Lo más importante era la antesala, el #MeToo y el #TimesUp. Los premios, como pocas veces, eran lo de menos. Pero cuando, sobre las 22.30 de Uruguay, los galardones comenzaron a caer, el discurso también se tradujo (parcialmente) al arte. Pasó con
Big Little Lies, por ejemplo, una de las más ganadoras de la noche. Cuatro galardones para una serie sobre mujeres fuertes, que se rebelan contra un ecosistema que las aprisiona. Fue la mejor
ficción del año sin discusión y así fue recompensada. Lo mismo para
The Handmaid's Tale o
The Marvelous Mrs Maisel, series que ponen a la
mujer como eje desde narrativas distintas.
La sorpresa mayor apareció en el último premio de la noche, en la categoría Mejor Película Dramática. Tres anuncios por un crimen volteó a las favoritas con una historia que puede ser considerada la más feminista de todas las nominadas: una mujer que decide tomar cartas en el asunto y forzar la ley cuando el asesinato de su hija queda impune. Ganó, sorprendió y alegró.
Lo mismo sucedió con Lady Bird, de Greta Gerwig, que fue elegida Mejor Comedia pero no valorada en la categoría Dirección. Gerwig fue ignorada por los premios pero ponderada por sus colegas. Arriba del escenario Barbra Streisand no tuvo reparos en denunciar su ausencia entre los nominados. Natalie Portman, también pegó duro.
Los
Globos de Oro tuvieron reivindicación femenina en la alfombra. También en varios galardones. Ahora, el siguiente paso son los Oscar. ¿Qué sucederá allí? ¿Gerwig estará nominada y
Tres anuncios por un crimen será la mejor película del año? Las respuestas se sabrán, recién, el 4 de marzo. Pero en la noche del domingo algo cambió, y ya nadie puede dudar de ello.