Nacional > Entrevista a Natalia Guala

"Accesibilidad no es poner una rampa o un ascensor"

Una uruguaya que trabaja en una fundación española especializada en el tema explicó qué se debería hacer para contar con ciudades accesibles para todos
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26 de diciembre de 2017 a las 05:00
La uruguaya Natalia Guala está a cargo de los programas internacionales de la fundación española ONCE, que trabaja en la realización de programas de integración laboral-formación y empleo para personas con discapacidad. Estuvo en Uruguay para participar de un taller sobre turismo accesible que organizó el Banco Mundial y en entrevista con El Observador habló de lo lejos que está el país de ser accesible, aunque destacó la intención por instalar y trabajar en el tema.

¿Cómo diría que es la accesibilidad en Uruguay?
Se están haciendo cosas y es importante pero falta mucho por hacer y sobre todo por concientizar. Tomar conciencia de lo que implica la accesibilidad, que no es simplemente poner una rampa o un ascensor sino que es pensar en términos de usabilidad por parte de todas las personas, en cualquier tipo de entorno.

¿Qué falta hacer?
Primero falta conciencia por parte de la sociedad sobre estos temas, en paralelo a la iniciativa, sobre todo pública, en cuanto a destinar recursos para poder realizar las transformaciones que las diferentes ciudades necesitan y sobre todo falta controlar, monitorear el cumplimiento de la normativa y motivar a los diferentes actores para que esas normativas se puedan implementar.

¿Cómo se posiciona Uruguay en comparación con otros países del mundo? ¿Qué tan lejos está de ser un país accesible?
Estamos muy lejos, la verdad. Las comparaciones siempre son complejas. En la región, Uruguay no está tan mal, pero si nos vamos de la región, estamos muy lejos. Realmente hay muchas cosas que faltan para hablar de Uruguay como un país accesible. Comparase con países que tienen una cantidad de recursos muy diferente es muy frustrante. Entonces lo que hay que pensar más allá de en qué lugar estamos, es pensar que esto es necesario ponerlo en la agenda, trabajarlo desde todos los sectores y que es un tema de toda la sociedad, no de las personas con discapacidad, y que hay que encarar. Desde la actitud, pasando por las transformaciones físicas, los entornos tecnológicos. Por ejemplo, a nivel de tecnología Uruguay tiene un alto índice de conectividad. Hay una oportunidad enorme para trabajar con las tecnologías en este campo y lo tiene que aprovechar.

¿En qué aspectos debería prestar atención para enfocar las políticas?
Primero: la normativa está, es implementarla, trabajar con los operadores que tengan que ejecutar esas normativas, asignar los recursos para que se pueda llevar a la práctica. Una política pública sin presupuesto no es realizable, entonces tiene que ser una prioridad, destinarse más recursos y que todo este tipo de iniciativas siempre esté en consulta con las organizaciones de personas con discapacidad. Porque se pueden tener muy buenas iniciativas y buena voluntad, incluso los recursos, pero si no estamos bien asesorados y no consultamos con quienes son los principales usuarios probablemente cometamos errores. Eso ha sucedido en Uruguay y sucede en todos los países donde no se consulta a las personas en este caso con discapacidad.

En particular en el caso del turismo accesible, ¿cómo se posiciona Uruguay?
Está muy lejos de hacerse realidad pero por lo menos está pensando en este tema y en el ministerio (de Turismo) se impulsa. Es importante plantearlo, que haya un interés y un objetivo y eso es fundamental para que se empiecen a realizar esas transformaciones.

En los últimos años, al menos en Montevideo se ha avanzado por ejemplo en la construcción de rampas. Además de las dificultades de desplazamiento, ¿en qué otras dimensiones debería enfocarse o avanzar el país en materia de accesibilidad?
Los rebajes de los cordones son importantes y son necesarios pero hay que pensar dónde se hace, pensar que por esa misma esquina van a pasar personas no solamente con dificultades de movilidad, sino, por ejemplo, una persona ciega que con el bastón no va a detectar que está en una rampa y puede terminar en el medio de la calle. Entonces, en una misma solución de accesibilidad se deben incorporar todas las necesidades de las diferentes personas. Existen algunas unidades de transporte accesible pero muy pocas, y con horarios determinados, entonces en realidad no le estamos dando autonomía a las personas en situación de discapacidad motriz porque no pueden elegir a qué parte de la ciudad ir a cualquier hora. Acompañar las medidas con toda la flota de transporte accesible, con la conciencia social de no estacionarnos delante de una rampa. Es pensar en la ciudad como un todo accesible, no solo física sino en cuanto a entornos virtuales, tecnología, pensar en todas las dimensiones de la vida.

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