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Femicida de La Coronilla: crónica de un homicidio anunciado

Jesús Pampillón tenía desde 2013 registros en la Policía, la Justicia y el sistema de salud por arranques de violencia como consta en un expediente judicial
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17 de marzo de 2018 a las 05:00
Jesús Pampillón mató a Lorena Rocha el 10 de marzo en La Coronilla. Después de tener relaciones sexuales, la ahorcó y, como ella no terminaba de morir, la degolló. Ella estaba embarazada de cinco meses y la criatura en gestación, que era hija de Pampillón, también murió.

Al menos desde 2013 para la Justicia, la Policía y el sistema de salud existía la constancia de que Pampillón es un individuo con problemas psiquiátricos y arranques violentos que no podía controlar.
Sin embargo, no sirvió de nada.

El 10 de julio de 2013, María del Carmen Pampillón, de 47 años, llamó a la comisaría de La Paloma, preocupada por su hijo Jesús Pampillón. La mujer contó que el joven, de 18 años, que estaba bajo tratamiento psiquiátrico, había lastimado a un perro con un cuchillo y se había escapado a un monte cercano. Un rato después logró hablar con él por teléfono, pero le dijo que no quería ver a nadie y que si alguien se le acercaba, lo lastimaría. Estaba como enloquecido porque había roto con su novia, Valeria. Todo consta en un expediente judicial al que accedió El Observador.

El cabo Eduardo Alonso le envió un SMS al joven. Pampillón le respondió que no saldría del monte hasta ver a Valeria y "sino, comenzaría a matar gente".
Hasta ese momento, Pampillón carecía de antecedentes penales.

Más tarde ese día, el cabo Alonso logró que Pampillón lo atendiera en el celular y tuvieron un diálogo "más calmado". Lo convenció de que se acercara a la ruta 10. También coordinó para que una ambulancia estuviera allí cuando apareciera el joven. El encuentro fue unos minutos antes de las 23. El doctor Martínez Gandara revisó a Pampillón y lo remitió al pabellón de psiquiatría del hospital de Rocha.

Pampillón no estuvo mucho tiempo allí. En el expediente consta que el 29 de julio una joven fue a la subcomisaría de Costa Azul y denunció que Jesús "se encontraba descontrolado amenazando de muerte con un facón" a su abuela y a varios niños.

Otra vez le tocó actuar al cabo Alonso, quien habló con Alfredo Guerra, de 44 años, pareja de María del Carmen Pampillón y padrastro de Jesús, quien relató que su hijastro los había amenazado con "picarlos" con el facón y con "matar a su madre".

Se lo condujo a la comisaría en una ambulancia, bajo guardia policial y se lo atendió en la policlínica de La Paloma.
La noche del 14 de agosto de 2013, Jesús volvió al monte. Irrumpió en una obra en construcción y en casas de vecinos donde pidió que le prestaran un arma para cazar un jabalí. Nadie le prestó.

El 15 de agosto hubo dos incendios: uno en el monte, otro en una casa del balneario San Antonio, que fue destruida en gran parte por el fuego. Cuando las llamaradas se estaban comiendo la casa, Pampillón regresó a la obra donde antes había pedido prestada un arma y solicitó ayuda para apagar el incendio.

Dijo que él no tenía nada que ver. Pero cuando la policía lo detuvo por sospechoso, admitió haber iniciado el fuego.
También reconoció que provocó otros dos siniestros en los días anteriores. En uno de ellos quemó una casa abandonada. Fue un incendio grande, intervinieron la policía y los bomberos. Pero no hubo denuncia judicial.

En cambio el incendio de la vivienda del balneario San Antonio sí motivó una acción penal. El dueño, Diego Moles, denunció pérdidas por valor de US$ 70.000. Moles no tenía ningún vínculo con Pampillón. Su casa no era la de una expareja de Jesús como se ha mal informado en estos días. El expediente que se abrió entonces es el que estamos recorriendo.

El 15 de agosto de 2013, Pampillón fue interrogado en la seccional 11 de La Paloma. Estuvo presente otra vez el cabo Alonso. También el agente de primera Denis García. Le preguntaron el número de su cédula. No lo recordó. Le pidieron que contara "sus andanzas en el día de la fecha".

"Hoy me levanté a las cinco de la mañana, y salí a cazar liebres con mi perro, con una chumbera, una pala y un cuchillo por si encontraba alguna nutria en una cueva para escarbar, estaba en El Palenque donde vivo, y crucé la ruta y entré en el campo de Pegurí para cazar. Recorrí el campo y no agarré nada, entonces me volví a casa, luego agarré esas cosas que tenía conmigo cuando me encontraron ustedes, el bolso, con un pantalón, una camisa, una campera, sal y un encendedor, y me fui para el monte y prendí fuego en varios lugares, lo hice por la rabia que tenía. Estaba con rabia por mi novia que me había dejado".Valeria.

Dijo que no quiso incendiar la casa, que cerca de donde hizo fuego había una lata de querosén y todo se le fue de control. Le preguntaron si provocó otros incendios.

"Hace unos días yo estaba en casa solo, en una casa que me prestaron estaba haciendo fuego para un asado (...) y tenía un colchón cerca y se me prendió, se quemó esa casa. Al otro día yo andaba mal y prendí fuego unos colchones en esa casa que le prestaron a mi madre y mi hermano me ayudó a apagarlo. La primera vez fue la policía, al otro día no porque no avisamos".

El 16 de agosto de 2013, en un oficio de la Seccional 11 de Rocha, consta que enterada la madre de que su hijo fue detenido, declaró que "en reiteradas oportunidades le ha manifestado que un día va a matar a todos y les va a prender fuego".

Agregó que Jesús está bajo tratamiento psiquiátrico, que toma "medicación controlada" y "en varias oportunidades ha tenido consultas pactadas con médicos, pero no concurre".
Luego en el expediente se reconstruye la comparecencia de Jesús ante la jueza Marcela López.
Pampillón no supo responder si tenía cédula ni credencial. Dijo vivir con su madre y dos hermanos menores y estar en tratamiento psiquiátrico.

­­—¿Por qué tenías rabia?- le preguntó la jueza.
—Me sentía angustiado porque me había dejado mi novia. Yo no quise prender fuego la casa. (...) yo estaba asando una paloma.

Le preguntó si era responsable de otros incendios.
—Sí, yo estaba haciendo un asado y había un colchón cerca y se prendió fuego y se incendió la casa. Eso hace cuatro días.

Le preguntó si es responsable de algún otro incendio.
—Yo incendio unos championes y ropa mía. Cuando estoy mal con rabia me las desquito. A mí me trata Alonso. Estoy tomando medicación.Yo iba a prender fuego el monte, pero nunca se me ocurrió prender fuego para hacer daño a alguien.

El 16 de agosto de 2013, la jueza López resolvió el procesamiento con prisión de Pampillón por un delito de incendio agravado. Encargó que se le realizaran pericias psiquiátricas y psicológicas.

El 28 de agosto de 2013, la Policía de Rocha libró un oficio según el cual Pampillón fue trasladado al Comcar debido a "la gravedad del delito que se le imputa, lo que ha generado gran conmoción social, demostrando este interno gran peligrosidad..."
A partir de entonces, hubo sucesivos pedidos de excarcelación de los defensores de Pampillón cuando se cumplieron uno, cuatro y seis meses de prisión. No fueron aceptados.

Pericias

El 30 de enero de 2014, casi seis meses después de su detención, se agregó al expediente el informe psicológico pedido por la jueza López.
En él, la psicóloga y perito judicial Iris Charrie narró que Jesús se presentó a las entrevistas de buen ánimo y correcta presencia.

Su familia –relató en su informe– es oriunda de Rocha. Sus padres se separaron cuando tenía 13 años por problemas de infidelidad y alcoholismo del padre. Tiene 7 hermanos, los dos menores son de ambos padres. Luego tiene dos mayores que son hijos de la madre con otra pareja, y dos hermanos mayores que son hijos de su padre con otra mujer.

Hizo hasta 5o en escuela rural en Cabo Polonio y terminó primaria en Castillos. Más adelante el expediente dirá que se anotó en la UTU, pero no concluyó primer año. Dejó los estudios "por dificultades de aprendizaje".

A los 18 años entró al área de mantenimiento del puerto de La Paloma, donde trabajó siete meses "hasta que fue internado en el Hospital de Rocha en el sector de psiquiatría".
Jesús le contó a la psicológa que tiene muy pocos amigos. Que le gusta acompañar a su padre a cazar y a las carreras de galgos.Que estaba medicado hasta su detención, pero que dejó de tomar los remedios por su propia voluntad. "No los necesito", declaró.

La psicóloga Charrie estableció que respecto al incendio de la casa, Pampillón "presenta un discurso confuso y contradictorio sin tonalidad afectiva sobre lo relatado".
Jesús le dijo que se llevaba bien con sus compañeros del Comcar y que hacía labores en la cárcel: limpiaba, pintaba, repartía pan y comida y que gracias a ello le iban a acortar la pena.

Finalmente, Charrie dio su dictamen: Pampillón presenta –escribió– una personalidad débil, "una importante inmadurez psicoemocional, con baja tolerancia a la frustración, no logrando un adecuado control impulsivo".

La psicóloga observó una tendencia a generar "relaciones anaclíticas", donde todo se deposita en el otro y hacia el cual se proyectan todos los pensamientos negativos. Encontró "escaso desarrollo del pensamiento" e "importantes elementos depresivos y dependientes". No hubo, recuerda hoy, ni angustia, ni asombro, ni tristeza en el relato de Jesús.

Concluyó que "sería aconsejable que continuara en tratamiento psiquiátrico, beneficiándose de tratamiento psicoterapéutico".

Dos semanas después, en febrero de 2014, se agregó un dictamen psiquiátrico, más escueto, realizado por la psiquiatra Silvia Martínez en base a un examen que le realizó a Jesús el 21 de noviembre de 2013.

"Salí al monte a cazar y mi madre creyó que me iba matar, le dije a la Policía que no fueran porque los iba a matar. Andaba mal. Fue un accidente, hice fuego...", le dijo Jesús a la psiquiatra.
Le contó que sus hermanos menores tienen 14 y 13 años. Que su padre biológico tiene otra pareja y es guardaparque. También por qué dejó con Valeria: "La terminé dejando porque yo era muy celoso, ella en Montevideo y yo en Rocha, me dijeron cosas..."

La doctora lo vio "tranquilo, con actitud de colaboración, pensamiento claro, coherente, finalista, sin contenido delirante". De su personalidad destacó "la fragilidad yoica, la dependencia, la inmadurez y dificultades vinculares". "En este momento se encuentra compensado, no recibe medicación y critica plenamente su actuar (...) se beneficia de continuar en tratamiento psiquiátrico y psicoterapia de apoyo".

El 20 de mayo de 2014, la fiscal María Soledad Barriola pidió una condena de 24 meses de prisión con descuento de la preventiva.

El 6 de agosto la jueza López lo sentenció a 24 meses. En ese momento, Pampillón ya llevaba cumplida una prisión preventiva de un año y cuatro días. Le restaban por cumplir 11 meses y 26 días.

La abogada defensora volvió a pedir la excarcelación. La fiscal no se opuso. Pampillón recobró la libertad el 27de agosto, tras pasar poco más de un año preso.
Durante un tiempo permaneció en libertad vigilada. El 8 de diciembre de 2014 se presentó ante la policía de Rocha. Le preguntaron dónde vivía, qué hacía y en qué trabajaba. Se dejó constancia de que vivía en La Pampa, como se llama a una fábrica de pescado abandonada en Costa Azul, transformada en asentamiento. No trabajaba, solo hacía "alguna changa". No le preguntaron si había ido al psiquiatra, al psicólogo, ni si tomaba medicamentos.

El 30 de setiembre de 2015, Pampillón tuvo una averiguación por algún tipo de evento relacionado con ley de faltas (19.120) por desórdenes públicos, pero en el expediente no queda claro qué fue. No se configuró un delito.


150 días de prisión preventiva resolvió la Justicia para Jesús Pampillón el 12 de marzo. Se lo acusó de homicidio especialmente agravado, un delito de femicidio y otro de aborto.

El 23 de marzo de 2016 cesó la vigilancia sobre su persona. El 19 de julio quedó extinguida la pena por el incendio. Para ese entonces, Pampillón ya tenía una pareja nueva: Lorena Rocha, madre de cinco hijos. Se sacan decenas de fotos que suben a Facebook. Se escriben mensajes de amor. Ella queda embarazada. Los dos colocan la ecografía del bebé como foto de perfil.

Antes de fin de año de 2017, Lorena fue a la oficina de violencia familiar de la policía de Castillos a denunciar que Jesús la amenazaba de muerte.

El 15 de enero de 2018, Lorena, 30 años, presentó una denuncia judicial contra Pampillón: dijo que le solicitó que se fuera de su casa y él se negó. Dos días después, él amenazó al padre de los hijos de Lorena. Ella dijo tener mucho miedo.

En la Justicia, Pampillón declaró que discutió con Lorena "como pareja normal", pero que no la amenazó. Se le incautó un rifle que manifestó usar para cazar liebres.

El 22 de enero de 2018 el juez de paz Juan Manuel Cabrera le prohibió a Pampillón cualquier tipo de acercamiento, relación y/o comunicación con la víctima y sus hijos por 120 días. El 1° de febrero, el caso fue elevado al Juzgado Letrado de Rocha de 4º Turno, a cargo de la jueza María Paula Irastorza. La magistrada dispuso la realización de audiencia de evaluación para el 22 de marzo a las 14 horas.
Lorena Rocha fue asesinada diez días antes.

Tres recuerdos de Pampillón

Un par de veces el doctor Ángel Martínez Gandara, hoy retirado, fue llamado para intervenir en situaciones creadas por Jesús Pampillón."Era un paciente psiquiátrico, con problemas importantes. No trabajaba y tenía una vida muy precaria, con fugas frecuentes. Dos por tres había que andarlo buscando. Después le perdí la pista".


48% de las mujeres asesinadas tenían hijos e hijas menores a su cargo, según datos de la división de Política de Género del Ministerio del Interior.

En 2013, Eduardo Alonso era cabo de investigaciones y más de una vez tuvo que intervenir en situaciones creadas por Pampillón. Su familia era de gente trabajadora, recuerda. Su padrastro cortaba leña para la venta. Pero Jesús siempre daba problemas. "Una vez que se desacató y rompió todo en donde vivía".

Jonathan Fernández es oficial finalista en la industria de la construcción. Dos veces vio a Pampillón. El 14 de agosto de 2013, el joven llegó a una casa en obras donde Fernández estaba trabajando y preguntó a todos los presentes si alguien les prestaba un arma para cazar un jabalí. "Todos pensábamos que estaba loco", recuerda. Al otro día, llegó para avisarles que una vivienda vecina se estaba incendiando. No les dijo que él había prendido el fuego.

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