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Ingresos: más jubilados entre los de abajo y pocas mujeres en la cima

Perceptores de renta empresarial están en los niveles superiores, según estudio del PNUD
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17 de abril de 2018 a las 05:00

Entre los perceptores uruguayos de ingresos muy altos predominan los salarios elevados combinados con un fuerte peso de las utilidades empresariales. También se observa la mayor relevancia de la renta mixta originada en los profesionales que tributan sus ingresos por IRAE (Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas).

Este es uno de los puntos destacados en la investigación "La evolución de las remuneraciones laborales y la distribución del ingreso en Uruguay" que analiza los vínculos entre la distribución funcional del ingreso y la personal.

El trabajo elaborado por los investigadores Mauricio de Rosa, Sabrina Siniscalchi, Andrea Vigorito, Joan Vilá y Henry Willebald forma parte de la serie "El futuro en foco" que promueve Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La investigación da cuenta que en los primeros nueve déciles la casi totalidad de los ingresos está compuesta de ingresos por trabajo, jubilaciones y pensiones, con una sobrerepresentación de perceptores de jubilaciones en los déciles bajos.

Dentro de los estratos superiores, las utilidades y los otros ingresos por capital (alquileres y utilidades innominadas) ganan participación relativa y se acercan al 65% del total en el 0,1% de mayores ingresos (ver gráfico).

Este análisis fue realizado a partir de registros administrativos aportados por la Dirección General de Impositiva (DGI) correspondientes al período 2009-2012.

Baja distribución de utilidades

En otro punto se destaca que una proporción muy baja de empresas registró retiro de utilidades, forma en que las rentas empresariales se trasladan a las personas y los hogares. El trabajo analizó lo ocurrido entre 2009 y 2012, un período caracterizado por una fuerte expansión económica y con ingresos operativos positivos en buena parte de las empresas.

En base al procesamiento de información proporcionada por la DGI, se da cuenta que en 2012 únicamente el 2,58% de las empresas con contabilidad suficiente distribuyeron utilidades. En 2009 ese porcentaje fue apenas 1,38%, en 2010 trepó a 3,89% y en 2011 llegó a 8,23%.

El análisis también constató que las empresas que distribuyeron utilidades no necesariamente lo hicieron todos los años. Alrededor de 2.500 empresas distribuyeron utilidades al menos una vez en el período considerado, al tiempo que 6.100 individuos percibieron ingresos por este concepto.

Según el trabajo, el bajo número de empresas que distribuyen utilidades (tanto nominadas como no nominadas), y, a la vez, el bajo número de perceptores de utilidades plantea una interrogante acerca de los mecanismos utilizados por los dueños y socios de las empresas para percibir ingresos.

Como la legislación vigente hasta 2016 no obligaba a las empresas a distribuir utilidades los propietarios podían percibir ingresos, por ejemplo, mediante el uso de cuentas corrientes asociadas a las empresas.

Los resultados detectados por la investigación van en línea con los argumentos dados por el gobierno cuando en la Rendición de Cuentas de 2016 introdujo cambios sobre el tratamiento fiscal de las utilidades. Desde 2017 las utilidades de las empresas que son retenidas por más de tres ejercicios de antigüedad se consideran redistribuidas entre los socios. De esa manera la renta empresarial está gravada con 25% de IRAE y las utilidades que percibe el accionista con una tasa de 7% de IRPF.

Disparidades de género

Por otro lado, el trabajo identificó fuertes disparidades en función del sexo de los perceptores de ingreso, con una marcada subrepresentación de las mujeres en los estratos altos.

"Las constataciones realizadas en trabajos previos en cuanto a diferenciales en las remuneraciones laborales se extienden aquí a las utilidades empresariales, las rentas de los profesionales independientes y, en menor medida, a las restantes rentas de capital", dice el estudio.

Si bien las mujeres constituyen el 51% de los perceptores de ingreso, su participación está sesgada en todos los casos hacia los segmentos de menores niveles de ingresos. En el 1% de ingresos superiores, las mujeres no superan el 30% del total y caen al entorno de 20% de allí en adelante, según el estudio.

Distribución funcional

Además, el estudio da cuenta que los resultados obtenidos para el largo plazo muestran una asociación entre la participación de la masa salarial en el PIB y los niveles de desigualdad personal. Sin embargo, la apreciación de la evolución de la masa salarial respecto al índice de Gini y al Índice de Desarrollo Humano (IDH) en el período reciente (1997-2014) da cuenta de una relación que no es directa.

"La masa salarial es un componente importante que genera una primera llegada salarial a los hogares, pero no asegura logros ni en términos de desigualdad ni en términos de desarrollo humano", afirmó Vigorito.

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