Opinión > EDITORIAL

Colombia votó por el desarrollo

El resultado augura mejor futuro para el país, en contraste con el atraso del populismo autoritario del chavismo
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19 de junio de 2018 a las 05:00
El holgado triunfo presidencial de Iván Duque, que marca el retorno del partido del expresidente Álvaro Uribe al poder en Colombia, conlleva ventajas que superan largamente los problemas que enfrentará el nuevo gobierno. Asegura el sostenido desarrollo de la cuarta economía de América Latina, con énfasis en el sector privado y la apertura comercial como únicas vías idóneas de crecimiento. Elimina además el peligro que hubiera significado un triunfo en el balotaje de Gustavo Petro, exguerrillero izquierdista con simpatías cubano-chavistas que amenazaba hundir al país en la desastrosa ruta venezolana y profundiza el necesario aislxamiento internacional de la dictadura de Nicolás Maduro. Pero pone en la cuerda floja el futuro del acuerdo de paz con la guerrilla y de los cientos de miles de venezolanos que cruzan la frontera huyendo de la miseria y la represión del régimen chavista.

La duda principal en torno al joven presidente electo de 41 años es hasta donde reproducirá las políticas de mano dura impuestas por Uribe contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC). Uribe ha denostado como exceso de concesiones a la guerrilla el acuerdo de paz trabajosamente negociado por el actual presidente Juan Manuel Santos, que fuera su ministro de Defensa y antiguo aliado. Ese acuerdo, que condujo a que las FARC depusieran la lucha armada y se incorporaran a la vida política como partido, difícilmente pueda ser anulado ya que se sustenta en varias leyes. Pero es probable que el uribismo insista en que se penalice a integrantes de las FARC, hoy amnistiados, por crímenes cometidos en más de medio siglo de rebelión armada que dejó más de 200.000 muertos y millones de personas desplazadas de sus hogares. La posición del uribismo se reflejará también en las actuales negociaciones de desarme que Santos lleva adelante con el Ejército de Liberación Nacional, otro grupo guerrillero que mantiene su insurrección armada.

Se anticipa también que el gobierno entrante limite o regule el masivo ingreso irregular de venezolanos que emigran en busca de comida y seguridad. Y en materia económica Duque y su vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, única mujer que ha sido ministra de Defensa, se han comprometido a "combatir la miseria que trae el socialismo del siglo XXI", ese total fracaso introducido en la región por Hugo Chávez. Su plataforma, siguiendo la política de Uribe en este campo, incluye concluir nuevos acuerdos de libre comercio con más países para ampliar exportaciones, modernizar la agroindustria y dar mayor participación a la inversión privada en todas las áreas de actividad.

El presidente electo tendrá en su gestión el claro respaldo de una vasta mayoría de la ciudadanía de Colombia, único país sudamericano que no escogió nunca un gobierno de izquierda y que prefiere claramente administraciones conservadoras que desarrollen una economía de mercado. Se evidenció tanto en la votación que alcanzó Duque en la primera vuelta electoral el 27 de mayo como en el balotaje del domingo, resultado que augura mejor futuro para Colombia, en contraste con el atraso del populismo autoritario con que el chavismo infectó a algunos países de la región.

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