Mientras se disputaba el Mundial de Brasil en 2014, Naim Sliti jugaba en un equipo de la quinta división francesa y no podía ni imaginar que podía estar en la siguiente edición del torneo como una de las figuras de la selección de Túnez.
En una entrevista con la AFP, este mediocampista de 25 años, nacido en Marsella (Francia), todavía no sale de su asombro por cómo ha cambiado su vida en poco tiempo, a un día de enfrentarse a Inglaterra el lunes en Volgogrado (15 de Uruguay).
"Si me lo hubieran dicho hace cuatro años, no lo habría creído", reconoció Sliti antes del debut tunecino en Rusia-2018.
Para llegar a este Mundial ha tenido además que nadar contra la marea, superando su complicada situación de hace un año, cuando la llegada al Lille del entrenador argentino Marcelo Bielsa supuso para él ser descartado del equipo y tener que buscar un nuevo destino, que terminó siendo el Dijon, donde pudo firmar "la mejor temporada" de su carrera, con 7 goles y 6 asistencias en la última Ligue 1 francesa.
"Cuando lo pasas mal, luego el éxito sabe mejor. He tenido momento difíciles. Ya fue muy difícil en la National (3ª categoría francesa) en el Red Star (2015-2016). Pero incluso allí fue todo bien, porque en la 2013-2014 estaba jugando en el París FC, en la CFA2 (5ª categoría)", recuerda.
"El entrenador no me hacía jugar nada. No era nada fácil, incluso llegué a pensar que quizás no iba a poder llegar lejos en el fútbol", explicó.
Todo es posible
Pero el sueño de ser futbolista pudo más y fue clave su año 2015-2016, en el que contribuyó al ascenso del Red Star a la segunda división, lo que llamó la atención de los 'cazatalentos'.
"A partir de ahí, todo despegó": después de debutar con el primer equipo de Túnez en junio de 2016, participó en el buen camino de las 'Águilas de Cartago' en la Copa de África de Naciones (CAN) de 2017, donde llegaron a cuartos de final, y sobre todo en las eliminatorias mundialistas.
"Jugar el Mundial es la culminación de todo el trabajo, del sueño de todos. Es la competición más bonita. Con la ayuda de Dios, ¡todo es posible! Hay que trabajar, no rendirse nunca y creer en tus capacidades", asegura.
En el Grupo G del Mundial, Túnez no lo tendrá fácil. Después del estreno ante los ingleses vendrá un duelo complicado ante
Bélgica (sábado 23) y cerrará la primera fase ante Panamá (jueves 28).
"A todos nos gustaría clasificarnos (a octavos de final). Va a ser difícil, ¿pero por qué no? Tenemos que estar a la
altura de este evento. Creo que podemos conseguirlo", responde.
Él más que nadie sabe que no hay imposibles y que la constancia puede tener su premio.