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Aumentan arrestos ciudadanos hasta en un 10%, en un fenómeno que puede acarrear más violencia

Es una práctica que denota un sentimiento de desprotección y que puede derivar en conductas más agresivas, advierten expertos
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28 de mayo de 2018 a las 05:00

Fiscales de Flagrancia que atienden el sur de Montevideo notaron que en las últimas semanas hubo una mayor presencia de casos de arrestos ciudadanos, y algunos de ellos aseguraron que eso pudo deberse a una "sensación" de hastío con el incremento de la delincuencia y una percepción de omisión en la respuesta policial. Esto, según expertos en criminología, puede ser un problema en tanto se trata de actitudes emparentadas con comportamientos violentos, y que pueden derivar en conductas aún más agresivas.

Al fiscal Leonardo Morales, que se encarga de atender los delitos de flagrancia que ocurren en la Zona Operacional II de la capital –que comprende el sureste de la capital y la rambla desde el barrio Punta Carretas hasta el límite con Canelones– no le caben "dudas" de que se registra un "aumento paulatino" de ciudadanos que intervienen cuando se producen delitos delante de sus narices.

Por su parte, el fiscal Gilberto Rodríguez, que trabaja en la misma zona que Morales, contó que en la segunda semana de mayo también tuvo entre cuatro y cinco casos, la misma cantidad que tuvo su colega una semana después. "Deben haber sido aproximadamente un 10% de los casos totales", estimó.

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A Adriana Edelman, la fiscal que recibe todas las denuncias de la Zona I –que abarca el suroeste de la ciudad, y la costa desde Parque Rodó hasta el Arroyo Pantanoso– le llamó "mucho la atención" que en un mismo turno –que dura siete días– haya recibido también cinco casos de arrestos ciudadanos durante la tercera semana de mayo, cuando en otros turnos puede no registrarse ninguno.

"No quiere decir que sea una tendencia, puede ser que hayan sido circunstancias especiales", matizó, aunque para su colega Brenda Puppo, que estuvo de turno atendiendo su misma zona una semana antes, no hay tal matiz. "Desde hace tiempo que ha habido un aumento, por lo menos desde marzo", afirmó.

Además, dijo que no recordaba cuántos de estos arrestos culminaron en procesos penales, ya que en muchos casos "se recupera todo (lo robado) y se aplica el principio de oportunidad" y se deja libre al delincuente, que de todos modos no cometió un delito grave.

Es que la regla –en esto coinciden todos los fiscales– es que las personas se entrometan, siempre y cuando no haya armas involucradas.

Así fue como sucedió, por ejemplo, el jueves 17, cuando se constataron dos situaciones: en el barrio de Palermo, en los alrededores de la esquina de Maldonado y Minas –donde un grupo de delincuentes roban desde hace meses a conductores y transeúntes–, dos vecinos persiguieron a un ladrón que había robado un celular, lo atraparon, esperaron a la policía, y luego fue enviado a prisión por la Justicia. Casi a la misma hora, según informó Montevideo Portal, en Avenida Buschental y Lucas Obes un grupo de trabajadores detuvo a un joven que intentó realizar un asalto y luego fue entregado a la policía.

Motivaciones

"La gente está cansada o dolida porque le parece que la policía no hace nada". Esa es la lectura que hace el fiscal Morales de la situación y una frase que condensa la base conceptual que explica la motivación de estos comportamientos, de acuerdo al análisis de Nicolás Trajtenberg, experto en el tema y con un doctorado en Criminología en Inglaterra, que obtuvo luego de estudiar en las universidades Cambridge y Oxford, además de Barcelona (España).

Aunque casi no existen estudios académicos sobre este tipo de involucramiento ciudadano, sostuvo, las investigaciones sociológicas sobre el delito determinan que ante una mayor percepción de la inseguridad, la población suele reaccionar más activamente cuando ve en acción a los delincuentes. "En la Universidad de Cambridge hicimos un estudio de jóvenes en donde demostramos algo que se ve en muchas sociedades: las personas que perciben a la autoridad policial menos confiable, tienden a involucrarse en comportamientos violentos", contó.

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Trajtenberg hizo hincapié en la palabra "percepción" ya que puede no corresponderse con la eficiencia real de la policía, "aunque en Uruguay hay algunos problemas, como la tasa de esclarecimientos de los delitos, entre otras variables, que sugieren que hay buenas razones para creer que la policía no resuelve muchos crímenes y que no es lo eficaz que debiera", dijo.

Uruguay se enmarca en la realidad de América Latina, explicó, un continente que se identifica por tener "una violencia bastante alta" junto a "débiles" instituciones encargadas de prevenir y reprimir el crimen, si se compara con otras regiones. "Entonces se da una relación en la cual la ciudadanía muchas veces no se siente protegida", agregó.

Advertencia

Cada vez que hay arrestos ciudadanos, a los fiscales se les presentan algunas facilidades, porque significa que hay más testigos y por ende más elementos probatorios, pero no por eso puede ser una actitud a alentar en la sociedad, sino todo lo contrario, dijo a El Observador Luis Eduardo Morás, sociólogo y docente especializado en violencia y criminalidad.

"Hay que estar muy atentos a estos fenómenos y desestimularlos, cosa que hoy no ocurre porque la opinión pública está muy expectante, ansiosa y con una profunda angustia, porque aparentemente no se están dando respuestas en materia de seguridad ciudadano", afirmó.

Además, Morás cree que las autoridades deberían enfocar su "atención" a este problema, por la evolución que pueda tener a largo plazo en la figura de la justicia por mano propia. "Hay que estar atentos porque esto puede devenir en conductas más violentas", dijo, y añadió que hay otra advertencia, que aunque refiere a algo que todavía no ocurre, no merece por eso menos preocupación: "Estos episodios individuales que tenemos hoy pueden degenerar en respuestas más organizadas", dijo.

Morás también se refirió a la posibilidad de que, en un futuro lejano, se creen "brigadas de justicieros con algún nivel de mistificación" que puedan ver una oportunidad de negocio "y vender su servicio", como ocurre hoy en países como Brasil, o como hubo en Colombia durante el apogeo de las FARC.

Uruguay está lejos de esas realidades, pero, en consideración del experto, sufre actualmente de "baja credibilidad" en la seguridad, producto de "un discurso político de lógica electoral que insiste en la impunidad" de la delincuencia y en que "la policía tiene las manos atadas para actuar", como más de una vez se ha expresado cuando se critica al nuevo Código del Proceso Penal.

"Algunas personas pueden sentirse tentadas a decir: 'Bueno, me encargo yo del asunto, ya que la policía no puede agarrar a los delincuentes y la justicia los deja libres", concluyó.

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