"Vázquez no causa ningún resquemor en los inversores extranjeros"

En el despacho de Miguel Ángel Loinaz, sobre la calle Soriano, conviven la tradición y la modernidad. Un ejemplo de esto son los cinco celulares –tiene tres más, dice– que reposan sobre un escritorio que perteneció a Lorenzo Batlle Pacheco, y que Loinaz mandó restaurar después de rescatarlo en un remate en la chacra del político y periodista, hijo de José Batlle y Ordóñez. Cada celular corresponde a un país –Uruguay, Argentina, Brasil, Estados Unidos y Francia–. Es que la actual tarea de Loinaz lo obliga a “vivir” en varios husos horarios al mismo tiempo: desde el año pasado preside la Unión Internacional de Abogados (UIA), con sede en París. La UIA nació hace 87 años, en el período de entreguerras, a instancia de la Sociedad de las Naciones, el organismo antecesor de las Naciones Unidas. Hoy, la organización tiene 5 millones de abogados miembro y representa a 127 países del globo. Una de las problemáticas que más inquieta a su presidente es la de los abogados encarcelados y asesinados en diferentes partes del mundo, tema por el que a veces, admite, le cuesta conciliar el sueño. Loinaz –que en Uruguay lidera la firma ALS Abogados– se involucró en la UIA hace dos décadas. Señala que a la hora de elegir presidente, entre otros, se toma en cuenta de qué país es el candidato. En noviembre dejará la presidencia ejecutiva para pasar a ser presidente de honor por un año más.

Más allá de lo anecdótico, ¿qué significa ser el primer uruguayo presidente de la UIA?
Soy el cuarto latinoamericano. El primer presidente fue argentino, el segundo fue mexicano y el tercero brasileño. No quisiera hablar de mis cualidades personales porque la arrogancia no es una cosa que me marque, ni el chauvinismo tampoco. Pero creo que Uruguay es reconocido mundialmente. En todo foro que uno concurra es reconocido como un país en donde el estado de derecho reina, donde la división de poderes de las instituciones existe, donde el poder político podrá estar de acuerdo con las autoridades que rigen la Justicia o en desacuerdo, pero rige el sistema y se aplica la ley. En Uruguay impera la ley. Creo que eso es una cosa muy importante. Y además Uruguay tiene algo maravilloso: cumple sus compromisos. Dicho en uruguayo: Uruguay tiene palabra.

¿Cuál fue la posición de la UIA ante la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman?
La organización, lo primero que hizo, fue disponer enviar una misiva a las autoridades argentinas, preocupados por lo sucedido, recalcando que entendemos que en un estado de derecho democrático eso no debe pasar, y además ofreciendo los servicios especializados de la organización. Tenemos un miembro permanente en el Tribunal Penal Internacional, ofreciendo los servicios de la organización para esclarecer el tema. No tuvimos respuesta.

¿Cómo nació ALS Abogados? ¿Cuál es su core business hoy?
La firma tiene casi 30 años. Nació a instancias de un café con algunos amigos. Decidimos integrar una firma de abogados dedicada básicamente al tema exterior, y a atraer inversores del exterior. Los fundadores originarios fueron Gonzalo Aguirre, (Héctor) Gros Espiell, Alma Steiner y quien habla. Hoy es una firma básicamente de clientes del exterior que vienen a instalarse.

¿Cuáles son los sectores o industrias que tienen mayores posibilidades para atraer inversión extranjera?
Las más atractivas siguen siendo las agroindustrias. En el sector agropecuario es donde vamos a tener siempre éxito, hasta que aparezca otra cosa. Hemos sido un país que en el sector servicios siempre hemos sido una prima donna en América Latina. Creo que eso no va a cambiar.

¿Cuáles son los caminos que el nuevo gobierno debería seguir recorriendo y cuáles podría agregar?
Tenemos una enorme ventaja: a Tabaré Vázquez (los inversores extranjeros) ya lo conocen. Vázquez no causa ningún resquemor en los inversores extranjeros. Al ministro de Economía (Danilo Astori) ya lo conocen, no causa ningún resquemor ni ningún problema. No creo que nadie se preocupe en qué va a hacer este gobierno. Porque independientemente de eso, tenemos una separación de poderes y cuando la Suprema Corte de Justicia tiene que dictar alguna inconstitucionalidad, por suerte, porque son buenos profesionales, no les tiembla la mano. Eso es un valor inmenso. Lo otro que es importante es que el Poder Ejecutivo respetó –enojado o no, a gusto o a disgusto– las inconstitucionalidades. Acá no hay atropello a la autoridad.