Gabriel Pereyra

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El uso y abuso de una niña por parte de las bandas feministas

A las corporaciones les importa muy poco la suerte de los menores de edad, salvo que sirva a sus intereses
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10 de octubre de 2017 a las 05:00
Hace unos días se supo que el gremio de los municipales (Adeom) decidió que no entregará regalos de Reyes a los hijos de los obreros que no adhirieron al último paro. No es solo falta de empatía con lo más tierno de la sociedad; es que las corporaciones no están para atender el derecho de los niños, si no, sería un hecho que los menores de edad estarían mucho mejor custodiados. Las corporaciones incluso usan a los niños cuando entienden que es necesario, como en este caso para propinar un golpe a "los carneros".

En estos días hemos visto cómo la corporación que conforman las agrupaciones feministas hicieron uso y abuso de una niña, víctima de una disputa entre su madre, María, y su padre, un español que reclama que la niña vuelva a España para resolver allá el diferendo familiar.

Detrás de la campaña "María no se va", planteada así, en esos términos autoritarios que han caracterizado a estas organizaciones en sus últimas batallas públicas y ejerciendo una clara presión sobre la Justicia, esta corporación no dudó en usar la imagen de la niña en beneficio propio.

Primero mintieron, diciendo en algunos comunicados que la niña era víctima de "abuso", un término que está vinculado a una agresión sexual que nadie ha demostrado, ni aquí ni en España, que se haya concretado. Siempre tan atentas a señalar a quienes exponen públicamente a las mujeres víctimas de violencia doméstica, no dudaron en exponer aspectos íntimos de la niña, como que se defecaba durante los interrogatorios. Luego no dudaron en emprenderla contra el abogado de oficio que se le asignó a la niña, cuya tarea no es defender los intereses de la madre ni del padre, sino de la menor, aunque ello vaya en detrimento de la posición de alguno de sus progenitores. Pero como algunas de sus decisiones pudieron afectar los intereses de la madre, algunos de estos grupos lo pusieron en la picota.

Que los niños les importan poco a estas organizaciones queda vilmente demostrado por cómo uno de esos grupos, a la hora de llevar la estadística de víctimas por la violencia doméstica, no cuenta a los varones asesinados. Si un padre mata a su esposa y a su bebé varón, cuentan una sola víctima porque la otra tenía testículos. Esta bestialidad que al parecer solo un grupo interpreta quedó estampada en su espíritu en la ley que tipificó el femicidio: además de violar el principio de igualdad ante la ley, esa norma establece que ante la Justicia es más importante la vida de una mujer que la de un niño. Hubo madres (y también padres) que apoyaron esa barbaridad. Y estoy convencido de que más de uno lo hizo, entre otras cosas, para no caer en la lengua de estas organizaciones que tildan de machistas, y de ahí para arriba, a todo el que no esté de acuerdo con sus postulados. Y guay de quien vaya a cuestionar las normas que rigen en materia de violencia doméstica, que han dejado por el camino un tendal de injusticias de una dimensión que solo quien es padre puede llegar a entender.

Martha Valfre, una psicóloga que trabaja en casos de violencia doméstica y que no se casa con estas posiciones radicales de las organizaciones feministas, declaró a El Observador que hoy por hoy una mujer puede denunciar a un hombre casi que por cualquier cosa y este será sancionado.
"Tengo el caso de un señor que fue acusado de abusar de su hijastra. Es evidente que la denuncia es falsa. En Penal no encontraron mérito, pero en Familia al hombre lo sacaron de la casa y no puede ver ni a la hija ni al hijo", contó Valfre, poniendo un poco de ese coraje que está haciendo falta para enfrentar a estas corporaciones que, envalentonadas con la nueva agenda de derechos , y que en vez de aprovecharla para instalar un debate más maduro insultan a diestra y siniestra y se creen dueñas de la verdad.

¿Alguien piensa que el drama de este hombre relatado por Valfre, y como él el de otros inocentes, le importa a quienes dicen defender los derechos humanos? Prevalece la lógica del represor argentino Ramón Camps: "Si por cada 10 inocentes matamos a un guerrillero, se justifican las muertes".

Frente al embate de estas organizaciones ultras contra el abogado de la niña en cuestión, el gremio de defensores de oficio emitió una declaración en la que rechaza la "injerencia de grupos sociales que coliden con la independencia técnica" de los profesionales "generando desinformación mediante la intervención constante a través de los medios". La tarea de los defensores, dijeron, es darle "amparo a todos los involucrados". Bueno, para estas organizaciones, con tal de ganar una nueva batalla, importa poco si lo que impera es el desamparo, en este caso, incluso de la niña.

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