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Una pulseada

Mientras Puigdemont insiste en dialogar, Rajoy se niega y puede aplicar artículo 155 de la Carta
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12 de octubre de 2017 a las 05:00
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Sin que haya ingresado en el terreno estrictamente personal, a esta altura ya no puede haber dudas de que el conflicto por la independencia de Cataluña se transformó en una contienda mano a mano entre el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, y el titular de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont.

Y en el marco de ese enfrentamiento, en el que las posiciones se alejan y radicalizan cada día más, la solución no aparece y los protagonistas reiteran los mismos conceptos expresados hace exactamente una semana.

A su turno, Rajoy y el propio rey Felipe VI emplazaron a Puigdemont a tomar la vía de la "legalidad", luego que lo acusaran de vulnerar el orden democrático e institucional tras la convocatoria, el 1° de octubre, al referéndum independentista.

En su momento, el presidente de la Generalitat reclamó una mediación en primer lugar y, en segundo término, la apertura de una instancia de diálogo.

Pero Rajoy lo mandó a pasear, al remarcarle que eso no sería posible; de hecho, pasó la pelota a la cancha del dirigente independentista.

Y este miércoles, el presidente del ejecutivo español volvió a establecer con claridad meridiana cuáles son, a criterio de su gobierno, las pautas por las cuáles debe transitar la relación entre Madrid y Cataluña.

Lo hizo un día después de que Puigdemont anunciara en el Parlamento catalán su intención de postergar por algunas semanas la declaración unilateral de independencia a la espera del tan mentado diálogo.

Eso lo había valido el reproche de sus aliados políticos y el malestar de los ciudadanos que quieren separarse a toda costa de España.

Pero tampoco esta vez el político del Partido Popular se anduvo con vueltas y se atrevió a dar un paso más, aunque previsible, pero paso al fin.

Al comparecer este miércoles ante el Congreso de los Diputados, Rajoy volvió a afirmar con énfasis que su gobierno adoptará todas las medidas a su alcance para evitar que la dirigencia catalana actúe por fuera del marco legal.

En ese contexto, anunció que envió a Puigdemont un requerimiento por el cual pretende saber si efectivamente declaró –o no– la la independencia de Cataluña.

En los hechos, eso significa lisa y llanamente el paso previo a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que le confiere al Estado español la potestad de intervenir en una región autónoma si esta no cumple con sus obligaciones constitucionales.

En primera instancia, el presidente catalán tiene tiempo hasta este lunes para responder y luego se abrirá una nueva instancia hasta el próximo jueves 19.

Pero además, Rajoy se anotó un gol de media cancha al obtener el apoyo explícito del principal líder de la oposición, el socialista Pedro Sánchez (Psoe) para reformar la Constitución de aquí a seis meses de manera de facilitar las condiciones para la permanencia de Cataluña en España; y, mientras tanto, una comisión irá discutiendo y evaluando la situación.

En definitiva, y con las cartas arriba de la mesa, ninguno de los dos contrincantes está dispuesto a que el otro le tuerza la mano.

La pulseada que tiene en vilo a España y el resto de Europa está más vigente que nunca.

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