Los flujos migratorios han variado de manera significativa en América Latina, según coinciden distintos expertos en la materia. Canadá, Estados Unidos y países de Europa solían ser antes los destinos elegidos por miles de personas. Ahora los flujos son intrarregionales y Uruguay no es ajeno a ello.
¿En qué trabajan los extranjeros que viven en Uruguay? Un informe elaborado por la Representación de la Trabajadores en el Directorio del Banco de Previsión Social (BPS) muestra que el comercio y la producción agropecuaria ocupan los primeros dos lugares con casi 10.800 empleos, casi uno de cada tres de los que están registrados ante el BPS.
Le siguen la industria manufacturera, actividades administrativas, enseñanza, alojamiento y servicios de comida, servicios sociales y relacionados con la salud humana, construcción e informática y comunicación. Estas ramas dan empleo a unas 17.200 personas. Y hay unos 7.800 puestos ocupados en actividades profesionales, científicas y técnicas, transporte y almacenamiento, actividades inmobiliarias, entre otras nueve.
Si bien los trabajadores extranjeros son 34.086, los puestos cotizantes son 35.875. Eso implica que muchos ocupan más de un puesto de trabajo. En el total de cotizantes del BPS la participación de los extranjeros es todavía baja y se ubica en cifras cercanas al 2,3%.
Entre las personas extranjeras que tiene registrado el BPS 19.4222 son hombres y 14.664 son mujeres. Casi la totalidad de estos trabajadores (29.084) han obtenido la ciudadanía o el documento uruguayo. El resto (5.678) está registrado en el BPS, pero sin documento uruguayo. En esa lista son mayoría los argentinos, cubanos, brasileños y venezolanos.
Los números muestran que cada vez más los comerciantes miran con simpatía la contratación de extranjeros, principalmente por la disposición que tienen frente al trabajo.
Por ejemplo, en la Cámara Nacional de Comercio y Servicios del Uruguay coinciden en que los trabajadores uruguayos han perdido las llamadas "habilidades blandas", es decir, la puntualidad, cumplir con el horario, el ánimo de servicio, la amabilidad y la presentación de cada jornada, según se indicó semanas atrás a El Observador. Ese tipo de habilidades son las que aparecieron con fuerza en los recién llegados al país y que revalorizaron aspectos que se consideraban olvidados.
El especialista regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en empleo juvenil y migración laboral Guillermo Dema señaló este jueves que el impacto de recibir inmigrantes "siempre va a ser favorable" para los países. Aunque en Uruguay esa población es todavía muy poco significativa, puso como ejemplo que en países de Europa sus aportes están salvando los sistemas de seguridad social.
En muchos casos llegan promediando su vida laboral, por lo que no van a conseguir cotizar los años suficientes para acceder a una jubilación. En ese sentido, el experto señaló que unas de las claves pasa porque los países tengan acuerdos en materia de seguridad social que reconozcan los aportes realizados en diferentes sistemas. "Eso se logra con convenios y Uruguay es un buen ejemplo", dijo en entrevista con Radio Uruguay.
Para Dema, es posible que los trabajadores pongan menos exigencias y estén dispuestos a trabajar por menos dinero. Sin embargo, eso no debería repercutir en una baja de los salarios porque la negoción colectiva debería oficiar como "salvaguarda". En ese sentido, puntualizó que el incremento de la informalidad que se observa en estos colectivos responde principalmente a que en principio llegan con una visa de turistas y mientras regularizan su situación tienen que realizar "cualquier trabajo". Así entran al sector informal.
"Cerca del 45 % de los extranjeros que llegan a trabajar en Uruguay recibieron formación terciaria. Y esto es algo que el país precisa", dijo el ministro de Trabajo y Seguridad Social Ernestos Murro
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Para el experto de la OIT, otra de las dificultades que atraviesan estas personas es la validación de sus títulos como profesionales en distintas áreas. El 45% de los inmigrantes tiene formación terciaria, pero en muchos casos tienen que desempeñarse en otras actividades al menos por un tiempo hasta que logran revalidad sus estudios.
Y aunque los empresarios valoran cada vez más la sobrecalificación que pueden tener los inmigrantes que buscan trabajo, esa situación es vista con preocupación, tanto desde la central sindical como desde organizaciones dedicadas a ayudar a los inmigrantes. Un estudio del Programa de Población de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República del año 2016, señala que quienes inmigran tienen "una desventaja sistemática en el acceso al empleo" y "mayor riesgo de sobrecalificación y de informalidad".
Para el ministro de Trabajo Ernesto Murro la inmigración es positiva y los uruguayos deberán adaptarse al cambio que se produce desde 2009, cuando Uruguay empezó a recibir inmigrantes. Murro insistió en que Uruguay debe capitalizar como "fortaleza para el desarrollo" el hecho de que casi la mitad de los extranjeros que llegan a trabajar al país recibieron formación terciaria, según afirmó el miércoles durante una charla sobre política migratoria uruguaya realizada en el Ministerio de Trabajo.
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