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Una opinión sobre la nueva Star Wars

J.J. Abrams cumplió con creces su cometido y "El despertar de la Fuerza" sorprende y emociona
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18 de diciembre de 2015 a las 05:00

Hay recuerdos muy nítidos de mi infancia vinculados a Star Wars. Unos se remontan al disfrute de la segunda tanda de películas de la saga, que llegaron al cine en Uruguay entre el 1999 y 2005. Un pasaje de la niñez a la adolescencia marcado por los Jedi y sus sables láser como sinónimos de diversión. Entremedio, el encuentro en la televisión y las ansias por recolectar la trilogía inicial mediante un VHS programado para grabar en una hora enemiga de la escuela durante las semanas en que la señal Fox transmitió la trilogía original.

Esos momentos fueron seguidos con años de referencias incesantes desde la industria cultural en alusión a la historia de ciencia ficción más popular en el planeta. Ahora, 2015 se retira y lo hace comprobando que, como la Fuerza dentro del universo creado por George Lucas a fines de la década de 1970, Star Wars está en todos lados. La responsable es El despertar de la Fuerza, la séptima entrega que, bajo los estudios Disney y con el director J.J. Abrams al mando, busca consagrarse como la ópera espacial por excelencia.

Y aunque confieso que esta reseña está nublada por sentimientos inclinados hacia el entusiasmo innegable que la franquicia me genera, el veredicto es simple: El despertar de la Fuerza cumple con lo que uno espera de una película de Star Wars y logra sentirse como una aventura nueva que no desmerece el legado que le antecede. Es una obra entretenida, capaz de generar un abanico de emociones, mientras se sumerge en una catarata de efectos especiales asombros que hacen que experimentarla en la pantalla grande sea una cita obligada.

Misión imposible

Hay cierta ambivalencia en ir a ver algo de lo que se ha estado hablando extensamente. Un miedo que hace creer que no habrá lugar para sorprenderse. El filme de Abrams es la película que Hollywood más ha esperado en el año y Disney se ha encargado de que así sea con un ejercicio de promoción incesante. Afortunadamente, hay que sentirse agradecido con la ignorancia con la que uno llega al filme.

Como guionistas, Abrams y Lawrence Kasdan se encargaron de que El despertar de la Fuerza esté repleto de sorpresas en su relato y en la presentación de los personajes nuevos y viejos. Lo más recomendable es no describir ninguna de ellas, incluso aquí, porque a medida que el espectador se adentra más y más en este capítulo ubicado 30 años después de El retorno de Jedi, es probable que varios queden boquiabierto.

Vale recordar que la barra estaba alta. Muy alta. Solo pensar en algunas obligaciones de esta película la hacían una tarea herculina para el director. Primero, debía introducir una historia lo suficientemente cautivante como para continuarla en dos películas posteriores. Segundo, debía contentar a los fanáticos que sintieron que las últimas tres películas dirigidas por Lucas no le hacían justicia a aquellas protagonizadas por Harrison Ford, Mark Hamill y Carrie Fisher. Tercero, debía ser buena. Y de paso, debía contar con el atractivo comercial necesario para disparar la venta de sus juguetes, tal vez la mayor industria vinculada a la franquicia de Star Wars.

Es resumen, Abrams debía crear un película que fuera un relanzamiento, un homenaje y una obra nostálgica y taquillera, que despertara recuerdos y ocasionara deslumbramiento en los fanáticos y desconocedores por igual. Alerta de spoilers: Lo logra.

Bienvenido a casa

El despertar de la Fuerza dura apenas un poco más de dos horas, pero entre los planetas y sus paisajes visitados –mucho de ellos filmados en locaciones reales– la aventura se disfruta en cada minuto. Una vez que los títulos amarillos aparecen bajo la banda sonora compuesta por John Williams, un misterio entorno a un personaje desaparecido es el motivador de una búsqueda cargada de acción espectacular, misterios bien guardados y un humor muy efectivo.

"La historia se repite", dijo Abrams sobre este séptimo episodio, y no miente. Lo más pesimistas experimentarán varios déjà vu que los sacarán de órbita con la propuesta, pero es más probable que la mayoría del público, incluso el más juvenil, se sienta parte de un gran encuentro familiar.

La nostalgia con estos personajes no se hace latente hasta que, por ejemplo, se está en una sala de cine que al unísono vitorea la aparición de Han Solo o su nave, el Halcón Milenario. El despertar de la Fuerza es el regreso a un hogar que uno no sabía que extrañaba tanto hasta que vuelve ahí.

Los encargados de encabezar ese regreso son una nueva tropa de actores. Daisey Ridley, John Boyega,Adam Driver y Oscar Isaac son los rostros elegidos para cargar esta antorcha galáctica. El mérito es de todos ellos, ya que no solo se amalgaman instantáneamente con la propuesta, sino que cada uno de ellos trae algo original a la mesa.

Particularmente sucede con Driver y Ridley, el primero como el villano principal de la Primera Orden y la segunda como una heroína de origen desconocida varada en un planeta desértico. Boyega también sobresale en su papel de Stormtrooper arrepentido y tanto él como BB-8, el droide que aquí toma el lugar de R2-D2, se llevan varias de las sonrisas del público.

De la vieja camada, Ford merece un aplauso aparte en su retorno como Solo. El actor de 73 años transmite sin problema su diversión por volver a calzarse las botas y pistola del contrabandista sabelotodo, al mismo tiempo que protagoniza la escena más resonante de toda la película.

Como era de esperarse, los efectos especiales son otro protagonista del filme. Hay un nivel muy puntilloso en el diseño de producción, cuyo resultado hace creer que todo puede ser real en la nueva Star Wars. Desde los interiores de las naves, la galería de alienígenas de múltiples facciones y hasta los elementos menores como la comida hacen que la película cobre una dimensión más táctil. Parte de esa magia es lograda con la predominancia de los efectos especiales prácticos (como títeres) en lugar de las imágenes generadas por computadora.

Hay decisiones narrativas que se pueden mejorar, pero ninguno es lo suficientemente importante como para destacar . Porque lo que se nota detrás del filme es amor y devoción a un proyecto que trascendió barreras culturales hace varias décadas y que ahora intenta lograrlo una vez más.

Además, la película plantea muchas preguntas a futuro, lo que deja entrever que hay un pensamiento a largo plazo.

El despertar de la Fuerza no solo es recomendable entre lo mejor del año, sino que afortunadamente es solo el comienzo de una odisea espectacular que durará otros tantos años más. Bienvenido Star Wars. Se te extrañaba.

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