La bella Milán

El distrito de la moda de Milán está compuesto por cuatro calles –llamado el Quadrilatero d'Oro– que le da a la ciudad la bien ganada medalla de ser uno de los mayores ejes mundiales de esa industria, además de ser una de las ciudades más cosmopolitas de Italia y en gran medida de toda Europa.

Los turistas que llegan a conocer sus secretos suelen estar advertidos: la mejor y más eficaz forma de moverse por la ciudad es alquilando una motocicleta scooter. No solo porque da absoluta libertad de movimientos, sino porque permite saltear la congestión de autos y libra al visitante de los engorrosos problemas de estacionamiento. Es una forma económica y práctica de recorrer Milán y disfrutar de su esplendor. También puede optarse por el tranvía, uno de los servicios de transporte más populares de Milán. Aún circulan antiguos coches de comienzos del siglo XX que cubren 170 kilómetros de largo, con 17 líneas urbanas y una interurbana, que la convierte en la red más extensa de Italia, después de la de Turín. Otra buena opción son los bus turísticos, que dan libertad para planear un itinerario a voluntad, con más de 30 paradas que acercan a todas las atracciones más visitadas de Milán (desde el Duomo di Milano hasta el Teatro alla Scala). Se dispone de varias rutas y el ticket, que permite acceso ilimitado, es válido para todas ellas.

Más allá del medio de transporte elegido, la visita infaltable –la que nos habilita a decir efectivamente "estuve en Milán"– es la Catedral (Duomo di Milano) que es una de las más grandes y fascinantes del mundo. Tiene casi 160 metros de largo y puede albergar a 40.000 personas en su interior. Deben dedicarse unos muy disfrutables minutos a la vista que ofrece su terraza, a la que se accede por ascensor y por escalera. A la salida se puede optar por recorrer la Galleria Vittorio Emanuele II, uno de los pasajes comerciales más bonitos del mundo, o girar hacia la Plaza de la Scala, una de las más animadas de Milán. Aquí se encuentra el famoso Teatro alla Scala, un sitio que suele recorrerse acompañado por un guía que contagia su pasión por la música y la historia. Fue construido en el siglo XVIII y actualmente es uno de los teatros de ópera más famosos del planeta por cuyo escenario han pasado los mejores cantantes del mundo. Deben apreciarse sus palcos, el auditorio, el escenario y el patio de butacas. La sala principal tiene entre otros atractivos una lámpara de araña de 383 luces. En el museo Museo alla Scala se pueden apreciar colecciones de trajes, instrumentos musicales, pinturas y retratos, como los de los maestros italianos de la música Giuseppe Verdi y Arturo Toscanini.

Otro posible circuito es ir por la Iglesia de Santa Maria delle Grazie, donde la gran atracción es sin dudas La última cena, el célebre cuadro de Leonardo Da Vinci. Se recomienda reservar un tour con guía a pie por la ciudad y luego visitar la Iglesia, lo que permite evitarse las colas que suelen ser largas y con demoras. Atendiendo su delicado estado de conservación, los horarios de visita para ver el cuadro son limitados. También es recomendable visitar el cercano Cementerio Monumental, que sorprende por su majestuosidad, una especie de museo al aire libre. Si se mantiene la línea de ir por lo histórico, las siguientes opciones bien pueden ser la Basílica de San Ambrosio, el Museo Arqueológico, la Iglesia de San Maurizio y la Pinacoteca Ambrosiana.

Si la intención es salirse por unas horas de tanta riqueza histórica y adentrarse en el mundo del diseño, hay sitios que no deben faltar. Por ejemplo, la Fundación Prada, en el extremo sur de la ciudad. Dedicada a la difusión del arte contemporáneo y la cultura, su fascinante estructura acaba de agregar recientemente una torre monumental con terraza panorámica, que se construyó dentro del predio, cuyo proyecto fue dirigido por Rem Koolhaas. Se trata de una sucesión de bloques que alcanzan nueve pisos y que reinterpreta una antigua destilería de gin, llamada Societá Italiana Spiriti. En la misma línea, pero hacia el norte, en Lombardía, se ubica la Trienal de Milán, un museo de diseño y de arte construido entre 1931 y 1933. Allí se albergan exposiciones y eventos que apuntan a la difusión del arte, urbanismo y el diseño contemporáneo, además de música y arquitectura.

Otra buena manera de planificar un recorrido es a través de los cuatro barrios de la ciudad, que son los que concentran gran parte de los mayores atractivos de Milán. Navigli, por ejemplo, ostenta el orgullo de haber sido el principal puerto fluvial de Italia a finales del siglo XIX. Los canales que cruzaban la ciudad fueron vaciados en el año 1930 y desde entonces permanece cierto aire de nostalgia por la "Milán del puerto". En la Dársena se unen dos canales que han sobrevivido al tiempo –el Naviglio Grande y el Naviglio Pavese– y en el entorno, los sábados se monta un mercadillo de gastronomía regional, donde no faltan platos típicos, libros, antigüedades y curiosidades. Puede disfrutarse en bicicleta pero, además, Navigli es conocida por su gran vida nocturna, con múltiples y variados pubs. Brera, por su parte, es una zona definida como "la bohemia de lujo" de Milán, con imponentes edificios del siglo XVIII. Corso Como está apenas a 10 minutos a pie del conocido barrio de Brera. Le disputa el protagonismo a otra de las vías más importantes de la ciudad, Corso Garibaldi, que conforman una zona donde brilla el diseño y la moda. Es aquí donde se encuentra el famoso 10 Corso Como, un complejo multifuncional de tiendas y restaurantes inaugurado en 1990 y levantado en donde había un antiguo palacio. Combina comercios con una terraza jardín, tienda de libros y puntos de venta de obras de arte y que tiene, además, establecimientos de moda, diseño, música, y gastronomía. Pasear por las calles de Brera es evocar al París de los artistas. Su ritmo de vida la transformó en una zona exclusiva y elegante de Milán.

El barrio de Tortona es conocido por su pasado de zona industrial. Luego de haber experimentado un proceso de profundos cambios, hoy es área de moda, diseño y cultura. Durante un tiempo pareció ser un barrio fantasma, con grandes fábricas vacía y almacenes semiabandonados, pero gracias al empuje de un grupo de diseñadores y arquitectos, que vieron el potencial para explotar esos espacios, lo convirtieron en referente de la moda, el diseño y el arte contemporáneo. Tortona es epicentro de exposiciones, muestras y eventos con gran brillo.