El gobierno está preocupado por la situación del sirio Jihad Diyab, cuyo estado de salud ha empeorado dramáticamente a raíz de una
huelga de hambre seca en reclamo de una solución que le permita salir de Uruguay.
Por este motivo es que la Cancillería uruguaya sigue trabajando con contactos "al más alto nivel diplomático" para encontrar un país -preferentemente del mundo árabe y/o musulmán- que quiera recibir al exrecluso de la cárcel de
Guantánamo, dijo a El Observador Christian Mirza, el interlocutor que el
gobierno nombró para tratar con los refugiados que llegaron de Guantánamo en diciembre de 2014.
A pesar de los esfuerzos que viene realizando Cancillería desde hace varios días, no ha sido fácil encontrar a un país receptor. Por su parte, Diyab no quiere quedarse en Uruguay ni desea que el gobierno uruguayo continúe con la gestión para traer a su familia al país.
Por eso es que el exrecluso continúa con su medida que, en las últimas horas, terminó por complicar mucho su estado vital. Mirza informó que desde la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) se viene realizando un monitoreo constante con visitas médicas a domicilio.
Representantes del gobierno han intentado persuadir a Diyab de que desista de su huelga de hambre. Al parecer, Cancillería le presentó una oferta cuyo contenido se ha mantenido en absoluta confidencialidad. La preocupación del Ejecutivo tiene una inequívoca motivación humanitaria. Pero también hay conciencia que un desenlace fatal podría tener un impacto a varios niveles.