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El rascacielos en San Rafael: ¿desastre o desarrollo?

La academia criticó con dureza el proyecto de Rafael Viñoly para San Rafael mientras el célebre arquitecto lo defiende en pos del desarrollo de Punta del Este.
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03 de junio de 2018 a las 05:00

A pocos meses de que habitantes y veraneantes de Punta del Este junto a arquitectos e integrantes de la Academia llevaran la discusión de una posible demolición de la casa Poseidón de las redes sociales al grupo inversor que va a construir allí un complejo de edificios y a la intendencia, un proyecto inmobiliario en el balneario vuelve a generar una fuerte polémica.

Las cifras son: 67 pisos, 300 metros de altura, el edificio más alto de Sudamérica (hasta ahora el más alto está en Santiago de Chile), US$ 400 millones de inversión. El lugar: el emblemático hotel San Rafael ubicado frente a la playa brava en el barrio residencial homónimo. Esas son las características del rascacielos que forma parte del complejo turístico que proyecta el Grupo Cipriani con el diseño del prestigioso arquitecto uruguayo Rafael Viñoly.

Viñoly –radicado en Nueva York desde hace décadas y con oficinas en Londres, Abu Dhabi, Palo Alto, entre otras ciudades– es responsable del aeropuerto de Carrasco, el puente de la Laguna Garzón y el edificio Aqua en Punta del Este.

El proyecto de inversión del Grupo Cipriani generó todo tipo de reacciones en las redes sociales y hasta memes sobre la altura y el estilo en ladrillos y con techo a dos aguas de la torre. Incluso existe una convocatoria en la plataforma change.org bajo la consigna "No a los 60 pisos en San Rafael" que reunió casi 9.000 firmas en 24 horas.

Una de las firmantes es Laura Alemán, profesora agregada del Instituto de Historia de la Arquitectura de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República.

"Me parece un desastre desde varios puntos de vista", dijo Alemán al ser consultada por El Observador.

En primer lugar lo cuestionó desde el punto de vista estético. "Me parece un diseño trasnochado que parece de otra época, anacrónico, que además intenta mimetizarse con el edificio del antiguo hotel, replicando las formas de estilo Tudor del hotel", dijo Alemán. "Creo que lo más grave es el impacto que tiene por el modo con el que se vincula con la escala del hotel; queda ridículamente instalado frente a todos esos edificios y además tiene un impacto ambiental en una zona costera", concluyó.

El proyecto también impactó al exdirector de la Comisión del Patrimonio, arquitecto y catedrático de historia de la arquitectura en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, William Rey. En diálogo con El Observador, Rey manifestó su admiración por Viñoly como autor de una de "las mejores obras de los últimos 30 años", en referencia al Tokyo International Forum. "Como proyecto para Punta del Este, con esas características, me parece desacertado. No es adecuado para el paisaje, no es adecuado para el lugar. Y no porque sea alto. Porque no logra transformarse en un icono singular en términos de valor. No agrega valor al sitio", dijo Rey.

Por otra parte, Alemán cuestionó el proyecto desde el punto de vista ético.

"Me parece que la arquitectura es otra cosa. La arquitectura tiene que tener cierta modestia, cierta pertinencia y esto me parece un ejercicio de gran vanidad. Un gesto absolutamente desmedido. El único móvil que puede haber detrás de esto es un tema de rentabilidad económica. Está clarísimo. No es un proyecto que se haga para mejorar el lugar", sentenció la arquitecta y catedrática.

"Ponele que fuera una ecuación económica exitosa que beneficie al inversor, al arquitecto, pero ¿a los uruguayos nos beneficia? ¿a Punta del Este? ¿Al lugar? ¿Al hotel? El hotel tiene su dignidad, tiene su historia y su valor", cuestionó.

El techo a dos aguas en la cúspide del rascacielos, donde funcionaría un mirador público con ascensores independientes, generó críticas también.

"Me parece una broma de mal gusto. Es una caricatura. Pretender emular o replicar la disposición formal del hotel que corresponde a otra época, otro modelo, otra escala, en una torre tan alta, con ese techito es algo increíble", dijo Alemán.

Rey aseguró que el proyecto no se condice con el nivel del resto de la obra del autor.

"Me quedó una impresión muy extraña respecto a esta torre. Me da la idea de que ni siquiera parece ser una factura del propio Viñoly", dijo el catedrático.

En la presentación del proyecto del grupo Cipriani en la Junta Departamental de Maldonado –que deberá votar su aprobación después de que se someta a estudio dentro de la Comisión de Obras– un edil preguntó si no era un disparate pensar en 60 pisos para Punta del Este.

"Veintisiete pisos también es un disparate para Punta del Este", respondió Viñoly. "Es peor 27. Porque se genera este especie de masa indefinida en la que cada edificio trata de pelear por visibilidad porque le ponen una cosa en la sala de máquina en el techo, o le ponen luces de noche. Sobre todo, que se arruina una de las cosas más importantes que existen en un lugar como este que es la permeabilidad", concluyó.

Viñoly dijo ante el organismo de gobierno de Maldonado que su intención y la de Cipriani es generar un polo de atracción para un mercado internacional que todavía no existe en el país y que Punta del Este se convierta en la Cannes de Sudamérica, refiriéndose al glamoroso balneario francés.

Arquitecto con fama mundial

Nacido en Montevideo, pero formado en la Universidad de Buenos Aires, Rafael Viñoly es un arquitecto de fama mundial. Es el autor del rascacielos más alto de Manhattan, el edificio 432 Park Avenue, que es además el más alto del hemisferio occidental. Se trata de una torre esbelta que modificó y resalta en la célebre silueta de Nueva York. Entre sus obras más destacadas está The New Stanford Hospital en California, y el master plan de la Battersea Power Station de Londres, la misma que aparece en la tapa del disco Animals de Pink Floyd. Además, su proyecto para la reconstrucción de la zona cero de Nueva York, donde antes estaban las icónicas Torres Gemelas, quedó segundo en el concurso de propuestas.

Antecedente en Montevideo

Diseñado por el arquitecto uruguayo Carlos Ott, un proyecto de tres torres de 43 pisos frente al Puerto del Buceo fue rechazado de plano el 21 de octubre de 2009 por la Comisión del Patrimonio. La razón: no se integraban a la construcción de la zona, contó el titular de Patrimonio en aquel entonces Alberto Quintela a El Observador en 2012. Finalmente los inversores cambiaron el proyecto y Ott diseñó varios edificios más pequeños, escalonados, de entre cuatro y ocho pisos, mucho más "amigables" con el entorno, lo que hoy es Forum.






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