Uruguay debutó con triunfo ante Egipto por el grupo A del Mundial de Rusia pero dejó dudas en cuanto a su rendimiento.
A nivel grupal se falló en traducir la mayor tenencia de la pelota (57%) en un dominio ante un rival que atado a un esquema defensivo tuvo a Uruguay bajo control en varios tramos del partido.
Además de lo colectivo, también varias piezas individuales fallaron. Nahitan Nández estuvo lejos de ese jugador que puede desnivelar por banda con su ida y vuelta. En su lugar,
Carlos Sánchez entró mejor con más pausa, mayor capacidad para pasar y aportando también el plus de la pelota quieta.
Pero por algo Nández le ganó el puesto en las Eliminatorias. Por agresividad para recuperar la pelota, por intensidad, por dinámica y porque puede ser un elemento clave para recuperar en zona alta.
Fue su partido más flojo de Matías Vecino desde que está en la selección. Pasó muy mal -algo muy raro en él- y expuso al equipo a algún contragolpe. Entró por él Lucas Torreira pero apenas jugó los últimos minutos.
Torreira es un gran recuperador, pasa bien y al igual que Vecino tiene buen remate de afuera del área. Pero sacar a Vecino le puede quitar a Uruguay un gran cabeceador de las dos áreas.
Cristian Rodríguez le aportó, con su ingreso para la última media hora, la pierna zurda que le faltaba al equipo donde De Arrascaeta no logró mayor destaque.
Si bien el volante de Peñarol no pudo desnivelar, como tampoco lo hizo el 10 de Cruzeiro, sí le dio al equipo otra chispa y esa posibilidad de tener un externo para ensanchar la cancha y tener los tres caminos posibles para al gol.
De Arrascaeta, que arranca por la banda zurda, tiende a jugar en diagonal para conectar con Cavani-Suárez. Y a esa tendencia se suma la falta por detrás de un lateral zurdo por lo que ante Egipto el equipo quedó rengo a la hora de atacar en los primeros 60'.
Por la forma de ser de Tabárez -medido, cauteloso, analítico- es probable que mantenga a los 11.
¿Por qué? Porque podría minar la confianza del jugador, alterar en cierto modo el plan del recambio del juego de los volantes y dar marcha atrás con el nuevo e incipiente estilo de juego del equipo.
Además se viene Arabia Saudita, un rival que mostró un cúmulo de debilidades ante Rusia y que bien puede ajustarse como un rival ideal para reforzar conceptos refinados por los ajustes hechos sobre los errores del debut e intentar un triunfo con las mismas ideas (y nombres) que trajo para este Mundial.