Parecía una noche de furor decembrino; el fuerte calor no daba tregua y hacía dudar que fuera abril. Frente a la embajada de Brasil en bulevar Artigas, un camión oficiaba de estrado y centenares de personas reclamaban con el puño en alto la liberación del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, que fue encarcelado el sábado 7 por una condena de
corrupción. "Lula libre, Lula libre", gritaban.
De fondo se escuchaban las sirenas de los camiones de Bomberos. Un incendio en un aserradero ubicado en la calle Charrúa complicaba aún más el tránsito, que había sido cortado unas horas antes por el acto organizado por el Comité en Defensa de la Democracia en
Brasil. Con banderas del Frente Amplio, del PIT-CNT, del Partido
Comunista y del país norteño, el público reclamaba que el embajador de ese país en Montevideo, Hadil Fontes da Rocha Vianna, escuchara que Uruguay "no cederá ante los intentos golpistas del Imperio y de los pitucos, las clases acomodadas".
Las comparaciones entre la dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985) y la situación actual brasileña fueron constantes a lo largo del acto. En los discursos resonaba la palabra "nostalgia" para referirse a lo que creen que sienten algunos sectores políticos latinoamericanos, que se ven "amenazados por el avance de los pueblos" en el continente. La mayoría del público tenía más de 60 años y asentía con pena cada vez que en el estrado se recordaban las atrocidades que se vivieron durante la dictadura. También había unos pocos jóvenes y niños, que sentados en los hombros de sus padres escuchaban con atención.
Uno de los oradores fue Juan Raúl Ferreira, quien en setiembre de 2017 abandonó de manera oficial el Partido Nacional. El hijo de Wilson Ferreira Aldunate comparó la proscripción que sufrió su padre durante la dictadura uruguaya con el encarcelamiento de Lula. "Yo quiero saber dónde están todos aquellos que gritaban: '¡Sin Wilson nada, sin Wilson nada!', que ahora gritan: '¡Sin Lula todo, sin Lula todo!'", cuestionó. El público lo ovacionó y los aplausos sellaron el discurso de Ferreira, quien por momentos se mostró muy emocionado.
También habló el secretario general del PIT-CNT, Marcelo Abdala. Las persianas de la embajada brasileña -que durante la mayor parte del acto estuvieron bajas- se abrieron un poquito cuando le tocó el turno a él. Abdala hizo referencia a que "el terreno no está sencillo" para los trabajadores latinoamericanos, pero recordó que "nunca fue fácil para los explotados y los oprimidos". Instó también a que se organicen actos en todos los departamentos para reclamar la liberación de Lula y se abrazó con Ruben, un dirigente sindical brasileño que llegó desde Curitiba.
Casi como si estuviera calculado, la convocatoria terminó poco antes de que empezara la tormenta. Hubo militantes que aprovecharon para comer un chorizo en un carro improvisado, otros salieron caminando por bulevar Artigas. El público se camufló entre los autos frenados, desde donde se escuchaban algunos insultos motivados por el calor y el corte del tránsito.