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Viajes compartidos para todos

La solución del CEO de Uber al tráfico: crear el equivalente móvil y horizontal de los rascacielos
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18 de junio de 2016 a las 03:19

*Travis Kalanick, CEO de Uber

En la novela clásica de ciencia ficción Guía del viajero intergaláctico, un extraterrestre que visita la Tierra se nombra a sí mismo Ford Perfect, basándose en la suposición de que los autos son la forma de vida dominante en este planeta. Un error comprensible cuando ves nuestras ciudades de hoy en día. Estos grandes trozos de metal consumen enormes cantidades de nuestro dinero, espacio y recursos naturales –y permanecen inmóviles 95% del tiempo–. Al principio del libro, la Tierra es destruida para hacer espacio a una autopista intergaláctica. Si bien estamos muy, muy lejos de esa realidad, a menos que reimaginemos rápidamente el transporte urbano, las ciudades están en riesgo de implosionar bajo el peso de más de 1.000 millones de autos.

La buena noticia es que existe una alternativa a vivir en un planeta que parece estacionamiento y se mueve como un embotellamiento. No se trata de viajes espaciales ni requiere nuevas formas de transporte, simplemente necesitamos usar las que ya tenemos de manera mucho más eficiente.

Los rascacielos permiten a los habitantes de las ciudades aprovechar al máximo los terrenos limitados al compartir el espacio de forma vertical. Pero aún no hemos aprendido cómo compartir el espacio en nuestras carreteras. Setenta y seis por ciento de los estadounidenses viajan solos al trabajo y, en algunas ciudades, hasta un tercio de todo el suelo está dedicado a estacionamientos. Durante las próximas décadas, se espera que 2.500 millones de personas alrededor del mundo se muden a áreas urbanas que ya están a punto de reventar. El lujo de desperdiciar espacio pronto será cosa del pasado.

El transporte público es parte importante de la solución, pero tampoco es la panacea. Nueva York tiene uno de los mejores sistemas de transporte público del mundo; aún así más de 2 millones de autos conducen por la ciudad todos los días, porque el metro nunca llegará a la puerta principal de todos.

Es hora de traer el espacio compartido a nivel de calle, crear el equivalente móvil y horizontal de los rascacielos. Podemos lograrlo adoptando una lección que nuestros padres nos enseñaron: compartir nuestros juguetes. Necesitamos usar la forma más popular de transporte en el mundo –actualmente autos– de manera más eficiente. Al llenar todos esos asientos vacíos, podemos liberar nuestras carreteras y reducir costos para los pasajeros.

Por supuesto, compartir el auto no es una idea nueva. Pero por fin tenemos la tecnología –el smartphone en tu bolsillo– que puede unir instantáneamente a personas que se dirigen en la misma dirección al mismo tiempo. Y cuando obtener un viaje es más barato y fácil que buscar tus llaves, las instrucciones para llegar, tu auto y un lugar de estacionamiento, entonces ¿por qué preocuparse por tener un auto?

Si los viajes compartidos suenan como una versión exagerada del futuro, recuerda los primeros escépticos de Airbnb que afirmaron que ninguna persona razonable permitiría que extraños se quedaran en su hogar. Hoy, esa compañía tiene 60 millones de usuarios en 34 mil ciudades. Y aunque no todos van a querer o necesitar compartir sus hogares, todos nos vamos a beneficiar de la reducción del tráfico que obstruye nuestras calles.

La tecnología también puede ayudar a integrar opciones de transporte existentes en una misma experiencia. Imagina simplemente decir tu destino y ver cómo tu celular busca la ruta más rápida utilizando la combinación más eficiente de viajes compartidos y transporte público, basándose en los patrones de tráfico actuales. Podrías adaptarlo a tus preferencias y necesidades, ya sea que viajes con un bebé o uses muletas. Hay un gran potencial para que la tecnología elimine las suposiciones de los viajes y reduzca los tiempos de espera.

Los estudios ya han encontrado que los modos compartidos de transporte se complementan: la gente que usa aplicaciones de viajes compartidos es más propensa a compartir el uso de bicicletas y usar el transporte público, y menos propensa a ser dueña de un auto. Al recoger al pasajero literalmente donde el transporte público termina, los viajes compartidos extienden el alcance de nuestros sistemas de transporte público sin costarle un centavo a los contribuyentes.

No tenemos que esperar a que los autos vuelen o se conduzcan solos. Podemos crear ciudades más habitables y menos congestionadas al añadir la tecnología a nuestra infraestructura existente. Una ciudad que adopta los modos compartidos de transporte será una ciudad donde la gente pase menos tiempo atorada en el tráfico o buscando un lugar de estacionamiento, una ciudad donde la gente gastará menos de sus ingresos en autos y viajes al trabajo, una ciudad que viva y respire con mayor facilidad.

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