Bel Air tiene un nuevo rey. Su nombre es Bruce Makowsky y es el padre de la que es, a día de hoy, la casa más cara Estados Unidos: 250 millones de dólares por una mansión con una planta de 38.000 metros cuadrados. Ni más ni menos.
A partir de la semana que viene, esta vivienda, ubicada en el Estado de California, desbancará a la que, hasta ahora, se había consolidado como la casa más cara de Norteamérica: la Manalapan, en Florida -en su día se vendió por 195 millones de dólares-.
Según informa la CNBC, desde que la vivienda -y su precio- dejaron de ser secreto de Estado, han sido muchos los celebrities de Hollywood y brokers multimillonarios que se han interesado por la nueva princesa de Bel Air. ¿La razón? Doce habitaciones, 21 cuartos de baño, tres cocinas, seis bares, un cuarto de masaje, un spa, una sala fitness, dos bodegas de vino y champán, un helipuerto, una sala de cine doméstico -la más avanzada de todo Estados Unidos y valorada en dos millones de euros: dispone de 7.000 películas precargadas en el proyector y 40 cómodos asientos- y, para culminar la faena, una piscina de 25 metros cuadrados con pantallas que aparecen y desaparecen mediante un sistema hidráulico. "Es una mezcla de diseño, artesanía, tecnología avanzada, materiales excepcionales y unas maravillosas vistas", defiende Makowsky, un empresario que se hizo millonario gracias a la venta de cuero.
Durante cuatro años, más de 300 personas han estado trabajando en la mansión de Bel Air. "Quería hacer algo más que una casa", explicaba Makowsky al medio norteamericano especializado en información económica. "En todo momento, aspiré a crear un estilo de vida", añadía este hombre de negocios que, además de en la construcción, está invirtiendo una fortuna en encontrar al que será para él comprador adecuado. "Buscaba redefinir el concepto de hogar, romper los moldes. Recrear en el futuro dueño el sentimiento más gratificante de todos los que pueden nacer entre cuatro paredes", sentencia el empresario.
En los 250 millones de dólares -que la convierten en la casa más cara de Estados Unidos- no solo se incluye la fachada y los muebles. Entre los obsequios que ha dejado allí Makowsky destacan una colección de coches clásicos valorada en 30 millones de dólares, 10 motos, una cámara Leica gigante que vale un millón de dólares, numerosas y valiosas piezas de arte y mobiliario diseñado por el mismísimo Roberto Cavalli. Solo la escalera del inmueble (que cuenta con dos ascensores) está valorada en dos millones de dólares.
En cuanto al polémico precio, Makowsky se justifica argumentando que esta mansión de California no debe compararse a ninguna otra, si no con un yate de lujo. "En esos términos, y dado que la casa de Bel Air es para toda la vida, el precio es más que razonable". En el importe eso sí, está incluido el servicio durante dos años de un equipo mínimo de siete personas de servicio (incluido un chofer, un masajista y un chef).
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