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Analizan cambiar norma que impide donar sangre a gays

La norma vigente en Uruguay afecta a los hombres homosexuales
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10 de julio de 2016 a las 05:00
Por Fernanda Kosak

Uruguay es el único país del Mercosur que aún prohíbe que hombres homosexuales donen sangre, una situación que es cuestionada desde hace años por distintos actores y que el colectivo Ovejas Negras denunció públicamente en las últimas semanas. El grupo difundió un video en el marco de la campaña "Misma sangre, mismos derechos", en el Día Mundial de Donación de Sangre el pasado 14 de junio, que tuvo repercusión en varios medios.

Esta situación podría cambiar: académicos del Ministerio de Salud Pública (MSP) y autoridades del Banco Nacional de Sangre analizan discutir el tema de la donación de sangre por parte de "hombres que han tenido sexo con otros hombres en un período menor a doce meses" y la donación en general, aseguró a El Observador una fuente del MSP.
Esto representaría un primer indicio oficial sobre el tema tras años de cuestionamientos por el polémico decreto que prohíbe a hombres homosexuales donar sangre.

El MSP y el Banco de Sangre acordaron hacer un seguimiento de las leyes y decretos internacionales que regulan los requisitos de los donantes de sangre para poder evaluar qué hacer en Uruguay. Luego, "a la brevedad", se redactará un informe para resolver cómo "adecuar" la legislación para respetar dos pilares: la libertad del donante y la seguridad de quien recibe la sangre.

Las preguntas


Cuando uno se presenta como voluntario para donar sangre debe completar un cuestionario para determinar ciertos factores de riesgo. Es un primer filtro para asegurar que la sangre que se dona esté libre de cualquier enfermedad o infección.

Una de las preguntas que se le hace al voluntario es, si es hombre, si ha tenido sexo con otro hombre en los últimos doce meses. En caso afirmativo, el voluntario es rechazado. Esto es amparado por el decreto 385/000, que nace de una norma del Mercosur. El decreto fue derogado a nivel Mercosur en mayo de 2014, con una exhortación de que esa medida sea tomada ese mismo año.

La senadora del Frente Amplio Daniela Payssé reclama desde hace años el cambio de esta norma. Inició el periplo, que describe como "anecdotario insólito", cuando era diputada. Hoy, en su despacho de senadora, sigue sin lograr que este tema "se subsane".

Asegura que ha agotado las vías formales e informales de comunicación con el MSP. "Frente al planteo reiterado siempre hubo un 'ah, bueno, dejame ver' o 'ah, sí ya sé'". De esto hace cuatro años. "Yo no puedo atribuir intenciones porque en política no me gusta hacerlo y por lo tanto no lo voy a hacer en este caso. No logro entender la razón por la cual esto todavía no ha sido derogado y hasta ahí llega mi respuesta", concluyó.

La senadora hizo el planteo en su bancada junto al senador Marcos Carámbula, abordándolo como un tema de derechos: "Desde el punto de vista lógico, es un absurdo, desde el punto de vista de los derechos es una vulneración y desde el punto de vista específicamente de la salud, también es poco riguroso".

Pero el decreto sí tiene origen médico. Se considera a los hombres que tienen sexo con otros hombres como población de riesgo, con mayor prevalencia de VIH. Ante este argumento dos sexólogos consultados contestaron algo similar.

La médica sexóloga Magdalena Joubanoba dijo que "la gente piensa que la ciencia es ciencia, pero en la ciencia permea la cultura". El psicólogo y sexólogo Ruben Campero opinó: "La salud es uno de los más grandes aparatos ideológicos del Estado", por lo tanto, una decisión por ser "médica" no deja de ser ideológica en algunos casos.

Nicolás Mauri, de Ovejas Negras, dijo que les molesta que se siga usando el concepto "poblaciones de riesgo" porque "estigmatiza", cuando lo que debería preguntarse es la "práctica de riesgo", que en este caso son el sexo anal, practicado tanto por hombres homosexuales como por hombres y mujeres heterosexuales, o el sexo sin protección.

Controles a la sangre donada


Cada bolsa de sangre donada se somete a estudios de las enfermedades transmisibles (las hepatitis, chagas, sífilis, htlv y hiv). Son seis estudios, y el precio ronda entre 50 y 60 dólares. Si hay dudas, la sangre no se usa y se vuelve a chequear. Testear la sangre es más costoso que el resto del proceso. Si algún test da positivo, se informa al donante. Por lógica económica se prefiere que quienes tengan dudas se abstengan de donar.

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