Zootopia tiene el mensaje justo para el momento justo. Lo que en la superficie parece otra película infantil de Disney protagonizada por animales antropomórficos, tiene detrás un mensaje contra la discriminación y los prejuicios físicos, sexuales y raciales. Y es algo bienvenido en un momento en el que Donald Trump amenaza con deportar musulmanes y construir un muro en la frontera mexicana-estadounidense, a la vez que Europa vive una crisis de inmigración extranjera, y la violencia de género es uno de los principales problemas de la sociedad a nivel global.
En la historia, Judy Hopps es una coneja pequeña pero valiente y optimista que quiere ser policía. Sus padres le dicen que no puede. Los otros
animales le dicen que es imposible. ¿Una mujer policía? Una locura. Peor aún, ¿una coneja policía? Imposible equipararse con los "depredadores".
Pero ayudada por una "política de inclusión", Judy logra su objetivo y llega a la comisaría del centro de Zootopia, ciudad donde depredadores y presas de todos los tamaños y especies viven en armonía más allá de que la coneja lleve un spray repelente, como si la fueran a agredir en cualquier momento.
Pronto Judy descubrirá que Zootopia no solo no es como la pintan, sino que algo siniestro está sucediendo en la ciudad: decenas de depredadores (que representan apenas al 10% de la población) están desapareciendo.
Contra los deseos de su jefe, Hopps comenzará a investigar una de esas desapariciones, para lo que contará con la ayuda de Nick Wilde, un zorro estafador (en Zootopia estas criaturas son discriminadas por ser consideradas "poco confiables") que busca redimirse.
Si bien la película apunta a un público infantil, hay chistes y referencias (entre otros a
El Padrino y
Breaking Bad) que solo comprenderán los grandes, algo que gracias a Pixar se ha convertido en habitual en las películas de
animación.
Las referencias a la sociedad occidental actual también llegarán sobre todo a los adultos, que verán desde una presa mandando a un depredador "de vuelta a su selva", hasta cómo un local de comida se niega a atender a un animal de la otra clase, una situación digna de la zona de Alabama en los años 1950.
La trama es entretenida y cumple con los rasgos típicos de las aventuras policiales y se le suman varios momentos hilarantes, con particular destaque para una secuencia en la que Judy y Nick van al Departamento de Vehículos de Zootopia, atendido completamente por perezosos que reaccionan con burocrática lentitud.
De todos modos, la trama "policial" implica algunos momentos sombríos que pueden hacer que los más pequeños se lleven algún susto. Pero eso es apenas un detalle porque en conclusión,
Disney utiliza un recurso tan antiguo como la Antigua Grecia (Esopo se hizo célebre por sus fábulas con animales) para transmitir un mensaje contemporáneo, envuelto en una película visualmente bella, entretenida y entrañable.