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La Andalucía de García Lorca

Un recorrido singular por las tierras del sur de España que inspiraron al poeta y dramaturgo español de principios del siglo XX
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15 de noviembre de 2017 a las 05:00

 

 

Por Doreen Carvajal
New York Times News Service
Deben recorrerse ocho kilómetros a través de una carretera de polvo rojizo en el semidesierto de Andalucía para llegar a las ruinas del siglo XVIII del Cortijo del Fraile. Sin compañía, bajo el sol hirviente y el viento seco, la decadente granja dominica y la capilla solo parecen sostenerse gracias a la fuerza de su fama literaria.

Se yergue con piedras y mortero: un tesoro nacional descuidado que fue el escenario de la vida real de una tragedia clásica de traición y asesinato en la región más meridional de España.

Las tierras áridas y las noches inmensas inspiraron al poeta y dramaturgo español de principios del siglo XX, Federico García Lorca, para escribir su mayor drama: Bodas de sangre, basado en el crimen sucedido en 1928, cuando una novia fugitiva escapó a caballo de su matrimonio arreglado para estar con su verdadero amor. A él lo mataron los familiares de ella, y ella murió en 1987 como una reclusa anciana. Fue enterrada en una tumba secreta.

García Lorca se basó profundamente en los paisajes de su nativa Andalucía y encontró inspiración en su historia, sus colores y su simpleza rural: la hierba aplastada, el chapoteo de las fuentes, el olor de la Sierra Nevada y las cuevas blancas que se convirtieron en hogares en las colinas rojizas de la región.

 

 

 

 

Cementerio san fernando
Cementerio de San Fernando. Inaugurado en 1852, ubicado en el norte de la ciudad de Sevilla, en él se encuentran las sepulturas de famosos ciudadanos, especialmente de toreros, como Joselito y Paquirri
Cementerio de San Fernando. Inaugurado en 1852, ubicado en el norte de la ciudad de Sevilla, en él se encuentran las sepulturas de famosos ciudadanos, especialmente de toreros, como Joselito y Paquirri


Buscar a García Lorca en Andalucía es ir tras fragmentos de poesía y pérdida. Lo silenciaron hace más de ocho décadas, a los 38 años, lo asesinó un escuadrón de la muerte en el verano de 1936, durante el inicio de la guerra civil española por sus ideas antifascistas y su homosexualidad. Su sitio de entierro, en una fosa común anónima ubicada en algún campo a las afueras de Granada, sigue siendo un misterio.

En 1917, cuando tenía 18 años, se fue de Granada en la primera de cuatro expediciones por tren de vapor con su profesor de historia del arte y otros estudiantes para recorrer Andalucía. De ese entonces, dijo: "Me volví completamente consciente de mí mismo como español". Estaba buscando un recuerdo para "ver por las plazas solitarias a las almas antiguas que pasaron por ellas".

Mi amor por García Lorca se extiende a toda su escritura, que explora las tragedias rurales de las mujeres en Andalucía y una cultura terrenal en la que la muerte y el amor están entrelazados íntimamente. Jamás había esperado visitar su casa en Granada, donde el poeta escribió su trilogía de grandes obras: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.

 

 

 

 

Nijar
Níjar. En esta comarca está situado el cortijo del Fraile, donde ocurrió la tragedia de amor que inspiró Bodas de sangre, la obra cumbre del gran poeta andaluz, por lo que se declaró de interés cultural
Níjar. En esta comarca está situado el cortijo del Fraile, donde ocurrió la tragedia de amor que inspiró Bodas de sangre, la obra cumbre del gran poeta andaluz, por lo que se declaró de interés cultural


Pero un reportaje me llevó a la ciudad un día y conocí a su sobrina, Laura García Lorca, en la casa de su familia, la huerta de San Vicente, ahora convertida en un museo y un santuario enjalbegado, que está rodeado de árboles de tilo y rosas.

La sala del piso de abajo era oscura y olía ligeramente a jazmín. Estaba adornada con fotos en blanco y negro de hace muchas décadas, junto con el pequeño piano de cola de García Lorca y un retrato pensativo del escritor, con el cabello negro y ondulado, los ojos de mirada profunda, enfundado en una bata de color mostaza.

Su sobrina me llevó al piso de arriba, a su habitación y su estudio, amueblados con una sola cama y un escritorio de roble manchado de tinta. Ahí hicimos una pausa; los recuerdos de esta casa silenciosa fueron tan profundos que aún le salen lágrimas de los ojos. "La historia está muy presente", dijo. "Lo compartimos como nuestra pérdida".

 

 

 

 

Flamenco
El flamenco es una danza andaluza muy vinculada a los textos de Lorca
El flamenco es una danza andaluza muy vinculada a los textos de Lorca


Fue poco después que decidí ir tras el espíritu de esta nación fracturada a través de las inspiraciones literarias de García Lorca al sur de España. Comencé mi primer viaje con un recorrido en carretera de 10 días con mi esposo a lo largo de Andalucía a través de colinas doradas, olivares, aldeas blancas y antiguas fortalezas árabes.

García Lorca se alejó de la sociedad local al quejarse de que Granada era habitada por una clase gobernante introvertida y fría. Sin embargo, a pesar del desprecio mutuo, fue el centro de atención en la década de 1920 con su joven círculo literario de intelectuales, El Rinconcillo. En un restaurante que entonces se conocía como Café Alameda, leía sus obras en voz alta en la misma mesa de la esquina.

Hoy su refugio se llama Chikito, y la gastronomía del restaurante es típicamente andaluza con una tapa popular de pequeños caracoles con jamón y salsa de almendra, así como su especialidad, un estofado de rabo de toro.
El restaurante Chikito, de cocina típica, ofrece un popular estofado de rabo de toro
En 2015, la esquina favorita del escritor se transformó en un santuario con una estatua de bronce de tamaño natural de García Lorca sentado en una mesa de mármol clásica con una elegante corbata de moño puesta.

Sin embargo, el tributo más conmovedor es espontáneo: un homenaje anual de flamenco que va de la medianoche al amanecer cada 19 de agosto, en el aniversario de la muerte de García Lorca, un secreto a voces entre los artistas y los lugareños que se realiza en las colinas al noroeste de Granada en el barranco de Víznar.

En la oscuridad cálida, las voces temblorosas se elevaron desde el bosque con el sonido de un cante jondo, música que inspiró la poesía de García Lorca, quien también era músico. Comparó sus ritmos y sus tartamudeos vacilantes con el trinar de las aves y la música de los bosques y las fuentes. Creía que debía preservarse porque representaba la música antigua de los perseguidos y los oprimidos de Andalucía —árabes, judíos y gitanos— quienes escaparon a las montañas en el siglo XV para huir de la Inquisición española.

 

 

 

 

El rinconcillo
El Rinconcillo, el bar más antiguo de Sevilla
El Rinconcillo, el bar más antiguo de Sevilla


Para el escritor, otras ciudades, como Sevilla, ofrecían más apertura y tolerancia, algo que consideraba un reflejo de la geografía física con el río Guadalquivir que fluye dentro de la ciudad y sale al océano Atlántico, recorriendo el terreno como "una flecha constante", en palabras de García Lorca.

Viajamos a Sevilla, donde hicimos un viaje en bote a lo largo del Guadalquivir, con su color oliva, por casi US$ 20 el boleto. Pero el viaje de una hora pareció más lánguido que la dinámica descripción del poeta y las orillas del río lucían mucho más descuidadas. Los puntos culminantes de la travesía se centraron en pasar debajo de puentes, como el reconstruido puente de Isabel II.

Es en el cementerio de San Fernando donde se encuentra más el alma esencial o el espíritu de "duende" de la ciudad. En su entrada hay un vecindario exótico de tumbas y santuarios dedicados a la aristocracia andaluza de la ciudad: estrellas de flamenco y toreros derrotados, como Francisco Rivera Pérez, Paquirri, quien está esculpido con un traje de matador y con la pose para guiar la última estocada a un toro.

 

 

 

 

Purullena
Purullena, un sitio de un gran valor histórico
Purullena, un sitio de un gran valor histórico


Fue en Sevilla que García Lorca se hizo amigo de Ignacio Sánchez Mejías, un torero que también era poeta y dramaturgo. Después de que Ignacio fuera acribillado en una corrida posterior a su retiro en 1934, García Lorca escribió una elegía como tributo al torero, un poema de 1935 lleno de incredulidad y dolor en torno a su muerte a los 43 años.

No hay lugar más conmovedor para leer en voz alta su lamento —¡Oh, blanco muro de España! ¡Oh, negro toro de pena! ¡Oh, sangre dura de Ignacio!— que junto a la sencilla tumba del matador. Yace bajo la sombra de la enorme tumba de otro torero, quien también era su cuñado, Joselito, quien murió en 1920 después de lidiar un toro llamado Bailaor.

Esa escultura de mármol y bronce representa a Joselito en su ataúd adornado, cargado por 18 hombres y mujeres afligidos. Una de las figuras es Ignacio, que tiene la cabeza hacia arriba en señal de súplica a los cielos despejados.

 

 

 

 

Las cuevas

Nos habíamos quedado unos años antes en una cueva rentada en Purullena, que también se conoce por su cerámica azul cobalto hecha con una técnica especial de policromado que data del siglo XVI. La cueva fue un refugio refrescante en las calientes noches de agosto, y era tan silenciosa que el sueño se transformaba en noches de vivencias intensas.

Durante este viaje, regresamos para explorar de nuevo las cuevas en Guadix y Purullena; algunas eran muy modernas, con portones de hierro forjado, chimeneas, pisos de mármol, wifi y antenas de televisión que salían de las colinas de color avena. Otras eran ruinas góticas de siglos pasados, poesía en blanco ante el esplendor azul del cielo.

En un camino negro en un vecindario de cuevas en Purullena, una mujer de cabellos plateados con un abrigo negro y un bastón se dio cuenta de que le tomábamos fotos a los hogares. Nos hizo una seña para entrar a su cueva, que tenía un toldo de mosaicos rojos y una puerta de arco.

Su amabilidad me recordó otro elemento básico de Andalucía que García Lorca apreciaba: su gente. El mismo día que habló con nosotros, nos detuvimos en la cercana Graena, un pequeño pueblo que es hogar de baños termales alimentados por manantiales y un restaurante de barbacoa al exterior, Bar La Pradera, que se especializa en las chuletas de cordero y el filete asado al carbón.
Un viaje entre colinas doradas, olivares, aldeas blancas y antiguas fortalezas árabes
Ningún viaje como este estaría completo sin ser testigo del último acto de Bodas de sangre. Nos tambaleamos a lo largo de un camino de terracería para llegar al cortijo del Fraile, la granja decadente donde Francisca Cañadas vivía con su padre, dueño de la propiedad en ese entonces. Actualmente, es un referente surreal de la ruina y el romance en el único semidesierto de Europa, la reserva natural de Cabo de Gata en Almería, la esquina sureste de España.

La frágil granja está rodeada de una alambrada para evitar que entren los turistas. Su fachada está un poco restaurada, pero aún hay mucho trabajo que hacer. Un simple letrero describe su abolengo literario, así como su estrellato como fondo de varias películas, entre ellas, el filme del oeste de Sergio Leone El bueno, el malo y el feo.

Desde las ruinas, nos dirigimos hacia el pueblo de Níjar y nos detuvimos en uno de sus más viejos cementerios municipales. Sus muros blancos estaban llenos de flores de seda rosas y azules, así como de lápidas que son tributo para los muertos del pueblo, incluyendo a los desafortunados miembros de la familia Cañadas.

Un trabajador solitario del cementerio me ofreció una pista ambigua de que la tumba de Francisca Cañadas está ubicada cerca de un ciprés alto, un símbolo de duelo y esperanza.

 

 

 

 

Hogares de trogloditas

La muerte, el honor y la frustración son temas que fascinaron infinitamente a García Lorca. En 1933, montó el estreno de Bodas de sangre en Madrid, basándose en las noticias de un periódico de 1928 que reseñó la historia de una novia desafiante, Francisca Cañadas, quien abandonó a su prometido —el cuñado de su hermana— para escapar horas antes de un matrimonio arreglado hacia lo profundo del campo con su amado primo.

Su hermana y su esposo la rastrearon, le dispararon de gravedad al primo, estrangularon a Francisca y la dejaron creyéndola muerta en el camino a Níjar. La novia sobrevivió, y vivió durante décadas con la enemistad de su pueblo, que la culpaba por provocar la tragedia.

En su drama, García Lorca transformó a los personajes claves y aumentó el baño de sangre. Concibió un escenario dentro de una cueva espaciosa como los antiguos enclaves en Purullena y Guadix, pueblos sureños en la provincia de Granada conocidos por sus laberintos de cuevas enjalbegadas que se usaban como hogares por unos habitantes llamados trogloditas. Le sorprendió la extraña combinación de vida y tierra en el laberinto de cuevas; algunas datan del siglo XVI.
 

 

 

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