Con una constante mención a los casos de femicidio que se han dado sobre todo en las últimas semanas, y que suman 30 en lo que va de 2017, el diagnóstico en Diputados este miércoles fue unánime: Uruguay tiene un problema de violencia de género.
Aunque la ley integral de violencia hacia las mujeres fue aprobada con 63 votos que incluyó a todos los partidos políticos –ya había sido votada por unanimidad en el Senado- contó con cuestionamientos desde varios ámbitos en el debate llevado a cabo por más de seis horas que se enfocó principalmente en la violencia doméstica. La discusión arrancó algo acalorada con algunos cruces por parte del oficialismo y la oposición, pero rápidamente se encaminó a un debate sobre la ley en particular.
El diputado del Partido Colorado Ope Pasquet dijo a El Observador que se trata de una ley discriminatoria porque protege a la mitad de la sociedad y "expresamente desecha a la otra mitad que son las personas de sexo masculino aunque sean víctimas de violencia doméstica. Hay que proteger a la víctima de violencia doméstica sin importar su sexo", señaló.
El artículo 95 de la nueva ley establece que para casos de violencia doméstica respecto a varones víctimas, incluso niños y adolescentes, se deberá aplicar la ley 17.514 de 2002 sobre violencia doméstica, en lugar de la aprobada por la cámara baja.
En tanto, el diputado nacionalista Rodrigo Goñi dijo que el problema del proyecto era la forma, porque creaba un "constante manto de sospecha". En la misma línea de Goñi, el diputado también del Partido Nacional Gerardo Amarilla fue recorriendo todo el proyecto de ley realizando críticas específicas a varios de los artículos.
También fueron varias las críticas por parte de la oposición sobre la falta de tiempo que se tuvo en Diputados para estudiar el proyecto que tiene 98 artículos, enfocadas principalmente a los cambios en lo penal que establece. "No legislar a la ligera", reclamaron.
Desde el oficialismo la mayoría de las intervenciones se dieron por parte de las mujeres que integran el cuerpo. Entre ellas, la diputada Lilian Galán dijo que lo que se estaba discutiendo era también por la disputa de poder y que "eso tenía que ver con la lucha de clases".
Ante estas declaraciones, y varias menciones por parte de legisladoras frenteamplistas al patriarcado y a que se trataba de una cuestión de género, la diputada del Partido Nacional Gloria Rodríguez que se desempeñó como presidenta de la comisión de Equidad y Género que trato el documento y estaba a favor del proyecto señaló: "Estoy desilusionada de cómo se está llevando adelante el debate por parte de algunas compañeras. Acá se están buscando soluciones. No comulgo con la ideología de género y estoy incluso repensando mi voto".
Las legisladoras frenteamplistas argumentaron que los que votaban en contra del proyecto tenían una mirada patriarcal, y alguna de las legisladoras hizo mención a que lo que realmente molestaba era "que las mujeres sean sujetos políticos".
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