Por Kelly Keiderling - Embajadora de Estados Unidos en Uruguay
Las sanciones anunciadas por el gobierno de Estados Unidos el viernes pasado buscan evitar que la dictadura de Nicolás Maduro utilice el sistema financiero estadounidense para enriquecerse aún más, a costa de hipotecar el futuro del pueblo venezolano.
A través de una Orden Ejecutiva, el presidente Trump anunció que en EEUU no se permitirán transacciones o negocios relacionados con: nueva deuda emitida por la compañía petrolera estatal venezolana Pdvsa que tenga un vencimiento mayor a 90 días; nueva deuda emitida por cualquier otra parte del Estado de Venezuela con vencimiento mayor a 30 días; nuevas acciones o valores emitidos por el Estado de Venezuela (incluida Pdvsa); bonos emitidos por el Estado de Venezuela antes de esta orden ejecutiva; pagos de dividendos u otra distribución de ganancias al Estado de Venezuela por parte de cualquier entidad estadounidense que pertenezca o esté controlada por el Gobierno de EEUU; y cualquier compra de valores al gobierno de Venezuela (con excepción de los primeros dos puntos).
¿Por qué tanta complejidad en redactar estas nuevas sanciones? Porque intentamos impedir que se continúe hipotecando el futuro de Venezuela mediante la acumulación de deuda, y al mismo tiempo asegurar la ayuda humanitaria y el suministro de bienes básicos al pueblo venezolano. Así que, junto a esta orden ejecutiva, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos autorizó una “licencia general” para permitir este tipo de ayuda. La licencia general autoriza toda deuda que tenga que ver con exportaciones estadounidenses a Venezuela de productos agropecuarios, comida, medicinas y aparatos médicos de cualquier tipo –lo que los venezolanos necesitan hoy para no pasar hambre o para no morir de una enfermedad.
Bueno, ¿y de qué sirven estas sanciones?
Nos parece inmoral que nuestro sistema financiero sea usado para la autopreservación del régimen de Maduro y el enriquecimiento de funcionarios corruptos del aparato de seguridad, a cambio de un creciente endeudamiento del pueblo y de hipotecar el futuro venezolano.Los líderes de esta dictadura no obtienen suficiente dinero de la economía venezolana, que tan mal han administrado. Cuando Hugo Chávez endeudaba a Venezuela, tenía en mente ayudar a los más necesitados de su país. Nicolás Maduro y la nueva élite bolivariana necesitan ese dinero, logrado por sus deudas, para pagar los salarios y las herramientas de la represión. Maduro y la élite bolivariana endeudan a su país para vivir bien ellos, cuando a su alrededor el pueblo venezolano apenas puede encontrar lo básico para estudiar, transportarse, comer y protegerse de la violencia. Ellos hacen compras extravagantes en el exterior mientras su pueblo pasa hambre.
¿De qué sirven las sanciones a Venezuela? No queremos ser cómplices de la dictadura en Venezuela. Sí queremos mostrar, con acciones concretas, que buscaremos maneras de condenar la represión, la corrupción, el abuso a los derechos humanos y el autoritarismo en ese país. Al mismo tiempo, junto con otros países de las Américas, intentamos convencer a Nicolás Maduro y a su elite bolivariana de que la salida a la tragedia de su país, tal como está escrito en la Declaración de Lima, se ubica en un retorno pacífico a la democracia, “en el marco de respeto a la soberanía venezolana… (a través de una) negociación creíble y de buena fe, que tenga el consenso de las partes…”
Venezuela duele.
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