El corazón de Carrasco se perfila como polo gastronómico

Para el gerente de Camelia, Martín Murphy, hay cierto nivel de saturación en la oferta gastronómica de Carrasco.Al igual de De Lisa, Murphy entiende que Carrasco como polo gastronómico funciona los fines de semana, pero entre semana es visitado por el público de la zona, que es acotado. "Lo que pasa con el público de Carrasco es que la gente va a un lugar que se pone de moda porque es nuevo, después migra para el otro que también es nuevo. Cuando recién abrimos (en 2015), llenábamos, después pasamos a mantener la base natural de clientes. Se agranda la competencia pero el mercado sigue siendo el mismo", advirtió.

Camelia apunta a conquistar al público que disfruta "de un buen café", pero a diferencia de su clientela en Punta Carretas y Ciudad Vieja, que según Murphy, "es más fiel", en Carrasco la asistencia de la gente del barrio a almorzar en el lugar varía, ya que, por ejemplo, si llueve, no salen de su casa. "En Punta Carretas y Ciudad Vieja salen igual porque es un público que trabaja en la zona y tienen que almorzar", sintetizó.

"Estas aperturas reposicionan a Carrasco como un paseo gastronómico". Gilberto De Lisa, dueño de El Puesto

El dueño de Francis, Alberto Latarowski, coincide en que hay una sobreoferta. El restaurante, que cuenta con una casa en Punta Carretas, abrió en Carrasco en 2013, y uno de los usos alternativos del local es el alquiler para eventos. En el piso superior del restaurante ubicado en Arocena y Rivera, se pueden instalar 30 personas aproximadamente. "La clave sería que abrieran más hoteles y empresas en la zona, para que se generara un movimiento interesante de gente que ameritara la apertura de más opciones en gastronomía", añadió el empresario.

Cuando reabrió el hotel Casino Carrasco en 2013, una de las consecuencias que se preveía era el derrame en el sector gastronómico y comercial de la zona, ya que al recibir más turistas, tenía sentido que hubiera una oferta variada.

Años después de la reapertura, la zona comenzó a sufrir cambios. Esa transformación la perciben los lugares clásicos del barrio.

Dackel abrió en 1969, y es de los sitios más tradicionales en cuanto a la propuesta gastronómica y a su estética. Actualmente está dirigido por Jorge y Cristina Gascue, hijos del fundador.

La zona "ha cambiado bastante, antes no abrían locales. Ahora han abierto algunos y otros han cerrado", puntualizó Cristina Gascue. Sin embargo, para la empresaria, no es sustentable únicamente con el público de Carrasco. "Me parece que le hace bien a la zona que se forme un circuito gastronómico, pero tiene que venir gente de otras zonas", dijo.

Otro de los restaurantes que desde hace 50 años se ubica en el corazón de Carrasco, en la calle Arocena, es García. Aunque mantiene la tradición de ofrecer platos típicos locales, se ha transformado a lo largo de los años, aggiornandose a las costumbres de los comensales, en cuanto a la estética del lugar, entre otros aspectos.

Uno de sus encargados, Eduardo Parodi, comentó que las expectativas de los comercios de la zona con la reapertura del hotel en su momento eran altas, aunque entiende que está en proceso de mejora: "Va a rendir más y es un engranaje, nos va a hacer bien a todos". Parodi vivió todos los momentos: el auge del hotel en los años '80, su cierre en 1990, los años de deterioro y su reapertura. "Carrasco tiene todo para convertirse en un polo gastronómico, y toda competencia es bienvenida y nos hace mejorar a todos", sostuvo.

Además, García abrirá un nuevo restaurante en la ampliación del shopping Punta Carretas, en Punta Carretas Tower. Para Parodi, es compromiso que hoy sienten que están preparados para afrontar. "Sabemos que vamos a jugar de visitantes, hay casas muy tradicionales que son fuertes. Garcia es la primera vez que sale de Carrasco, pero la gente de Punta Carretas ya nos conoce", sostuvo.

Por su parte, el chef ejecutivo de Sofitel Montevideo Casino Carrasco, Kaywa Hilton, entiende que la variedad de propuestas de la zona se debe a un cambio en la gastronomía uruguaya, y un acercamiento del público con la comida local y típica del país. "Se abren panaderías, parrilladas, cafeterías, todas propuestas diversas", y añadió que el restaurante del hotel tiene la misión de acercarse al barrio y atraer a la gente de la zona. "Nos gustaría que más personas conozcan la propuesta", dijo.

Hace 24 años, en la esquina de Costa Rica y Rivera, abrió Café Misterio. El emblema del local fue, durante años, el sushi. Gente de la zona y de todo Montevideo acudía al lugar a degustar este plato, años antes del boom de la comida japonesa en Uruguay. Su socio director, Roberto Behrens, también entiende que el mercado de Carrasco está saturado. "Tampoco hay movilidad entre personas de distintos barrios; los uruguayos no somos de recorrer grandes distancias", expresó.

El local tiene una onda juvenil, tendrá música alta, un patio con luces bajas y con graffitis en las paredes, además de una barra para tragos. "Le hacía falta una propuesta así a Carrasco, que tiene un estilo totalmente diferente a lo que hay", indicó.