Los 12 niños de un equipo de fútbol y su entrenador comenzaron este miércoles las lecciones de buceo y natación para poder ser rescatados de la cueva en la que permanecen desde el pasado 23 de junio.
Tras haber pasado nueve días encerrados, el grupo fue encontrado este lunes en una zona elevada de la gruta, pero rodeada de
agua que inunda los pasadizos, a unos cuatro kilómetros del exterior.
Un equipo de diez soldados, al mando de un médico militar, se encuentra con ellos para evaluar la pertinencia del rescate de acuerdo a la evolución de sus condiciones físicas. Si bien la mayoría de ellos se encuentra en buena situación y ya han sido abrigados con mantas térmicas, también han perdido peso y están cansados, por lo que necesitan tiempo para reponerse para la evacuación.
Además, la tarea es doble para los rescatistas ya que, como la mayoría de los tailandeses, muchos de los niños no saben nadar. Lo que hace que haya que enseñarles tanto a nadar como a bucear, con la particularidad de que deberán hacerlo en aguas llenas de lodo.
En paralelo a su aprendizaje, unas 20 bombas de extracción drenan casi 10.000 litros de agua por hora de los pasadizos inundados. Desde la entrada de la cueva los cuerpos de élite del
Ejército tailandés avocan todas sus energías a elaborar el plan más seguro. Ello implica tener en cuenta no solo los factores físicos, sino también los psicológicos. Ya que durante la extracción el grupo deberá enfrentarse a factores condicionantes tales como la nula visibilidad, las temperaturas frías del agua y el nerviosismo propio de la situación.
Un equipo de rescatistas ha instalado un campamento provisional dentro de una cavidad de la cueva, a unos 1,5 kilómetros de donde se encuentra el grupo. Allí han depositado
alimentos, agua y medicamentos para al menos cuatro meses. Además, la instalación de este campamento les permitirá a los socorristas trasladar de a poco los equipos de rescate necesarios para la extracción. Hasta el momento se los está alimentando con suplementos energéticos y vitaminas.
Una vez recuperados y con fuerzas, el equipo y su entrenador deberán emprender un recorrido en el que primero tendrán que bucear, luego escalar, volver a bucear y finalmente caminar, para poder salir a la superficie. Para Torsten Lechler, alemán asesor técnico en las operaciones, "bucear es la única salida (...) hay que intentarlo antes de la llegada de las lluvias, después será más complicado".
Desde las autoridades se cree que las tareas de rescate pueden llegar a durar meses. El gobernador de Chiang Rai, la provincia tailandesa donde se encuentra la gruta, aseguró a los medios que no los sacarán hasta que encuentren "una forma totalmente segura" de hacerlo.
La principal dificultad es la topografía del lugar, que está repleto de pasadizos angostos e inundados y de frecuentes cambios de nivel del suelo. Con casi 10 kilómetros de longitud, la cueva en la que se encuentra el grupo es la cuarta más larga del país.