Opinión > Análisis / Nelson Fernández

El mensaje que "el Profesor" dio a "Tokio" y a "Berlín"

Gobierno y Frente Amplio no logran sintonía con la opinión pública y no reaccionan
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24 de marzo de 2018 a las 05:00
El gobierno anda mal y el Frente Amplio está mal. El gobierno precisa recuperar aprobación de los gobernados y el partido oficialista precisa recuperar adherentes y votantes.

Es una curiosa imagen de caminos paralelos, que de alguna manera rompe con la regla básica y se juntan sin necesidad de llegar al infinito.

Para mejorar la imagen, el gobierno precisará mejorar la gestión y convencer a la gente de que ha mejorado en serio y que seguirá en eso. No es suficiente con "comunicar mejor lo que se ha hecho". La demanda es de que se corrijan problemas y errores, y de que se logre mayor efectividad.

Para recuperar simpatizantes y votantes, el Frente Amplio necesita mejorar su acción política, rescatar la esencia del movimiento político generador de alegría y esperanza, con el respeto al equilibrio de una coalición con divergencias ideológicas entre sus socios. Mostrar firmeza antes los desvíos y no titubeos con intención de barrer bajo la alfombra, saber escuchar a su electorado y a la opinión pública y comprender que la oposición no está tan mal como cree, en una especie de autocomplacencia.

En un punto, esos caminos paralelos deberán acercarse y confluir a una ruta común, porque para 2019 el Frente Amplio deberá mostrar resultados de este gobierno y además ofrecer una propuesta hacia delante que genere entusiasmo.

Aun cuando la gestión no sea óptima o muy buena, podrá mostrar que una nueva generación de dirigentes trae nuevos planes, que admite que hubo fallas o demoras y que se compromete a hacerlo distinto y mejor, pero la evaluación de los votantes unirá indefectiblemente ambas imágenes: la del espejo retrovisor sobre lo actuado, y la del parabrisas sobre lo que se espera más adelante.

Durante los últimos días, en el Frente se ha discutido sobre estos temas, pero cuando los periodistas consultan a los dirigentes para conocer si hay reacciones o medidas, encuentran enojo con la opinión pública y no búsqueda de sintonía con la gente.

El PIB crece y lo hace por quince años seguidos, pero la mayoría de los uruguayos perciben que la economía está mal. "La gente se queja por inconformistas", "se olvidaron cómo vivían en los noventa", "esa fiebre capitalista del consumismo hace que esta gente nunca esté satisfecha".
El reproche genera distancia, no acercamiento.

Lo mismo ha pasado con el movimiento de "autoconvocados". La encuesta de Cifra que se hizo pública esta semana, mostró que no es solamente cosa de "paisanos aprovechadores", sino que la opinión pública cree que la protesta tiene fundamentos, y además, que el gobierno se ha manejado mal.

"Sí, ya sabíamos, teníamos números más o menos parecidos", respondió un hombre de gobierno esta semana, reconociendo que contaban con sondeos que le mostraban eso desde febrero. Pero no escucharon.

Además, las encuestas de Equipos y de Cifra divulgadas esta semana, mostraron el "peor momento" del gobierno en materia de aprobación. Un punto bajo puede ser coyuntural pero en este caso, la clave no está en el nuevo dato sino en la tendencia.

Los gobiernos frentistas han tenido una aprobación cercana a la mitad de la población (50%), con picos altos de 60% y bajos de cuarenta y pico por ciento. Pero desde la primavera de 2015, solamente un tercio aprueba la gestión. Ahora fue el pico más bajo (25%) y el saldo neto entre aprobación menos desaprobación da negativo en 23 puntos, en ambas mediciones.

Mientras, en la oposición se teje una alianza amplia para mostrar al electorado una alternativa de gobierno con base ancha. A lo natural que se ha hecho la sociedad entre blancos y colorados, se suma la posibilidad del vínculo con el Partido Independiente. El Frente ha tenido varias señales de eso, pero no reacciona.

Luego de ver cómo Luis Lacalle Pou incluía en su mensaje del 2 de marzo a propuestas de otros partidos, incluido el PI, la bancada oficialista vio que se le venía una votación adversa con el Plan de Vivienda de la Unidad Popular (UP).

Algunos frentistas entendieron que había que aplicar la lógica del "divide et impera", para quebrar una incipiente alianza multicolor, y movieron piezas para que el Partido Independiente tuviera argumentos para no votar junto a blancos, colorados y la UP. El inteligente intentó se frustró porque no encontró eco en la interna oficialista. Eso no es un episodio menor.

Y esta semana, dos de los principales líderes frentistas hicieron gestos políticos que a esa centro-izquierda del PI lo aleja más (lo que visto de otra forma, lo acerca a una alianza con blancos y colorados).

José Mujica se abrazó con Lula, Dilma y Correa en un acto en Livramento. Lula y Dilma no habrán robado para ellos, pero lideran un partido bañado en corrupción, que usó dinero de la gente para endulzar sus campañas y comprar votos.

Correa viene de una derrota durísima en el referéndum de Ecuador y su imagen averiada porque su sucesor, Lenín Moreno, lo acusa de haber dejado la economía nacional "casi destruida" y de hacer "la vista gorda" sobre una "corrupción galopante".

Un día después, Tabaré Vázquez salió a pedir públicamente al gobierno de Perú que no excluya a Nicolás Maduro de la Cumbre de las Américas. La asociación con Venezuela puede dar réditos a Vázquez en la relación con el MPP y el Partido Comunista, pero aleja al Partido Independiente y a votantes de centro izquierda.

Gobierno y partido de gobierno están mal, por algunas razones comunes y otras propias de la administración o de la estructura partidaria.

En la exitosa serie española La casa de papel, sobre el asalto a la fábrica de billetes, el Profesor transmite a sus compinches la importancia de tener a la gente de su lado, y toma decisiones para ganar la opinión pública. A Tokio, Berlín y a los otros secuaces con apodo de ciudades, les advierte que nunca hay que dejar de seducir a la opinión pública. Es una lección.

El oficialismo, gobierno y partido no están escuchando bien lo que transmiten los uruguayos y eso determina que se posterguen decisiones y correctivos.

El sábado 3 de febrero terminó el encuentro de gobierno de dos jornadas para planificar el año; no hubo anuncio alguno hasta el lunes, cuando se hizo una conferencia de prensa sin novedades. Los medios tampoco informaron sobre trascendidos relevantes. ¿Había fallado la prensa en conseguir información relevante sobre los planes para el año que se manejaban en reserva, o había fallado el gobierno en no lograr impacto con anuncios de medidas que reactivaran interés y asociación positiva con la opinión pública?

Pasado el tiempo, parece que no era la prensa la que había fallado.
Ahora viene el feriado de Turismo y el oficialismo tiene tiempo para reaccionar, aunque cada vez queda menos tiempo.

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