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Clonación de animales a gran escala

Se cumplen 20 años del nacimiento de la oveja Dolly y una empresa china anuncia la apertura de una gigantesca fábrica de ganado producido en serie
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07 de junio de 2016 a las 05:00

Cuando la mascota se convierte en algo único y fundamental para la vida de su propietario y fallece, lo que se recomienda es envolverla en toallas húmedas y guardar su cuerpo en el freezer. Siempre y cuando la persona esté en Estados Unidos o en Corea, porque emprender desde Uruguay el proceso que sigue puede ser demasiado caro. Una vez que el cuerpo ha sido congelado, un especialista recoge una muestra del animal con un simple raspaje. Con esa muestra y el pago de 50.000 dólares, unos meses después el desesperado propietario se reunirá con su mascota. Más precisamente, con su clon recién nacido.

Por Matías Castro

Entre el asombro y el espanto, se puede recorrer los testimonios de los usuarios de ViaGen, una de las pocas empresas que en Estados Unidos ofrecen servicios de clonación de mascotas, ganado, caballos de carrera y cerdos. La más reciente historia que publican en la web de la empresa corresponde a Tobey Jr., un gatito clonado que nació el 2 de febrero. Otro de los casos es el de LF, que en realidad son dos perros, clones de otro llamado LF. Sus propietarios dicen que ViaGen almacenó los genes del animal original durante mucho tiempo, hasta que tuvo disponible el sistema para clonar perros.

El método que se usa con más frecuencia para clonar se llama Transferencia Nuclear de Células Somáticas, que es el mismo con el que se creó la desventurada oveja Dolly en 1996. En setiembre, precisamente, se realizará un evento en Edimburgo para celebrar los 20 años de su nacimiento. Con dicho sistema se reemplaza el núcleo de un óvulo sin fertilizar, con el núcleo de la célula de un animal adulto. Su resultado es un embrión que luego se transfiere, o implanta en el útero donde se desarrollará hasta nacer. De este modo se replica la matriz genética del animal del que se obtuvo la célula, por lo que el recién nacido será una copia exacta.

"La clonación es una tecnología disponible y conocida desde 1996" afirma el doctor Alejo Menchaca, investigador y director del Instituto de Reproducción Animal de Uruguay. Menchaca y el instituto manejaron un proyecto de investigación en clonación hace pocos años. "Tiene una aplicación interesante vinculada a la producción animal. Pero más interesante es su aplicación en medicina regenerativa, en creación de células madre embrionarias, y en ese sentido hubo muchos avances. En cuanto a la producción animal, poder producir dos individuos con la misma genética ha despertado el interés en multiplicar animales con la misma característica, ya sea mucha leche o mucha carne".

Este procedimiento, que se realizó por primera vez en 1928, podría alcanzar un hito en los próximos meses en China. La empresa Boyalife anunció que en los próximos meses inaugurará un centro de clonación animal en la ciudad de Tianjin, dentro de un parque industrial y con participación del Instituto de Medicina Molecular de la Universidad de Pekín, la Academia de Biomedicina de Tianjin y la fundación coreana Sooam Biotech. Su plan es producir 100 mil embriones de ganado por año y llegar a multiplicar esa cifra por 10 en 2020.

A Menchaca le parece llamativo, aunque no imposible, el número que promete este emprendimiento. "Hay que tener en cuenta que en todo el mundo se transfieren aproximadamente un millón de embriones al año", comenta. La transferencia embrionaria, vale aclarar, es un método de reproducción asistida por el que se extraen muchos embriones de un animal y se implantan en distintos vientres sustitutos.

El proyecto de Boyalife responde a la creciente demanda de los chinos por carne vacuna y ovina, ya que desde 1960 hasta hoy han multiplicado por 10 su consumo anual. En promedio, los chinos comen menos carne que un estadounidense o un uruguayo, que superan los 100 kilos al año por persona, pero en total han convertido a su país en el mayor consumidor de carne. La inversión de esta suerte de "fábrica de clones" rondará los 31 millones de dólares, según el comunicado oficial de la empresa, aunque de acuerdo al New York Times sería de más de 500 millones de dólares. Cuando las instalaciones estén terminadas, incluirán un centro de investigación, un banco de genes y un museo. Hasta ahora, en ese país la clonación era permitida con fines científicos. Hasta ahora.

El debate

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En las antípodas de la emoción hogareña que motiva la clonación de una mascota o de la incredulidad ante la idea de una fábrica de vacas, en Europa el tema es visto con otros ojos y objetivos. En setiembre de 2015 el Parlamento Europeo prohibió la clonación de animales y también la importación de animales clonados y sus derivados. De acuerdo al comunicado de prensa del propio Parlamento, la decisión tuvo que ver con dos motivos. Por un lado, "una mayoría de ciudadanos europeos se opone fuertemente" al consumo de alimentos de animales clonados y al uso de la clonación en la agricultura.

Por otra parte, se argumentaba la decisión en que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria ya concluía en 2008 que los clones sufren de graves problemas de salud y bienestar. "Los bajos rangos de eficiencia en la clonación (6% al 15% de los bovinos y 5% de las especies porcinas) hacen que sea necesario implantar clones en muchos contenedores para obtener un animal clonado. Más todavía, las anormalidades en los clones y las inusualmente numerosas crías tienen como consecuencia partos dificultosos y muertes neonatales".

En Estados Unidos la regulación está casi en la vereda opuesta. La Food and Drug Administration (FDA), entidad que regula la seguridad alimentaria y de los medicamentos, permite el consumo y la comercialización de productos de animales clonados y su descendencia. La carne y leche de vaca, cerdo y cabra "es tan segura para alimentación como la que proviene de animales criados convencionalmente". Su conclusión, tomada después de años de análisis y en particular desde 2001, cuando la clonación con fines comerciales comenzó a ser viable, fue basada en tres documentos que la misma FDA liberó en 2008, el mismo año en que en Europa se concluía lo contrario. "La clonación no implica riesgos particulares para la salud animal, comparada con los riesgos de otros métodos de reproducción asistida, incluyendo el emparejamiento natural", aseguraba el texto del organismo estadounidense.

Actualmente la FDA recomienda a los productores que tienen ganado clonado que eviten introducirlo al mercado, aunque deja en sus manos la decisión final. Lo cierto es que, al menos en Estados Unidos, sigue tratándose de una producción minoritaria y, hasta donde se puede saber, ya que no hay informes de trazabilidad en este sentido, no llega a los supermercados de forma significativa. Hay datos puntuales solamente, como que Trans Ova Genetics, la empresa propietaria de ViaGen, ha declarado que produce unos 100 vacunos al año y que desde que ofrece sus servicios generó "miles" de animales de granja.

En la visión de Menchaca, las diferencias de criterios entre Estados Unidos y la Unión Europea no tienen que ver con la ciencia. "Desde la parte científica, el criterio es que no hay diferencia entre un animal clonado y uno original. En cuanto a lo político, o la regulación, tiene que ver con culturas o perfiles políticos y por eso no hay un criterio único. Por ahí en Europa quieren ir hacia una producción más tradicional, con menos tecnología, pero son los políticos los que toman las decisiones, aunque una comisión técnica emita un informe. Y las comisiones técnicas opinan que no hay diferencia entre un clon y otro que no lo es. Y aparte, como trasfondo de estas decisiones políticas, está la opinión pública".

Por otro lado, Elly Navajas, PhD en crianza y genética animal, que trabaja en la Unidad de Biotecnología del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, llega a una conclusión similar: "El límite va más por la discusión social del asunto".

Mascotas y científicos dudosos

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Las empresas e instituciones vinculadas públicamente a la clonación de animales no son muchas y llegar a ellas exige un rastreo largo por la web. En general se trata de instituciones que, entre muchas otras actividades, incluyen la clonación. La Universidad Estatal de Michigan publicó un trabajo en el que enumeraba nueve entidades que directa o indirectamente se habían vinculado al tema. Algunas han cerrado sus puertas, otras han cambiado su foco, aunque siempre dentro de la biotecnología y solo una de ellas ofrece públicamente servicios de clonación: ViaGen.

La otra empresa que se destaca durante la búsqueda es Perpetuate, que se enfoca en ofrecer servicios de "preservación genética", es decir, que almacenan muestras de tejido de una mascota agonizante y las conservan hasta que el propietario decida clonarla. Ellos mismos explican que "clonar perros, gatos y caballos es técnicamente posible, pero sigue siendo complicado y costoso, por lo que la mayoría de los clientes de Perpetuate han almacenado sus células y esperan que la clonación se simplifique y sea más accesible".

De hecho, el fuerte de Viagen parece ser el mismo servicio, ya que la gran mayoría de los testimonios de clientes que publica en su web se enfocan en gente que perdió a sus mascotas y conserva sus genes para una eventual clonación.

Lo mismo se ofrece desde la web My friend again (mi amigo otra vez), que se enfoca en el servicio de clonación de perros. Tiene explicaciones detalladas y fáciles de entender acerca de los procedimientos, advierte desde su portada sobre otras empresas que califica de "fraudulentas", y aclara que el costo de un perro clonado es de 100.000 dólares, el doble de lo que cobra ViaGen. La empresa que está detrás de esta web es la fundación Sooam, de investigación biotecnológica, y así se presentan: "Solo hay una compañía en el mundo que puede clonar a su perro. Se llama Sooam Biotech Research Foundation y está en Seúl, Corea. La persona que tienes que contactar es un científico coreano que maneja todas las preguntas de clonación de perros en Estados Unidos y en el mundo. Su nombre es Dr. Taeyoung Shin".

Más allá de que este texto engaña, ya que no es la única empresa que clona perros, aparece otro dato que llama la atención, y es que la fundación Sooam es la principal asociada a la china Boyalife Genomics para la construcción del gigantesco centro de clonación que empezaría a producir este año. Otro dato que llama la atención sobre el tema es que el investigador a la cabeza de los trabajos de clonación en Sooam es el veterinario Hwang Woo-suk.

Woo-suk, que tiene 63 años, fue expulsado de la Universidad Nacional de Seúl en 2006 tras haber inventado una serie de experimentos e investigaciones publicadas en revistas científicas en las que afirmaba haber clonado células madre embrionarias humanas. Gracias a esto pasó a ser considerado una suerte de héroe nacional, hasta que la revista Nature publicó una investigación en la que cuestionaba si realmente había conseguido sus células de tantas mujeres voluntarias como afirmaba, o si había empleado otros métodos. Finalmente Woo-suk reconoció que había mentido.

Poco después se reveló que su experimento de clonación humana era un fraude completo. Fue despedido de la Universidad de Seúl y perdió el apoyo financiero del gobierno. Se le prohibió, además, involucrarse en investigaciones sobre células madre. El caso llevó a que en 2009 fuera sentenciado a prisión, donde permaneció un año y medio.

Woo-suk continuó trabajando todo ese tiempo en las áreas donde podía, publicó artículos científicos y después de salir de la cárcel viajó a Libia para integrarse a un proyecto de construcción de un centro de investigación de células madre. El plan fue cancelado, pero el científico mantuvo un perfil bajo y siguió trabajando en Sooam, donde hoy está a cargo del equipo de clonación animal.

Aunque al público en general solo ofrezca el servicio de clonación de perros, Sooam ha ganado fama mundial gracias a un proyecto de larga data para clonar un mamut a partir de células rescatadas de fósiles congelados en Siberia. Si bien todavía no lo han logrado, afirman que en algún momento las investigaciones avanzarán lo suficiente como para implantar el embrión de un mamut en el útero de una elefanta. Entre todas las posibilidades que esta tecnología abre, aparece la discusión ética sobre si debe ser usada o no, porque en el fondo late la pregunta de lo que ocurrirá el día en que se demuestre científicamente que se puede clonar un ser humano. Por ahora, quienes la defienden se valen de la posibilidad de rescatar especies en extinción. El año pasado, por ejemplo, la Universidad de Buenos Aires clonó un chita. Sooam habla de clonar especies de lobos que están en peligro. Boyalife dice que ayudará a preservar la biodiversidad al operar como un almacén genético. Salvo la experiencia de Argentina, las otras dos son promesas de una industria que todavía intenta crecer.

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