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La automatización avanza en los servicios y compromete más el empleo

Experto advierte por irrupción agresiva y transversal de la tecnología en el mundo del trabajo
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21 de abril de 2018 a las 05:00
El avance de la tecnología y la sustitución de mano de obra por máquinas es un proceso de larga data que las sociedades han sobrellevado prácticamente desde el inicio de la Revolución industrial del siglo XVIII.

Sin embargo, ese proceso está escalando hoy de forma "agresiva" y "transversal" a prácticamente todos los sectores de actividad y pone en riesgo el empleo de cientos de miles de trabajadores a corto y mediano plazo, alertó a El Observador el profesor de Gestión de la Innovación, Emprendimiento y Economía Política Internacional de la Escuela de Negocios del IEEM, Leonardo Veiga.
Actualmente, uno de los principales focos de preocupación de las autoridades del Poder Ejecutivo es la dificultad que tiene la economía para generar nuevos puestos de trabajo pese a que el PIB encadena 15 años de expansión ininterrumpida, su ciclo más exitoso de la historia reciente.

La economía uruguaya ha destruido casi 38 mil empleos desde su pico de ocupación alcanzado en 2014. Algunos analistas han atribuido parte de ese fenómeno a la irrupción de la tecnología en sectores como el agro y la industria entre otros, donde la adopción de máquinas resulta menos costosa que incorporar a un trabajador.

Veiga acaba de culminar un estudio junto al decano del IEEM, Pablo Regent, que dejó en evidencia que hay casi 1 millón de empleos en Uruguay que son plausibles de ser sustituidos por tecnología. Para ahondar sobre el impacto y las consecuencias de este fenómeno, el experto dio su visión sobre los riesgos, desafíos y cambios que se deberán promover desde la política pública para mitigar este fenómeno.

El investigador reconoció que algunos expertos "han cuestionado" el grado de dramatismo que se le asigna a la pérdida de empleo como consecuencia de la automatización. "No tiene que desaparecer un puesto de trabajo para que se provoque un cambio importante en la estructura del empleo y sea mucho más productivo", explicó Veiga. En ese sentido, puso como ejemplo los sistemas de inteligencia artificial ya que están aplicando los estudios jurídicos de EEUU para el proceso de revisión de antecedentes de juicios.

"¿Eso quiere decir que la figura del abogado va a desaparecer? No. Quiere decir que pocos abogados van a poder realizar el trabajo que antes realizaban muchos de esos profesionales. Eso pasa con muchos puestos de trabajo", graficó el investigador.

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Añadió que si fruto de la automatización un puesto de trabajo mejora su productividad 50% y las ventas no lo hacen en ese porcentaje, no va a haber crecimiento de los puestos laborales a futuro. "Hay espacio para seguir explorando cómo van a ir cambiando los puestos de trabajo sector por sector, pero el impacto ya lo estamos viendo, sobre todo en el sector agropecuario", insistió.

El estudio clasifica en cuatro cuadrantes con nombres ilustrativos el tipo de empleos que están más expuestos a la automatización (ver recuadros).

No hay salto posible

Para Veiga el avance de la automatización plantea desafíos inmediatos para el rediseño de las políticas públicas en múltiples frentes por varios motivos. En primer lugar, porque esta nueva ola de avance tecnológico no permite un nuevo desplazamiento de los trabajadores hacia otros sectores de actividad como ocurrió con la Revolución industrial con el pasaje de la población del campo a las ciudades para las industrias, y luego de estas hacia los servicios.

"La primera cosa que estamos teniendo es que las nuevas tecnologías empezaron a automatizar agresivamente al sector de los servicios. Por tanto, lo que era la estrategia tradicional de huida al sector superior ya no está porque no hay nada por encima a los servicios a la cual se puedan desplazar los trabajadores", afirmó.

Esta realidad insoslayable para el mercado laboral debería conllevar, según Veiga, a un "replanteo" en las políticas públicas de empleo e impuestos que llevan adelante.

¿Qué cosas se pueden hacer? Para el investigador del IEEM, la apertura comercial es una "cosa muy buena" porque hace esos procesos de reorientación de la gente para aquellas actividades que van a sobrevivir se hagan más rápido.

"Los países que están más abiertos son aquellos donde los puestos de trabajo tienen el menor riesgo de ser robotizados", indicó.


Por otro lado, comentó que contrario a lo que pueda pensarse, las empresas son buena parte del proceso de capacitación de los trabajadores durante su vida laboral, por lo que consideró que no debería dejarse este tema como algo exclusivo de la educación.

"Ese va a ser un componente muy valioso, apoyar a las empresas en lo que van hacer", planteó Veiga. Por su parte, todo este proceso debería "replantear el sistema tributario vigente" en Uruguay y en otros países ya que está diseñado para una sociedad de tipo industrial.

"El sistema tributario trata hoy a todos los trabajadores por igual, independientemente de las externalidades positivas que pueda generar. Este tipo de cosas las vamos a tener que ir cambiando para estimular y señalizar desde el sistema tributario", sugirió el experto.

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