Sus motivaciones son políticas, ecológicas o personales. Los "frugalistas" proceden a menudo de la clase media. Llevan una vida sencilla y sana. Los coches, las viviendas espaciosas y la ropa de marca no tienen valor para ellos.
Este cambio es un paso previo antes de ir, tal vez, más lejos. "Un frugalista vive durante mucho tiempo por debajo de sus posibilidades con el objetivo de alcanzar la independencia financiera para cumplir un sueño o un deseo particular", explica Hattwig.
En el fondo, se trata de que la gente se libere de "su miedo existencial vinculado al dinero", a la pérdida del trabajo o al estrés que pone enfermo, añade Enders.
Con los numerosos libros o fuentes de información disponibles sobre este tema, no se necesita ser un genio de las finanzas, asegura Hattwig, que da consejos sobre inversiones financieras e inmobiliarias a aspirantes a "frugalista", a cambio de dinero. Una actividad que describe como un pasatiempo.
La tendencia nació en Estados Unidos con el acrónimo inglés "FIRE" -"Financial Independence, Retire Early" (Independencia Financiera Jubilación Anticipada)- y se difundió gracias a blogueros influyentes.
Todavía no se ha llevado a cabo ningún estudio para contabilizar el número de adeptos de este estilo de vida en Alemania. Según Enders, prefieren ser discretos. "Es un fenómeno alemán: no hablamos de dinero".
En un momento en el que la primera economía europea busca soluciones para financiar las jubilaciones después de 2025 -cuando la generación nacida tras la Segunda Guerra Mundial empiece a jubilarse- y en el que parece inevitable un aumento de la edad de jubilación hasta los 69 o 70 años, los "frugalistas" parecen solucionar el problema demográfico a su manera: saltándose las reglas del juego.
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Una elección que suscita numerosas críticas. ¿Cómo puede seguir funcionando una sociedad solidaria si cada vez más personas, que aprovecharon el sistema yendo a la escuela o aprendiendo un oficio, dejan de pagar cotizaciones sociales?
Hattwig asegura que recibe a menudo mensajes negativos en su blog, que atribuye a cierta "envidia".
Tras abandonar su empleo, la mayoría de los "frugalistas" suele dedicarse a labores de voluntariado, recuerda Enders, para quien el debate debería centrarse en otra cuestión: "Deberíamos pensar en la calidad de vida que ofrece hoy en día nuestra sociedad para que jóvenes de 25 años lleguen a pensar: quiero dejar de trabajar a los 40 años".
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