El ataque en Dallas, en el que cinco policías murieron y otros siete resultaron heridos, parece haber sido obra de un francotirador solitario, sin nexos terroristas, pero es la mayor tragedia para las fuerzas policiales estadounidenses desde los ataques del 11 de setiembre.
Los policías fueron tomados como blanco en una manifestación en el centro de Dallas hacia las 21h00 de la noche del jueves (02h00 GMT del viernes). Centenares de manifestantes protestaban pacíficamente por la muerte de dos negros a manos de la policía el martes y miércoles respectivamente, en Luisiana (sur) y Minnesota (norte).
Videos amateurs captaron numerosos disparos de fusil de asalto, mostrando a la multitud que huía en pánico y policías buscando protección detrás de automóviles y auxiliando a colegas caídos.
El ataque se produjo a pocas cuadras de Dealey Plaza, el lugar donde fue asesinado el presidente John F. Kennedy en 1963.
Brent Thompson, de 43 años, exmarine antes de integrarse a la policía de Dallas, era padre de seis hijos y se había casado nuevamente dos semanas.
Patrick Zamarripa, 32 años y padre de una niña de dos años, había sido miembro de la Marina y servido tres períodos en Irak, antes de unirse a la policía de Dallas, en la que integraba las patrullas en bicicleta.
Michael Krol, de 40 años, oriundo de Michigan (norte), se había integrado a la policía local en 2007.
Michael Smith, de 55 años de edad y padre de dos niños, había sido Ranger del ejército estadounidense, alistando en la policía de la ciudad en 1989.
Lorne Ahrens, de 48 años y también padre de dos hijos, provenía de California y estaba en el cuerpo de policía desde hacía 14 años.
La policía encontró en su casa materiales para fabricar bombas, armas, municiones y chalecos anti-balas.
El atacante fue muerto por la policía en la madrugada del viernes, luego de varias horas de infructuosas negociaciones, mientras se encontraba atrincherado en un garage situado sobre el recorrido de la manifestación.
Al romperse las negociaciones y de un intercambio de disparos, la policía decidió hacer explotar una bomba por medio de un robot a control remoto.
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