisfacción el resultado de las elecciones. "Paso el relevo a Donald Trump", afirmó.

En Alemania, el partido populista de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que centra su discurso radical en la inmigración, cosechó en los últimos meses varias victorias electorales. La más significativa fue el ingreso al Parlamento local de Berlín.

Capitalizando los temores tras la llegada de 1,1 millones de refugiados en 2015, el partido está presente en 16 parlamentos regionales y su intención de voto gira en torno al 12%. Incluso podría llegar el año que viene al Parlamento federal, lo que sería una novedad para un partido de derecha populista desde el fin del nazismo.

En Italia, el Movimiento 5 Estrellas (M5S), lanzado en 2009 en Italia por el humorista genovés Beppe Grillo para terminar con la clase política tradicional, obtuvo en junio la alcaldía de la capital, Roma, y de una de las principales ciudades del norte, Turín.

A nivel nacional, las medidas del programa son variadas. Proponen un salario mínimo de nueve euros por hora, un referéndum para salir de la zona euro, reducir los sueldos de políticos y de los fondos para los partidos y la prensa, internet gratuito para todos y limitar las visas humanitarias.

Se extiende

En Hungría, el primer ministro Viktor Orbán, presidente del partido conservador Fidesz en el poder desde 2010, amplificó desde hace dos años su campaña contra la inmigración extraeuropea. Sin embargo, el martes fracasó en hacer inscribir en la Constitución su política hostil a los migrantes, aunque su retórica beneficia al Jobbik (extrema derecha) de Gábor Vona, que quiere destronar al Fidesz en las legislativas de 2018.

En Polonia, el partido conservador y euroescéptico Derecho y Justicia (PiS) volvió al poder a finales de 2015. Su líder, Jarosław Kaczyński, reclamó contra los "parásitos" refugiados.

En Austria, el Partido de la Libertad (FPÖ), una de las formaciones de extrema derecha mejor implantadas en Europa, se quedó a las puertas de una victoria en las presidenciales del 22 de mayo, que hubiera sido inédita en la Unión Europea. Los dos grandes partidos en el poder desde 1945 fueron eliminados de entrada. El FPÖ consiguió que se anularan las elecciones, que se volverán a realizar el 4 de diciembre.

El movimiento también se extiende hacia el lejano oriente. Conocido por sus declaraciones groseras e insultos hacia otros jerarcas, el abogado de 71 años Rodrigo Duterte asumió el 30 de junio el cargo de presidente de Filipinas tras ser elegido el 9 de mayo con una campaña populista centrada en la seguridad.

Duterte calificó de "hijo de puta" tanto al papa Francisco como al presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Su "guerra contra la droga" dejó más de 3.700 muertos en cuatro meses.

El presidente filipino se declara socialista y se jacta de su odio a Estados Unidos, aliado histórico con el que anunció a finales de octubre una "separación" en beneficio de una alianza con China, antes de moderar sus declaraciones.

Malestar social

Todos estos partidos de extrema derecha denigran a las "elites" político-financieras y a la globalización, a la que consideran como un fraude inventado por los ricos.

El director de investigación del European Council on Foreign Relations, Jeremy Shapiro, dijo a la agencia AFP que entre los ciudadanos hay "un miedo al cambio, un miedo 'al otro', un miedo a la 'contaminación cultural'".

Para John Judis, autor del libro La explosión populista, la gran crisis financiera que estalló hace una década preparó el terreno de este auge populista. "La desaceleración y el aumento de las desigualdades han creado mucho resentimiento" contra quienes gobiernan, comentó.

Y ese sentimiento se amplifica frente a la ola de migrantes que llegó a Europa y a la amenaza terrorista. El populismo, "en general, es una señal de alerta" para que los políticos presten más atención a las demandas de una parte de la población, concluyó Judis.

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