"Como sucede a menudo, el presidente Trump comienza con posturas extremas, luego tiende a modificarlas un poco conforme pasa el tiempo", dijo Marina v.N. Whitman, profesora de negocios y políticas públicas de la Universidad de Michigan.
"Pero dada la importancia de las relaciones entre los aliados, incluso estos ligeros toques y discusiones de ojo por ojo son bastante perturbadores", reconoció.
Ciertamente es posible que esto aumente en espiral hasta convertirse en un conflicto comercial más amplio que involucre aranceles más altos en todo tipo de bienes y servicios, así como en un desensamble de los arreglos comerciales construidos durante décadas.
No obstante, hasta ahora el patrón del gobierno de Trump ha consistido en que primero el presidente adopta una postura audaz y agresiva, pero luego cede cuando los abogados y economistas de su gobierno le dan los detalles de las políticas.
Eso hace surgir la posibilidad de que haya un periodo extenso de tensión mundial respecto del comercio, con estallidos ocasionales sobre los aranceles u otras restricciones a productos individuales, pero no el tipo de guerra comercial de la década de 1930, cuando los países competían para bloquear sus importaciones. O, como lo describe Terry Haines, director administrativo de Evercore ISI: "sin guerra comercial, pero también sin paz comercial".
Eso se debe en parte a que las palabras del presidente chocan una y otra vez con la realidad geopolítica.
Un gran problema para el gobierno es que los países que exportan los volúmenes más altos de acero y aluminio a EEUU también son algunos de sus aliados estratégicos más cercanos. Al tomar una postura estricta respecto de los aranceles al acero, ostensiblemente para proteger la seguridad nacional, el costo puede ser alejar a algunos de los socios militares y diplomáticos más cercanos.
Canadá es el mayor exportador de metales a Estados Unidos. Otro exportador importante es Corea del Sur, que desempeña un papel diplomático clave en el intento de resolver las tensiones con Corea del Norte. China es un exportador relativamente pequeño de acero y aluminio a Estados Unidos.
Así mismo, en su búsqueda de una reforma al TLCAN, su impulso para romper lo que el presidente ha llamado un trato terrible para Estados Unidos ha quedado refrenado por la realidad de que los intereses agrícolas de EEUU se benefician de las exportaciones a México. Además, la industria automotriz de EEUU depende de una cadena de abastecimiento que cruza las fronteras tanto con México como con Canadá.
Eso no significa que las amenazas basadas en la seguridad nacional necesariamente conduzcan a tratos del TLCAN más agradables para los intereses estadounidenses. Los negociadores canadienses y mexicanos estarán renuentes a dejar que la estrategia funcione. Si ofrecieran concesiones a cambio de evitar los aranceles a los metales, temerían sentar un precedente.
"Creo que es alentador que haya pasado de 'no habrá excepciones' a estar dispuesto a negociar", dijo Whitman. "Pero es una especie de extorsión".
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá