El Gran Gustaf y su “tarea evangelizadora”

"Avidez”. Proviniendo del Gran Gustaf, este sustantivo puede tener varios significados secundarios y terciarios de diverso tono, pero esa fue la palabra con la que el actor y humorista oriundo del barrio Capurro describió las ganas y el ímpetu de diferentes ciudades del interior para verlo en vivo.

Ese fue el inicio de una gira nacional, llamada El humor salvará al mundo, que tuvo el puntapié de arranque el sábado pasado en Piriápolis y que ya tiene confirmadas 20 fechas en los 19 departamentos de la República.

“La avidez tiene una explicación. Vimos que el interior estaba llamando mucho, por la repercusión de mis voces en Radio Sarandí, y por Abeijón, el personaje de Santo y seña, en Canal 4”, explica Gustaf a El Observador durante el alto de un rodaje en el que se encuentra trabajando y del que no quiso dar demasiado detalles.

Según el actor, El humor salvará al mundo se trata de una “antología de lo más reciente” de sus espectáculos de teatro, mechado con temas de actualidad de la semana en cuestión. Pero no aparece ninguno de sus persnajes ni de radio ni de TV. “En teatro yo no repito personajes”, dice Gustaf, quien habla de un fenómeno geográfico que se está dando con su show: las ciudades satélite quieren tenerlo en sus escenarios. El domingo pasado estuvo en Rosario, y la gente de Nueva Helvecia también confirmó un show.

“No dista mucho del candidato que va a todos a lados, que habla en un lugar grande en una ciudad grande y que también se sube al cajón de verduras en un pueblito. Es una tarea casi evangelizadora”, resume Gustaf. “La idea es actuar en todos lados”.

Las primeras percepciones del actor sobre el público apuntan a la predisposición de la gente a reírse. Le agradecen que se haya trasladado hasta allí, tanto en Piriápolis como en Rosario, porque en esas ciudades hay muy pocos espectáculos. Los finales se repiten: fotos, autógrafos, saludos, cariño.

Hace unos años, Gustaf le preguntaba al público si habían leído al filósofo francés Dominique Rocheteau (en realidad jugador francés del Mundial de México ‘86). ¿Se puede hacer hoy humor de altura, inteligente? “Voy mechando de todo dentro de la bolsa. Hay humor para todos. Si no volvemos a aquello de ‘cuanto menos gente lo entienda mejor’. A veces somos demasiado herméticos y después nos quejamos de que no va nadie al teatro”, dice.

Deseos y realidades
Pero, ¿tiene una cara seria Gustaf? ¿Puede abandonar la tentación de generar la risotada? Le encantaría. “Lo que pasa es que las apariciones en cine o en un programa de televisión propio, no dependen de mí. Depende de otros y de sus prejuicios. Mi cualidad es mi histrión, una computadora para escribir y la imaginación. Me encantaría participar en una obra de teatro. Es real. Es un deseo, no es que esté llorando”, confiesa.

Pero ahora, la gira pueblo a pueblo en plan one man band es lo que se le viene. Hará reír por los caminos de la patria. “Me gusta ser popular. No reniego de la palabra ‘popular’, que es diferente a ser mediático”, remata. Las entradas previas cuestan $ 200 y $250 en boletería.