Alguien saldrá perdiendo en el gobierno: ¿a quién le sacarán algún churrasco?

La escena fue en 2007 en la residencia de Suárez y Reyes. El ministro José Mujica levantó la voz y pidió sacarle presupuesto al Ministerio de Transporte. "Hay que quitarle algún churrasco a (Víctor) Rossi", dijo.

Este año habrá que decidir nuevamente a quién sacarle recursos. Pero el clima, tanto interno político en la izquierda como económico en la región y de las cuentas públicas uruguayas, deja mucho menos márgen para actuar.

El choque entre Mujica y Rossi de 2007 fue porque los diputados oficialistas habían votado en la primera discusión de la Rendición de Cuentas para darle US$ 30 millones más a la educación. Mientras lo analizaba el Senado, el gobierno estaba en un brete: ¿de dónde sacar esos recursos? Había que recortar de algunas partidas ya asignadas. Mujica propuso en esa reunión "hacer algún puente menos" de los previstos para privilegiar la enseñanza. En esa discusión, al final los que más perdieron fueron Vivienda y Transporte.

¿Y ahora? Si para esta última definición presupuestal de la actual administración prima la postura del ministro de Economía, Danilo Astori, tal como parece, habrá algunos rubros que recibirán incrementos presupuestales. Pero para ello, otros tendrán que perder dinero.

Las metas de déficit fiscal no toleran un aumento más de presupuesto y el gobierno parece firme y decidido a no cambiar esa definición. El déficit fiscal de 12 meses cerrado a marzo de 2018 fue de 3,4% del PIB. La meta del gobierno está lejos y sigue vigente: llevarlo a 2,5% para el final del período.

"El espacio fiscal (para ampliar gasto) de esta Rendición de Cuentas tiene que ser igual a cero", dijo el ministro Astori. Eso no quiere decir que no se vaya a cumplir con los compromisos ya asumidos. Por un lado los legales, como por ejemplo el pago a los judiciales, por otro lado los salariales, como los aumentos para la ANEP y la Udelar y por último los programáticos. Educación y seguridad son las prioridades según dijo el presidente Tabaré Vázquez.

Esa película no es nueva para la izquierda. No solo en 2007 hubo que recortar. Sin ir más lejos, el año pasado los legisladores hicieron un recorte (luego minimizado en el Senado) de los rubros previstos para el Sistema de Cuidados.

Entonces, ¿qué es lo nuevo? El panorma de este año tiene un par de complejidades adicionales: una política y otra económica.

El escenario regional no es bueno. Argentina acaba de sobreponerse a una crisis cambiaria, pero nada asegura estabilidad. Y Brasil, en medio de una incertidumbre política, está mostrando algunos indicadores preocupantes.

La interna del gobierno y del Frente Amplio cada vez está más complicada. El hasta ahora frustrado análisis del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Chile es un ejemplo de cuánto se pueden tensar las discusiones. Y en este caso, ningún jerarca ni ningún sector de los ministros aceptará sin chistar la decisión de recorte que se tome.

Pero además, los problemas están incluso u paso antes. Porque esas metas de déficit del Poder Ejecutivo al menos un ministro no las comparte. "Nos importa el déficit pero más la vida de la gente. Argentina, Brasil, España e Italia tienen déficit más alto que Uruguay y no los veo alarmados", dijo el ministro de Trabajo Ernesto Murro el mes pasado. Las presiones por aumentar el presupuesto sin cortarle a nadie ya están presentes y seguirán subiendo.

Pero lo que se discute por estas horas en el oficialismo es a quién sacarle algunos "churrascos". El único camino para que esa discusión no deje heridos es que los resultados que ya están mostrando las encuestas haga cerrar filas ante un peligro inminente. Cada vez que el FA ve un riesgo ("el susto despertó al mamado"), se une y se hace fuerte. El poco más de 30% que muestran las encuestas aún no los asustó.