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Verdad tropical

El sábado Caetano Veloso y Gilberto Gil se presentarán juntos por primera vez en Uruguay para demostrar por qué marcaron la historia cultural de Brasil y el mundo
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06 de septiembre de 2015 a las 05:00
No es exagerado decir que Caetano Veloso y Gilberto Gil son figuras fundamentales de la música popular de la segunda mitad del siglo XX. Juntos crearon una nueva manera de ver la música pop desde el tercer mundo que se volvió universal.

En medio siglo de actividad, cada uno construyó una obra artística enorme. Hay etapas acústicas y eléctricas, obras experimentales, canciones pop, regionalismos, rock vanguardista, poesía concreta, temas cotidianos, letras hedonistas, manifiestos políticos. Son cientos y cientos de canciones excelentes que engloban lo mejor de la música brasileña.

La trayectoria de ambos músicos ha estado entrelazada desde su inicio. Nacidos ambos en Bahía en 1942, se conocieron a mediados de la década de 1960 en la universidad, donde Caetano estudiaba filosofía y Gil administración de empresas. Los dos estaban influenciados por la bossa nova, especialmente por la obra de João Gilberto. Gil había dejado el acordeón por la guitarra al influjo de la música del también bahiano y Caetano había comenzado a tocar y componer alentado por ese movimiento.

Los discos debut Louvaçao (1966) de Gil y Domingo (1967) de Veloso, siguen la tradición bossanovística. Son dos álbumes con grandes composiciones, pero que no dicen demasiado de lo que sucedería muy poco tiempo después.

Tropicalismo

Hoy el tropicalismo es considerado uno de los fenómenos culturales más importantes surgidos en la década de 1960. Veloso y Gil fueron los líderes de ese movimiento, junto a un grupo de músicos, poetas, artistas plásticos y cineastas bahianos.

Esos artistas veinteañeros, que vivían bajo la naciente dictadura, se inspiraron en el concepto de antropofagia cultural del poeta Carlos Drummond de Andrade. La idea de devorar al "invasor", digerirlo y con eso crear algo nuevo fue usada por los tropicalistas para incorporar el rock, la sicodelia y el arte pop a la cultura popular brasileña; pero, también, para continuar los enormes aportes de la generación anterior. Los tropicalistas no fueron parricidas. Adoptaron la bossa nova de João Gilberto y Tom Jobim, al cinema novo de Glauber Rocha o la poesía concreta de Augusto y Haroldo Dos Campos como puntos de inspiración y partida.

Uno de los conceptos fundamentales del tropicalismo fue que no hay influencias buenas o malas al hacer arte. Por eso, reivindicó figuras consideradas comerciales y aculturadas como Carmen Miranda, defendió la música romántica de Roberto Carlos a la vez que rescataba la poesía más vanguardista, la música culta contemporánea, el rock y el jazz. La idea de que es tan cool el paisaje sonoro que te rodea como el que llega de afuera, que el rock puede ser algo propio y personal para alguien nacido en el sur del mundo y de que es posible apropiarse de todo para construir una propuesta artística, fueron la base de una visión que marcaría a la música brasileña hasta el día de hoy.

El manifiesto artístico del tropicalismo es el álbum Tropicalia ou Panis et Circensis, editado en 1968. Es un disco colectivo liderado por Gil y Veloso, con la participación de la banda Os Mutantes, Gal Costa, Tom Zé, Nara Leão, Rogério Duprat y los poetas Torquato Neto y José Carlos Capinam.

Es un álbum que tal vez no ha envejecido tan bien como otras obras de Caetano y Gil por estar muy marcado por la época en que fue concebido. Sin embargo, es posible apreciar grandes canciones como Panis et circencis, Baby o Bat macumba y el poder irreverente de una obra que mezcla alta y baja cultura, rock, música culta y tradiciones brasileñas en un puñado de canciones.

En su momento no todos apreciaron el carácter transformador del tropicalismo. Para una parte de la izquierda brasileña, los jóvenes bahianos eran unos alienados que no valoraban la lucha contra la cultura imperialista ni las tradiciones artísticas brasileñas.

La dictadura brasileña, sin embargo, pareció entender mejor el carácter "subversivo" del movimiento. En 1969 mandó a prisión a Veloso y Gil por tres meses y luego los expulsó de Brasil. Ambos artistas se exiliaron en Londres en 1969, volviendo a su país en 1972.

El camino de Caetano

Aunque el tropicalismo dejara de existir como movimiento, Caetano siguió sus preceptos durante toda su carrera. Grabaría dos discos en Inglaterra, Caetano Veloso (1971) y Transa (1972), mayormente cantados en inglés. Son álbumes fundamentales, que fueron el germen del posterior "descubrimiento" de su música por artistas anglosajones.

Su primer disco brasileño luego del exilio fue Araça Azul (1973), un disco experimental, en su mayoría improvisado en el estudio de grabación, que desconcertó a sus seguidores.

Esa experimentación daría paso a dos hermosos álbumes editados en 1975, Jóia y Cualquer Coisa, hermanados por su sonido acústico. El primero es más experimental y despojado, mientras que el otro está más basado en versiones personales de temas ajenos (The Beatles, Jorge Ben, Chico Buarque, Chabuca Granda, Bola de Nieve).

En 1977 Caetano volvió a editar dos discos, ambos con pulso bailable: Muitos Carnavais, basado en la música del carnaval bahiano, y Bicho, influenciado por los ritmos africanos. Fue muy criticado en su momento por ese giro hacia una propuesta considerada más superficial.

Hasta mediados de la década de 1980 siguió mostrando su costado más hedonista, cercano al pop pero mezclando una cantidad de influencias distintas, y su variada pluma, que podía ir de lo intelectual y poético a lo más cotidiano.

Acompañado por su grupo llamado A Outra Banda da Terra realizó álbumes como Muito (1978), Cinema Transcendental (1979), Outras Palavras (1981), Cores Nomes (1982) y Uns (1983). Esta es quizás la etapa que, en el largo plazo, más influyó a las siguientes generaciones de músicos, terminando de cimentar una manera única de ver la música pop con raíces brasileñas.

A fines de los 1980 y principios de los 1990, inició una etapa más roquera y vanguardista, que comenzó en los discos Velô (1984) y Caetano (1987), y se asentó en Estrangeiro (1989) y Circuladô (1991). Estos dos últimos fueron grabados en Estados Unidos con la producción del músico Arto Lindsay, representante de la vanguardia pop neoyorquina. Para muchos fue una de las etapas más creativas de toda la carrera de Veloso.

Ya con 50 años, vivió entonces una segunda juventud musical y terminó de convertirse en un referente global, citado como influencia por artistas tan disímiles como Beck, M.I.A, Arcade Fire y Nelly Furtado.
Livro (1997) y Noites do Norte (2000), producidos junto a Jaques Morelenbaum, denotaban cierta mirada hacia atrás, pero con una sonoridad muy particular, donde se mezclaban los arreglos orquestales con la moderna percusión bahiana. Esa mirada hacia el pasado está también en Fina Estampa (1994), su disco más exitoso en el ámbito hispanohablante, que recorre grandes canciones de la música latinoamericana.

Acercándose a los 70 años, Caetano, de la mano de su hijo Moreno y de músicos de esa generación (alrededor de 30 años), ensayó un sonido eléctrico y minimalista, que uno podría llamar roquero, pero que sigue siendo intransferiblemente Caetano. Abraçaço (2012), hasta ahora su último disco de estudio cierra, según su autor, una trilogía que se inició con (2006) y continuó con Zii e Zie (2009).

El camino de Gil

Antes de su exilio forzado, Gil había editado dos álbumes titulados con su nombre en 1968 y 1969, que seguían la línea del álbum Tropicália: una mezcla de psicodelia y música brasileña, rock y arreglos orquestales. También editó otro disco homónimo en Inglaterra en 1971, bañado con la misma melancolía y tristeza que los discos ingleses de su amigo Caetano.

Tras su regreso a Brasil, Gil editó algunos de sus mejores trabajos, como Expresso 2222 (1972) y Refazenda (1975).

En los siguientes Refavela (1977) y Realce (1979) muestra de manera más directa las raíces africanas de su música, con un pulso más pop. Aunque la música de Gil siempre estuvo marcada por los sonidos afrobrasileños, su viaje a Senegal, Nigeria y Costa de Marfil en los 1970 marcó aún más su música en esa dirección.

Gil también tuvo que ver en el renacimiento de la tradición del afoxé en el carnaval bahiano, siendo parte de uno de sus blocos más emblemáticos, los Filhos de Gandhi.

Desde la época de su exilio en Londres fue uno de los primeros músicos latinoamericanos en estar en contacto con el reggae y un pionero en combinar ese ritmo con la música brasileña. Esas mezclas fueron una enorme influencia tanto para las bandas roqueras surgidas en Brasil en la década de 1980, como Paralamas y Titãs, como para la posterior movida del samba reggae de Olodum y Carlinhos Brown. Gil grabó y tocó con Jimmy Cliff en los 1970 y grabó con los Wailers en posteriores trabajos suyos como Raça Humana (1984).

A fines de la década de 1980 el artista comenzó una carrera política, sin nunca abandonar la musical. Fue edil y secretario de cultura del gobierno de Salvador, Bahía. En 2003, cuando Lula da Silva asumió como presidente en Brasil, nombró a Gilberto Gil como ministro de cultura.

En 2005 Gil recibió el Premio Polar, considerado el Nobel de la música, otorgado por la Real Academia Sueca de Música, sumando su nombre a artistas como Paul McCartney, Ray Charles, Bob Dylan, Ravi Shankar y Pink Floyd.

Otra vez juntos

En 1993 Veloso y Gil volvieron a grabar un disco a dúo, como celebración de los 25 años del tropicalismo: Tropicália 2. Es un disco muy lejano a aquel de 1968, pero que muestra a los dos músicos en un gran momento creativo. La celebración los llevó a realizar una serie de conciertos juntos.

Pasaron 20 años de ese álbum y de esa celebración. Fiel al espíritu tropicalista Gil y Veloso siguieron reivindicando músicos vistos como comerciales por el público más intelectual. En 2012 los dos hicieron un recital junto a Ivette Sangalo que fue editado en CD. Caetano se había sacado el gusto de hacer un disco a dúo con Roberto Carlos en 2008, versionando nada menos que a Tom Jobim.

En 2014 los dos amigos volvieron a juntarse en un escenario, realizando una gira por varios países de Europa. Es con ese espectáculo que celebra "100 años de música" (la suma de ambas trayectorias) que ambos se presentarán el próximo 12 de setiembre en el Velódromo Municipal.

Una oportunidad única de ver a dos de los más grandes músicos que ha dado Brasil.

Para verlos en vivo

¿QUÉ? El espectáculo de Caetano Veloso y Gilberto Gil se llama Dos amigos, un siglo de música.
¿CUÁNDO? El sábado 12 de Setiembre a las 21 horas.
¿DÓNDE? En el Velódromo Municipal (Ramón Benzano 3471).
¿CUÁNTO? La cancha cuesta $ 1.012, las plateas se venden a $ 1.518, $ 2.196 y $ 2.875, las entradas VIP están a $ 2.196, $ 2.875 y $ 3.553, y finalmente las Gold valen $ 3.553 y $ 4.059. Las entradas se consiguen en Red UTS, Tienda Inglesa y Red Pagos.

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