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Vuelve la competencia

Uruguay disfrutó una situación privilegiada en sus agroexportaciones, pero con el triunfo de Macri empieza un tiempo nuevo
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27 de noviembre de 2015 a las 05:00
Por Blasina y Asociados, especial para El Observador

Uruguay ha disfrutado desde 2003 una situación privilegiada en sus agroexportaciones. Pero empieza un tiempo nuevo. Tras la baja de los precios internacionales ahora viene el regreso de un jugador clave a nivel mundial. El tradicional competidor ha estado maniatado por políticas que llevaron a un desplome en la producción de trigo y carne vacuna, y que consolidaron una priorización hacia la soja por la vía de los hechos.

Todo se revierte. La agricultura vuelve a un escenario que tiene similitudes con el del siglo XX: precios internacionales moderados a bajos y Argentina compitiendo. Vuelve a ese marco con otra tecnología y una inserción internacional consolidada. Y con la soja como eje.

De la decepción los productores del país vecino han pasado a un nivel máximo de expectativas. Para un país cuyos productores se han acostumbrado a cargar la pesada mochila de las retenciones, encontrarse con reglas de juego equitativas con el resto del mundo dentro de pocas semanas es un estímulo mayor. Y se traducirá en más área sembrada con cereales como punto de partida.

Vivimos al lado de un gigante de la producción de alimentos que permaneció semi dormido y ha despertado. No solo habrá un cambio en la agricultura. Argentina por ejemplo ha estado por debajo de sus posibilidades en lácteos, donde desde hace cuatro años la producción va bajando. Lo primero será el aumento de los cereales, pero eso iniciará un dominó de producción que llegará a la carne.

El efecto más notorio será en trigo, donde la producción ha caído a la mitad de su potencial y la aspiración es a que el área se duplique en el próximo otoño. No solo por la caída de los impuestos a la exportación sino –y principalmente– por la eliminación de los permisos de exportación.

A excepción de la soja y la cebada, hay que esperar un repunte en la producción de los vecinos. Pero en el caso del trigo, el salto en el área será prácticamente duplicar el área respecto a la de los últimos años.

Néstor Eduardo Roulet, uno de los principales asesores de Mauricio Macri dijo en Tiempo de Cambio que "el primer punto de la agenda es sacar todas las trabas a las exportaciones, queremos que se exporte.

El segundo punto es entrar en una nueva relación con el mundo porque hemos perdido muchos mercados, como el del trigo con Brasil. El tercer punto es eliminar todas las retenciones a la exportación, con excepción de la soja, en la que se realizará en forma gradual hasta que no haya más retenciones en siete años".

Un impacto claro es en trigo y en términos más generales en cereales. "Argentina llegó a sembrar casi 7 millones de hectáreas de trigo y ahora tenemos plantadas 3,5 millones de ha, todo por razones políticas", dijo Roulet, y agregó que "hay que cambiar la matriz productiva, porque de 30 millones de hectáreas que se siembran 21 millones son de soja. Precisamos sembrar más gramíneas porque precisamos hacer rotaciones con más fertilización".

Roulet aseguró que "se incentivará a que se vuelvan a sembrar las 6 o 7 millones de hectáreas de trigo y unas 4 a 5 millones de hectáreas de maíz, lo que redundará en más exportación y más posibilidad de producción de carne. En los primeros dos años puede ser que solo sea grano, pero luego por el aumento en el stock de vacunos, porcinos y aviar permitiría exportar carne y productos mucho más complejos al mundo".

Ese será la trayectoria. Más trigo y maíz primero, más lácteos y carne de pollo luego, más carnes rojas después.

Además de la caída del impuesto a la exportación de 23% en trigo y 20% en maíz (ver recuadro), los productores argentinos tendrán una cotización del dólar seguramente mucho mejor a los A$ 9,70 oficial. El paralelo se mueve algo por arriba de los A$ 15. Y sobre esa base Roulet pronosticó "seis millones de hectáreas de trigo el próximo otoño, prácticamente el doble de las que hay actualmente".

En el caso del maíz, aunque puede haber un repunte de área, el resultado electoral llega cuando la decisión de área de siembra y en parte la propia siembra ya está en curso.

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Más carne también


La agricultura es la que tendrá una respuesta más veloz, pero en la carne vacuna también se viene un crecimiento en la oferta de Argentina. A los ritmos biológicos de la ganadería, necesariamente lentos. Pero la retención de vientres ya ha empezado, la producción de terneros y carne de a poco ya va subiendo. Como siempre, con maíz abundante, la oferta de carne y lácteos termina subiendo. Y en el caso de la carne la producción ya va subiendo impulsados por precios altos derivados de la escasez de oferta.

Tras el trigo vendrá el impulso al maíz. "Nosotros creemos que hay que pasar de 2,7 millones de maíz a 4 millones de hectáreas por lo menos. Si pasamos dos millones de hectáreas de soja a maíz, tenemos 10 millones de toneladas más de grano producido solo por diferencia de rendimiento", explicó Roulet. Pero el objetivo de mediano plazo no es el grano.

"Hay que recuperar el stock vacuno, porcino y aviar. Estamos hablando de 1,3 a 1,5 millones de toneladas de carne. Le vamos a desatar las manos al productor, vamos a producir en forma sustentable en el tiempo, vamos a generar mucho saldo exportable para generar un crecimiento de todo el interior productivo. De las 700 mil toneladas de carne exportadas en 2006 pasamos a menos de 300 mil en el presente. Nuestro proyecto es llegar al millón de toneladas exportadas en 2020", explicó.

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El impacto en Uruguay


El trader de granos Fernando Villamil coincidió en esperar una recuperación de producción más importante en trigo y maíz que un aumento en soja.

Algo que puede venir no del todo mal. "En la medida en que estemos de nuevo al lado de una oferta importante tenemos un beneficio importante complementando embarques. Esto va a beneficiar a Uruguay en el corto y en el mediano plazo. La posibilidad de que una oferta mayor de Argentina incida en los precios, dependerá de la situación de oferta y demanda mundial. Al tener un mercado con más liquidez vamos a tener más posibilidades de colocar los productos y durante un plazo de tiempo más amplio", dijo.

En lo que refiere al cultivo principal para ambos países –la soja– el impacto puede ser bajista en el corto plazo porque los argentinos tienen 30 millones de toneladas guardadas a la espera de la unificación del tipo de cambio.

"Habrá un impacto de corto plazo, con mayor oferta de soja almacenada, cuando haya una corrección del tipo de cambio.

"Habrá un mayor descuento sobre los precios de Chicago, pero eso será algo bastante puntual y esperamos que para cuando esté la próxima cosecha ya esté diluido. En el mediano plazo una Argentina exportadora nos beneficia. Por otra parte, hay una serie de proyectos: la administración de los canales, las políticas de puertos, la posibilidad de concreción que han quedado frenados, la posibilidad de tener un Mercosur más libre de restricciones. Todo eso es positivo", concluyó.

El efecto Argentina


Es claro que se viene un cambio fuerte en Argentina con más oferta, pero el efecto que pueda tener eso sobre el agro uruguayo es más complejo que el simple razonamiento de que a mayor oferta habrá un menor precio. Aunque en el corto plazo ese será posiblemente el primer impacto de la liberalización agrícola. El equipo de políticas agropecuarias de Mauricio Macri pronostica un crecimiento de 30% en la producción de cereales y oleaginosas a 130 millones de toneladas para fin de su mandato en 2019. La competencia con Argentina será un desafío, pero más importante que lo anterior en el largo plazo puede ser la generación de un espacio regional estable y capaz de captar inversiones. Por otra parte, el cambio de gobierno puede significar la reactivación de un posible acuerdo de libre comercio con la Unión Europea.

Las retenciones


La soja tiene 35% de impuestos a la exportación que se quitarían en siete años a 5% por año. Para el caso del maíz, la alícuota es del 20%; para el trigo, del 23%, y para el girasol, del 32%. Más bajos son los impuestos a la exportación de las carnes y cueros, con un 15%; harina de trigo, 13%; miel y arroz, 10%; biocombustibles, 9,76%, y frutas y hortalizas, 5%.

Soja
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