Opinión > COLUMNA/EDUARDO ESPINA

En las alas de la imaginación

Se aproxima el ocaso para el Boeing 747, el gran avión de todos los tiempos
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18 de noviembre de 2017 a las 05:00
Hubo un tiempo que hoy parece demasiado lejano, parte de un país en otra época, en que sábados y domingos los uruguayos iban con su familia a las inmediaciones del aeropuerto de Carrasco a ver la llegada o el despegue del Boeing 747 de Pan Am. Si los vientos del día así lo permitían, podía vérsele aterrizando proveniente del Este, como quien va para la zona balnearia, dando la impresión de que aquella mole de perfecta simetría era un edificio de varios pisos con alas y cuatro motores de extraordinario poder, capaz no solo de volar, sino de hacer volar con la imaginación a quienes se quedaban en tierra, soñando con hacer algún día un largo viaje en tal impresionante aparato. En agosto de 1980, cuando el Boeing 747 de Pan Am –que tantas veces en mi niñez había visto llegar e irse con equilibrada elegancia propia de nave de ciencia ficción– me llevó por primera vez a Nueva York, sentí que, tras tantos años de haberse iniciado podía por fin saber qué era la época moderna.

Pocos inventos más característicos de la modernidad que el Boeing 747. Pocos, también, tan poderosos y cautivantes en la imaginación colectiva. Ningún otro avión ha tenido su constancia a la hora de fascinar. Su fisonomía, con todos los simbolismos que la conforman, es una mezcla perfecta de estética de índole artística y tecnológica al servicio de la más útil de las funcionalidades. Además, proyecta gran sentido de confiabilidad. Pasaje y tripulación sienten que por ningún otro medio podía viajarse más seguro de un lado a otro, así fueran enormes distancias entre un continente y otro. Sus cuatro turbinas Pratt & Whitney JT9D son capaces de sacar al gran mastodonte aéreo de cualquier problema, sea este una inesperada turbulencia o una tormenta en medio del trayecto. Hay historias increíbles sobre peligrosos desafíos que lograron sortear los 747 en pleno vuelo, como cuando a uno se le apagaron tres motores y pudo igual llegar a su destino africano sin que el pánico se apropiara de los pasajeros. Ningún otro avión, ni antes ni después, ha sido tan seguro.

Veinte años atrás, en Avión presidencial (1997), en la que Harrison Ford interpretó a James Marshall, el presidente estadounidense más querible de la ficción cinematográfica, la nave, tal cual el propio nombre del filme lo indica, es el principal protagonista. Incluso tiene presencia estelar en varios de los mejores momentos de esa historia "no basada en hechos reales", como cuando el presidente lucha con el mercenario ruso Egor Korshunov (Gary Oldman) que secuestró al Air Force One, en la puerta de salida de la bodega del avión y antes de mandarlo por los aires le dice: "Get off my plane!" (¡Bajate de mi avión!) Entonces, ni tampoco ahora, ha aparecido un comando terrorista o grupo político armado capaz de tirar abajo al Air Force One.

A partir de la primera película en la historia en que aparece un avión, The Military Air-Scout (1911, de apenas 20 minutos de duración), el cine ha enaltecido la presencia imprescindible de ese invento en la vida moderna. Son varios los filmes en que algún avión tiene protagonismo. Existe incluso un subgénero; "película bélica de aviones". La presencia más memorable de un avión no es sin embargo en un filme, sino en el episodio 54 de la serie televisiva Dimensión desconocida, llamado The Odyssey of Flight 33, estrenado en febrero de 1961 y en el cual el protagonista es un Boeing 707. Dicho episodio es realmente genial en todos los aspectos, exhibiendo una imaginación exuberante y una notable capacidad de sorpresa. Sin embargo, si bien han sido muchos los modelos que pasaron por la pantalla, ninguno tan magnéticamente atrayente como el Boeing 747. Para empezar, fue figura fundamental en la saga aérea más exitosa, Aeropuerto, que originó dos películas, la primera de 1974 y la segunda de 1977. En 1981 se estrenó una película australiana que es mala, entretenida y original a la misma vez, El sobreviviente, dirigida por David Hemmings, actor protagónico de Blow Up, de Antonioni. En El sobreviviente, un Boeing 747 con 300 ocupantes a bordo, se estrella, pero el piloto logra sobrevivir; esto es, incluso en los peores accidentes el avión le da una oportunidad a la vida de tan bueno que es. Un Boeing 747 tiene papel central en Duro de matar 2 (1990), como también en Momento crítico (1996), La suma de todos los miedos (2002), Terror a bordo (2006), y la divertida Mi novio es un zombi (2013).

Salvo que la película a filmarse en Hollywood vaya a estar situada en el pasado reciente, el Boeing 747 está camino de salida del cine, por la sencilla razón de que ese modelo de avión dejará de integrar las flotas de las aerolíneas estadounidenses. Lo obligan a salir. Aunque todavía tiene nafta en el tanque como para seguir cruzando océanos y haciendo a la vida en el aire más confortable, las compañías aéreas estadounidenses dejarán de utilizar el modelo y por ende de comprarlo. El pasado 8 de noviembre, United Airlines le hizo una gran despedida al último vuelo de un Boeing 747, cerrando así un capítulo dorado, tanto de la historia de esa aerolínea como de la aviación estadounidense. Delta es la única compañía de ese país que todavía tiene en su flota modelos Boeing 747, pero planea sacarlos de circulación antes de fin de año. Si bien tres de las principales aerolíneas europeas, British Airways, Lufthansa y KLM, continúan utilizando al 747, tarde o temprano dejarán de volar al gran avión de la Boeing, no porque este resulte obsoleto o haya perdido seguridad, sino porque es costoso de operar en relación a nuevos modelos de largo alcance, que vuelan solo con dos motores y no consumen tanto combustible como "la reina de los cielos", tal cual se le ha conocido a la gran obra de arte de la industria aeronáutica.

Norman Foster, uno de los arquitectos de mayor prestigio de la epoca moderna, dijo años atrás que su edificio favorito del siglo XX era el Boeing 747. Como los tigres blancos y cientos de especies animales, el extraordinario modelo de avión está en vías de extinción. En corto plazo, tal como la realidad lo indica, solo unos pocos privilegiados podrán disfrutar del extraordinario placer de ser transportado de un lugar a otro encima de la confortable mole cuatrimotor. Uno de ellos será el presidente de EEUU. Si bien United y Delta, las dos últimas aerolíneas estadounidenses en utilizarlo, no lo tendrán más como lujoso caballito de batalla en sus flotas, el 747 seguirá teniendo por mucho tiempo presencia ubicua en la cultura popular, al menos en su memoria. A quienes tuvieron la fortuna de viajar en él les quedará el recuerdo de un invento de extraordinaria funcionalidad, cima de la inteligencia humana cuando se anima a cumplir los sueños de la imaginación.

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