Nacional > ENTREVISTA A FREEDY PAGNUSSAT

"La grisura del uruguayo incide en la alta tasa de suicidios"

El especialista también plantea que, para ir en contra del instinto de supervivencia, la persona que termina con su vida tiene que pasar por un instante de locura
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31 de julio de 2017 a las 05:00
La tasa de suicidio en Uruguay aumentó en los últimos años y parece no haber solución para ese asunto. Hace unas semanas el Ministerio de Salud Pública dio a conocer los datos de 2016 y muestran que la tasa (20,37 cada 100 mil) es la segunda más alta desde 2002 (20,62), el año de la peor crisis económica de los últimos tiempos. ¿Por qué los uruguayos se suicidan cada vez más? El psiquiatra e integrante de la Red Mundial de Suicidólogos, Freedy Pagnussat, considera que hay aspectos sociales y culturales que no ayudan a que las personas encuentren la salida a sus problemas. "Nosotros tenemos una modalidas bastante gris, bastante pesimista", consideró. Aquí, un resumen de la entrevista que el especialista dio a El Observador.

Uruguay es el país con mayor tasa de suicidios del continente. ¿Por qué sucede eso?
En Uruguay cada vez estamos más estrictos en lo que hace al registro de todas estas situaciones. Hay toda una obligatoriedad acerca de registrar y denunciar para encausar el tratamiento de las personas que han realizado un intento de autoeliminación e incluso a sus familiares. Eso no alcanza para explicar la alta incidencia que tenemos de esta patología en nuestro país, pero en realidad creo que esto nos posiciona de otro modo con respecto a muchos otros países de Latinoamérica.

Entonces la alta incidencia obedece también a una escacez de registros en otros países.
Los registros de Uruguay hacen que las cifras sean las que vemos -que creo que son las cifras reales-, pero quizás no son tanto más altas que en otros países. Considero que en otros países no se logra un tan buen registro y eso da como resultado un déficit en el conteo.

Pero con respecto a nosotros mismos, la incidencia en Uruguay crece. ¿Cómo podría explicarse el aumento?
Hay múltiples hipótesis para eso porque se intrincan factores, muchas veces muy complejos y de manera hasta impredecible. No es solo que la cantidad de suicidios sigue aumentando, sino que la edad sigue descendiendo. Los promedios de edades en los que existen suicidios son cada vez más bajos. Sigue habiendo suicidios en la tercera edad, en el adulto mayor, pero cada vez más atentan contra su vida personas más jóvenes. Esto seguramente obedece a aspectos sociales, socioculturales, con características muy nuestras, muy uruguayas. Nosotros tenemos una modalidad bastante gris, bastante pesimista, que puede llevar a que la gente joven no vea la salida, no encuentre situaciones para salir de esa situación. Yo no digo que no las haya, pero en el momento no las está pudiendo ver. La grisura del uruguayo termina incidiendo en la tasa de suicidios.

El Ministerio de Salud Pública califica como vulnerable al grupo de 15 a 24 años. ¿Qué sucede en la adolescencia?
Dentro de los factores de protección para el suicidio están los que tienen que ver con la autoestima, el creerse capaz de sortear las dificultades, salir adelante pese a ellas, sobreponerse, comenzar a confiar en uno mismo. Ya no es solamente la autoestima, sino la confianza como para decir: "Yo puedo, voy a poder. O estoy muy mal ahora, pero voy a estar mejor mañana, o pasado mañana". En esa etapa de la vida, en la adolescencia, es cuando esto recién se está empezando a formar. Entonces una buena imagen de sí mismo la ha logrado alguien a determinada edad, no a temprana edad.

¿Qué pasa por la mente de alguien que se quiere suicidar?
A menudo reitero la postura de algunos autores que hablan que la conducta suicida es un momento psicótico. François Ladame, por ejemplo, decía que para autoagredirse hay que estar transitoriamente psicotizado. ¿Esto qué significa? Nosotros venimos a la vida con un instinto que es el de autoconservación. Eso es lo natural, lo natural es que nos defendamos de cualquier agresión, que intentemos sobrevivir a como dé lugar. Si nos estamos ahogando y no sabemos nadar, hay un acto de bracear de forma instintiva, aunque la persona nunca haya aprendido natación. Simplificando: lo que decía Ladame es que para ir en contra de este instinto, la persona tiene que estar psicótica. Es como un momento de locura. Porque, si no, no se explicaría el ir en contra de eso que es un instinto natural.

Usted plantea que no hay que ser condescendiente con el suicida.
Puede haber una persona que venga pensando en la idea de quitarse la vida, que en algún momento haya resuelto que no vale la pena seguir viviendo, o que la vida no le ofrece las alternativas que esperaría. En el duelo, por ejemplo, hay personas que piensan que sin aquella otra a la que afectivamente se veía muy ligada, no va a poder subsistir. Todo esto se puede pensar, se puede sentir, pero de ahí a llevar a cabo una conducta suicida hay un abismo. Para quienes peleamos la vida en el día a día no es tan fácil comprender cómo alguien puede un buen día resolver que va a ir en contra de sí mismo.

¿Por qué es importante hablar del suicidio?
Como todo lo que es secreto, va cobrando una importancia mayor de la que tiene. En todos los órdenes de la vida lo que es tabú genera otras curiosidades, pero por sobre todo genera más mitos que realidades.

¿Hablar del tema no es ser condescendiente?
No, hablar y escuchar es prestarle oído a la persona, pero no necesariamente es ser condescendiente ni ser comprensivo. El tema de que no se lo hable genera todo un enigma alrededor de eso. Si se habla del suicidio y se lo habla mal, está también esta característica habilitadora que indica que se puede terminar de esa manera. Si se lo habla y se lo habla bien, se puede seguir viviendo y no terminar de esa manera.

¿Qué papel cumple la religión en la prevención del suicidio?
La religión puede ser una gran ayuda, pero cuidado, porque la religión también puede ser condenatoria. El mensaje punitivo que muchas religiones tienen no es de gran ayuda.

Dentro del catolicismo se solía decir que el suicidio lleva al infierno. ¿Ese tipo de amenazas no podría ayudar a evitarlo?
En mi experiencia personal, no alcanza como disuasorio. El hecho de que una persona sea practicante de la religión católica, por ejemplo, y aun a sabiendas de que iría al infierno en caso de quitarse la vida, eso no alcanza para disuadirlo de que atente contra su vida. Es más, alguna vez explícitamente se lo he preguntado a algún paciente y me ha dicho: "Yo sé eso, pero igual". Eso quiere decir que igual está pensando que la salida es esa. Justamente, no es a través del castigo, lo punitivo debe quedar por fuera.

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