El arte se une a la tecnología en la excárcel de Miguelete

Cualquier excusa es válida para visitar y recorrer el Espacio de Arte Contemporáneo (EAC) inaugurado en julio de 2010 en el edificio de 1888 que albergó una cárcel. Pero la Temporada 28, que reúne múltiples propuestas colectivas en cada una de sus áreas, más que una excusa es una razón muy atractiva para acercarse a este lugar único.

Tal vez el recorrido puede empezar por el subsuelo e ir en contra de lo que sería un recorrido tradicional por el edificio. Allí se encuentra Periscopio –la muestra de arte en nuevos medios– curada por el uruguayo residente en Brasil Fernando Velázquez. La exposición llama la atención por las formas en la que la tecnología es utilizada para nuevas expresiones.

En su texto curatorial, Velázquez asegura que vivimos una época de transición en la que, así como la tecnología amplía la capacidad expresiva e interpretativa del entorno y de nosotros mismos, los nuevos medios están también encontrando su propia especificidad.

En el subsuelo del EAC el visitante se verá atrapado por instalaciones que van desde las formas que pueden encontrarse en lo que cotidianamente vemos online y que pasan a componer una obra de arte visual; pasando por el romanticismo de un libro sobre el amor como invitación al redescubrimiento de las sensaciones; hasta composiciones que traducen el sonido en color y luz.

En primer lugar, un sillón rodeado de parlantes en forma de delgados gramófonos. Quien se acerque, no podrá evitar la curiosidad de sentarse a escuchar. Para eso deberá levantar el libro de poesías que se encuentra al costado del asiento. Así la experiencia es completa al leer y escuchar en simultáneo una música profunda y abrazadora. Esta instalación interactiva de arte sonoro llamada Un libro de amor fue realizada por el músico y artista visual brasileño Felipe Julián.

Hacia el fondo del salón, una estructura cilíndrica acostada muestra una hilera de fuego. Una pieza que es contemplativa e interactiva. Un sensor de electroencefalografía que se coloca en la cabeza del visitante traduce y materializa la actividad cerebral en la línea de fuego. De esa forma, cada persona puede ver en las llamas la intensidad de su mente en ese momento.

La obra se llama Pensamientos que arden y la realizó el artista multimedia mexicano Jaime Lobato.

Por otro lado, dos impresionantes retratos en un par de antiguas celdas de la ex cárcel reformulan cualquier idea previa sobre ese formato de arte visual.

Uno de ellos consiste en la proyección de un rostro sobre un colchón de plantas artificiales colgado en la pared. Naturaleza - Muerta de la brasileña Roberta Carvalho muestra un rostro (capturado en una ribera de la Amazonia) donde la mirada se posa en la persona que la observe y luego se mueve hacia los lados llenando, así, de vida a la obra de soporte digital.

El otro retrato que moviliza, es la de una proyección de una mujer sentada plácidamente en un silla. Al contemplarla sorprende con un despliegue de manotazos y brazadas que desdibujan su rostro. Luego regresa a la calma y, unos segundos después, vuelve a repetirse el movimiento frenético.

El nombre detrás es el del artista visual y fotógrafo de San Pablo Edouard Frapoint y se titula Dibujo reanimado (temprano). Fue logrado con varias photo-performances de la bailarina y coreógrafa Alexandra Naudet. La animación de esas capturas de variación de movimiento componen este dibujo proyectado de manera frenética y sorprendente.

Otras de las obras del subsuelo invitan a ver composiciones visuales con deformaciones de los videos web que podemos ver a diario; así como también impresiones y proyecciones geométricas 3D.

Ahora sí, de vuelta al principio, arriba, en el primer piso a la mano derecha del ingreso al EAC, hay expuesto un conjunto de obras curado por Fernando Sicco. La muestra expone un universo de desencanto y violencia.

Es contundente y solemne el ataúd cubierto con la capa de Superman. Se llama Los superhéroes mueren y fue creado por el uruguayo Santiago Grandal. Mauricio Rodríguez –también uruguayo– muestra la crueldad y la violencia en dos crudas obras: una cruz construída con una saturación de juguetes viejos y en desuso y unos libros para colorear con estética infantil llenos de sonrisas que recrean escenas de xenofobia, tortura y el imperialismo más voraz.

En definitiva, Temporada 28 funciona de forma más interactiva que otras con exposiciones anteriores. Así el visitante es cautivado y se irá con sus pensamientos más encendidos que cuando ingresó.

Esta escultura intercativa de Jaime Lobato interpreta con un sensor la actividad cerebral y la traslada al fuego.