Joyas arquitectónicas entre los ranchos de Rocha

A los balnearios de Rocha los distingue un océano abierto, altos bosques y rústicas edificaciones que se mimetizan con el paisaje además de ser coherentes con la herencia de los pescadores de algunas de sus zonas.

Aunque cada uno guarde su estilo, hay algo que se repite en la escenografía: la madera y los techos inclinados. Y en medio de esa identidad arquitectónica rochense frente al mar, algunos proyectos sobresalen por sus diseños. En el relevamiento que se hizo para este informe, La Pedrera resaltó sobre los demás balnearios. Este punto de la costa rochense –ubicado entre La Paloma y Cabo Polonio– atrajo sofisticados y prestigiosos arquitectos argentinos que encontraron en ese lugar la belleza y las condiciones para desarrollar llamativas residencias.

El ingeniero Eladio Dieste, referente de la forma y la estructura en Uruguay, recicló en 1966 una vivienda para el veraneo de su familia en La Pedrera (ver cabezal). Y muchos de sus hijos construyeron luego sus casas de vacaciones en el mismo balneario. El prestigio de Dieste llamó la atención en el ambiente de arquitectos e ingenieros, lo que le dio estatus a un lugar hasta entonces desconocido.

Otra que dejó su firma en el desarrollo de La Pedrera fue la familia Arrospide. Llegó a la zona desde Minas en la década de 1960 con una proyección turística para el lugar que hasta el momento no existía. Hasta entonces, según cuenta el arquitecto y docente Miguel Arrospide, lo que es ahora el complejo Barrancas de la Pedrera, era una plantación de papas.

El inversor minuano, que fundó la inmobiliaria La Pedrera, compró grandes fracciones de tierra, las loteó y en la década de 1980 desarrolló un emprendimiento estrella: Barrancas de La Pedrera. Las residencias fueron diseñadas por el equipo de tres arquitectos argentinos Lacroze-Miguens-Prati. El barrio exclusivo siguió la vanguardia de la arquitectura, tendencia en ese momento: el estilo posmoderno.

"En un momento en que todo el mundo hacía cajas de vidrio o cosas muy modernas, la vanguardia o la ruptura fue decir: miremos la historia y hagamos casas como se hacían antes", dijo a El Observador el decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo y vecino de La Pedrera Marcelo Danza.

Las formas de Barrancas están inspiradas en las antiguas casas del balneario de la década de 1920 con techos inclinados a varias aguas.

Arrospide aseguró que La Pedrera se diferenció desde un principio del resto de los balnearios del departamento. El arquitecto –miembro de la familia que vio nacer al balneario– afirmó que allí hay un respeto por las normas de arquitectura y el ordenamiento territorial que no es tan frecuente en el resto de la Rocha costera.

"Todos tienen la altura que tienen que tener, los retiros, el parquizado. Es una combinación de respeto por la naturaleza, por la legislación y el buen gusto", explicó Arrospide a El Observador. El especialista agregó que La Pedrera nació con fraccionamiento, en cambio en Valizas o Aguas Dulces se dio una "ley de la selva" con la que mucha gente llegó y se instaló.

Y aunque estemos hablando de arquitectura, balnearios como La Pedrera tienen un grado mayor de exposición que sus hermanos de la zona. Que la actriz Norma Aleandro se instalara allí en la década de 1980 le dio mayor visibilidad y publicidad al lugar. Llegaron con el tiempo más argentinos, como la ilustradora Maitena y la modelo Mariana Arias.

Con la notoriedad del lugar sumado a emprendimientos como Barrancas, otros estudios arquitectónicos argentinos se acercaron al balneario, según contó Arrospide, quien también creció como arquitecto en el lugar construyendo más y más casas.

"Muchísimos arquitectos docentes de Facultad de Arquitectura tienen sus casas acá. Casas propias o casas para clientes", explicó Arrospide.

Por ejemplo, el decano Danza hizo su casa en el balneario (ver recuadro) pensada a partir de la practicidad de los espacios sin recovecos y las aberturas que permiten disfrutar del afuera pero respetando la privacidad del interior con parasoles de madera.

Danza explicó que las casas de veraneo permiten un diseño que ubican el disfrute como prioridad.

"A diferencia de una residencia, pueden tener todo integrado e informal", dijo Danza. "Por ejemplo centralizar el estar y no sacralizar el living", agregó.

En cuanto a los materiales, Danza y su esposa, la arquitecta Andrea Scarponi, eligieron para la casa el hormigón, paredes de bloque y muro de ladrillos. Así se separaron de la madera que domina las edificaciones de los balnearios de Rocha.

"La madera acá se usa mucho y se usa bien", dijo Danza. Pero su opción se debe a la practicidad: la madera exige más mantenimiento. "Venís de Montevideo para despreocuparte", dijo Danza.

Destellos a lo largo de la costa

De las casas en otros balnearios, el decano destacó La Mulita (ver recuadro) en Punta del Diablo por lo atípico de su forma y el "caparazón" que envuelve el espacio. "Es más innovadora, arriesga más. No es frecuente", explicó.

El decano de Arquitectura aseguró que para que se construyan casas con cierto diseño deben coincidir una serie de factores entre los cuales está el poder adquisitivo, inversores jóvenes con cierta audacia y confianza en los arquitectos.

"No es frecuente en Uruguay que los jóvenes tengan dinero para hacerse una buena casa", dijo Danza. "Alguien joven se la juega y tiene otra estética. Se anima a tener una casa singular con espacios indefinidos. Si puede, lo paga", concluyó.

La realidad es que, de la mano de varios arquitectos argentinos que se enamoraron del lugar, La Pedrera sumó obras modernas y vistosas en los últimos 20 años.

"Se ha hecho un verdadero tour arquitectónico en La Pedrera para un estudiante de arquitectura o un arquitecto", aseguró Arrospide.

Mientras tanto, los demás balnearios rochenses también muestran sus destellos de sofisticación con casas que apuestan a formas diferentes para disfrutar y mimetizarse con el paisaje.