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UPM un pasito más cerca
El proyecto de un modernizado ferrocarril central entre Montevideo y Paso de los Toros, que acaba de ser anunciado por el gobierno, acerca la perspectiva de que UPM construya al norte del río Negro su segunda planta de celulosa. El tema, sin embargo, dista de estar resuelto. Por un lado, persisten puntos de negociación con la empresa finlandesa que han dilatado el acuerdo bajo un contrato de entendimiento, cuya firma estaba prevista por el gobierno para el mes pasado. Se discuten aún exigencias de UPM en varias áreas, antes de que la empresa comprometa una inversión de US$ 4.000 millones, la más grande en la historia uruguaya. Por otro, la recuperación ferroviaria a cargo de nuestro gobierno, condición esencial para que se concrete la planta, depende del éxito de la licitación internacional para financiar las obras mediante el sistema de participación público privada (PPP).
Pero al menos la detallada formalización del proyecto cubre, aunque por ahora en el papel, el requisito de mejorar la infraestructura ferroviaria. Sin este emprendimiento, la inversión de UPM se esfumaba automáticamente. No se ha definido públicamente el costo de las obras, que puede rondar los US$ 1.000 millones. El anuncio del gobierno de que se financiará mediante una PPP presumiblemente anticipa la agilización de ese mecanismo, aprobado hace años pero virtualmente inefectivo hasta ahora por los engorrosos trámites burocráticos que han desalentado a inversores. Además todo dependerá de que la licitación, cuyos pliegos se anuncian para el mes próximo, ofrezcan a los inversores condiciones atrayentes que incluyen una vasta gama de exoneraciones fiscales.
La financiación del proyecto es clave. El ministro de Economía, Danilo Astori, informó que la garantía para el inversor será directamente el gobierno, en vez de hacerlo a través de una emisión de deuda que empeore el déficit fiscal y amenace la conservación del grado inversor. Esto impone, si todo sale bien, un cuidadoso manejo gubernamental de los ingresos en los próximos cuatro años, prudencia que ha eludido hasta ahora a los gobiernos del Frente Amplio, especialmente durante la administración Mujica. Se anticipa que las obras del ferrocarril comiencen el año próximo y estén concluidas en 36 meses, Durante este período el gobierno actual, y el que lo suceda, irá pagándole gradualmente al inversor a medida que se completen etapas de construcción.
Falta ahora el resultado de la licitación y la dilucidación de los puntos pendientes de negociación para que UPM confirme la nueva planta. El presidente Tabaré Vázquez lidera el optimismo gubernamental, aunque ha quedado rezagado su anuncio en julio de un acuerdo con UPM en “algunos días”. El ministro de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi, fue más cauto en el acto de presentación del proyecto al advertir que la recuperación ferroviaria se hará con o sin UPM y que su retraso puede hacer fracasar la planta de celulosa. Todo el tema avanza trabajosamente y de a poco. Si la licitación tiene éxito, y se acuerdan con UPM los puntos pendientes, el camino se habrá despejado considerablemente. Pero pasará algún tiempo antes de que se confirmen sólidamente las obras de infraestructura y la planta de celulosa, emprendimientos que, si salen adelante, darán un fuerte impulso a la actividad económica del país.
