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Una siesta en el cielo

Luego de la exitosa empresa Hiddenbed, Alejandro Monestier se propone revolucionar el interior de los aviones con Airdream, su nuevo emprendimiento
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03 de mayo de 2013 a las 14:57

Estrés es lo que sufre usualmente un pasajero tras someterse a interminables horas de vuelo, escalas y trámites de migraciones. A Alejandro Monestier lo que le preocupó en esos casos fue cómo lograr dormir a bordo. Para tratar de pasar lo mejor posible durante los frecuentes viajes que realizaba desde Montevideo a otras ciudades asiáticas, Monestier ensayó diversas alternativas: desde acostarse en las filas de cuatro asientos cuando el vuelo no iba lleno, a pedirle a algunos pasajeros si le permitían acostarse a los pies de sus sitios, siempre procurando estar bien tapado para que las azafatas no lo vieran y recurriendo a algún medicamento que lo ayudara a dormir. Para Monestier llegar “fresco como una lechuga” a destino era vital y desde que le tocó viajar por motivos laborales, buscar alternativas para lograr dormir lo mantenía, paradójicamente, en vilo.

La solución a su preocupación, aunque bastante sencilla al primer golpe de vista, demoró algunos años en arribar: sustituir asientos por camas. “La clave es dormir horizontal, esa es la forma de viajar, no hay que torturarse”, explicó el emprendedor uruguayo.

Monestier tiene experiencia en encontrar soluciones de mobiliario para espacios pequeños, ya que fundó en 2002, junto a su padre Juan Carlos, la empresa Hiddenbed, creadora de un innovador modelo de cama escritorio que es utilizado por ejemplo para optimizar el espacio en universidades asiáticas.

Hiddenbed forma parte del portfolio de Prospéritas Capital Partners desde el 2008 -cuando el fondo invirtió US$ 300 mil- y es gerenciada desde el 2006 por María Teresa Mendaro, que asumió ese rol luego de que Alejandro Monestier decidiera radicarse en Praga para criar allí a sus hijos.

La empresa, que sufrió rapidamente una fuerte expansión mundial, está presente actualmente en 24 países de América, Asia, Europa y Oceanía.

La vital horizontalidad

Trabajando para el aserradero Urufor -lo que que le implicaba viajes regulares a Asia-, Monestier comenzó a experimentar lo que define como una “tortura”. Entre 20 y 30 horas de vuelo con escalas en Ciudad del Cabo, Kuala Lumpur, Ho Chi Minh o Yakarta, le implicaban padecer las “malas” horas de sueño. “Soy muy sensible a estar cómodo y dormir acostado. Sobre todo, no aguanto estar sentado tantas horas”, explicó.

En 1995, en un vuelo de 14 horas hacia República Checa no lograba conciliar el sueño, y aprovechando su licencia de pilotaje, le pidió a la azafata para conocer a los pilotos. La respuesta afirmativa le permitió viajar en la cabina y conocer de primera mano cómo viajaba el relevo de la tripulación que en ese momento trabajaba en el avión.

En un pequeño camarote, ubicado al lado de la cabina, dormían sobre unas camas un piloto y una azafata.

“Fue algo que me hizo ver que viajar horizontal, aunque sea en un sucucho, es mucho mejor y para los pilotos es necesario”, recordó Monestier.

Sin mucho más, la semilla quedó plantada en la cabeza de Monestier, pero no fue hasta 17 años después que comenzó a desarrollarla.

Construcción de la idea

Luego de mudarse en 2006 a Praga, Monestier estuvo trabajando como headhunter (reclutador de talentos), buscando ejecutivos para diferentes corporaciones. “Hiddenbed había sido muy demandante desde el punto de vista de la inversión personal en tiempo y dinero y necesitaba llenar un poco las arcas”, indicó.

Pero en 2012 decidió otra vez lanzarse por su cuenta y dedicarle tiempo a aquella idea que tanto lo había desvelado. Al poco tiempo, la idea se transformó en Airdream Interiors.

Luego de bosquejos y muchos años de analizar ideas, en setiembre del año pasado decidió a insertarse a una incubadora de negocios para compartir un espacio de trabajo que consideraba con “buena energía”.

Comenzó a hacer algunas pruebas caseras para determinar cuál era el espacio mínimo que una persona necesita para dormir. “Haciendo brain storming con un amigo de la incubadora, me saltó la chispa que fue definitoria: el pasajero no iba a querer ir acostado durante todo el viaje”, resaltó.

Para ajustar el proyecto a esa problemática, Monestier ideó un sistema centralizado que se conecta a todas las pantallas de los asientos que la aerolínea decida hacer participar de Airdream. A través de la pantalla, cada pasajero que esté sentado y quiera acostarse, podrá solicitar una cama o cucheta y el sistema buscará alguien que esté en la situación opuesta para intercambiarlos.

Airdream propone que dentro del área de clase económica haya una serie de camas y otra de asientos, de forma tal que no se vea alterada la cantidad de pasajeros que entran en un avión. “En teoría los aviones, por carga y cantidad de peso pueden llevar el triple de pasajeros que cargan actualmente. La limitante no es el peso sino la forma de ubicarlos”, aclaró Monestier. Agregó que la forma en que están distribuidos actualmente es “totalmente injustificada” desde un punto de vista lógico.

“Ir sentados es una evolución de los primeros aviones que tenían sillas. Cuanto más grandes los aviones más sillas se incluían, pero los pasajeros están ubicados a la misma altura e incómodos, y hacia arriba del fuselaje hay metros cúbicos vacíos”, explicó.

Monestier indicó que su idea permite mantener la densidad de pasajeros a bordo, permitiendo mantener el precio de los pasajes, y por otra parte, resaltó que la alternativa de Airdream permite un cambio simple que no requiere reconstruir el avión. “Hay muchísimas patentes para poner a la gente acostada pero que requieren que la aerolínea haga un cambio radical en el interior del avión, lo que convierte el proceso en algo caro y complicado”, manifestó.

Airdream propone un mobiliario totalmente modular, que suplanta filas de asientos de la clase económica, utilizando el mismo mecanismo de agarre que tienen los asientos actuales para las nuevas camas. Los cambios que requiere son mínimos, aseguró Monestier.

Monetizando por varias vías

El punto cero del negocio es que las aerolíneas deben comprar la sustitución de asientos de económica por las distintas estaciones que ofrece Airdream.

Sin embargo, el flujo de caja permanente, explicó Monestier, se producirá por la operación del sistema de intercambio de pasajeros que funciona a través de las pantallas de cristal líquido de cada asiento.

Según Monestier, las aerolíneas venden pasajes de una forma arcaica, porque la oferta es la clase en la que se viaja y la cantidad de asientos, mientras la variable es el precio dependiendo de la fecha. “No tiene nada interesante comprar un pasaje”, opinó.

La otra parte de la monetización de Airdream es ofrecerle a las aerolíneas la venta de otra experiencia de vuelo. “Cuando los pasajeros tengan la opción de elegir cómo van a pasar esas horas, van a pagar un premium por viajar cómodos”, indicó.

Por florecer

Airdeream logró levantar capital semilla de Canadá. El monto y nombre del inversionista no pueden ser revelados por contrato.

Monestier estuvo recientemente en la exposición de interiores de avión de Hamburgo y empezó a tender contactos con aerolíneas, empresas de diseño de interiores y de certificación, que es un aspecto fundamental para el trabajo de la empresa. El plan, reveló el emprendedor, es trabajar sobre todo en la relación con los departamentos de marketing de las aerolíneas y con el top managment, para discutir si les interesa el producto.

“Es un producto revolucionario para el interior de los aviones. Las aerolíneas ofrecen actualmente 300 asientos todos iguales, cuando los pasajeros son todos distintos y tienen distintas necesidades”, indicó Monestier.

La expectativa más próxima es lograr la certificación de los prototipos. “Son procesos complicados que llevan tiempo y dinero, pero sobre todo definen realmente la estética del producto”, apuntó.

Otro de los objetivos es que las aerolíneas adopten gradualmente Airdream, sustituyendo algunas filas de económica por los módulos y el software para encontrar las parejas de pasajeros que quieran cambian.

La industria aeronáutica, explicó Monestier, es lo opuesto a la industria del mueble. Sólo existen dos empresas en el mundo que fabrican aviones grandes de dos pasillos: Airbus y Boeing, y las aerolíneas de vuelos largos, que son a las que apuesta abordar Airdream, son pocas, en el orden de decenas. “Es un sector de la economía que es muy formal y difícil de entrar, pero una vez que lo hacés cubrís el mundo casi inmediatamente”, señaló.

Destacó lo importante de contar con la experiencia de su primer emprendimiento, Hiddenbed.
“Ya sé qué es lo importante y qué no. Y además, ya sé cómo hacerlo porque lo probé una vez aprendiendo de cero. Le recomiendo a todos los emprendedores buscar mentores que hayan hecho lo que ellos están trabajando ahora”, remató.

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