Nacional > OTRA MUERTE

La justicia después del dolor

Al presunto asesino de Brissa le imputaron homicidio especialmente agravado
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24 de noviembre de 2017 a las 05:00
William entró a la sala con los hombros encogidos, la espalda encorvada y la mirada algo perdida. Junto a él se encontraban sus dos abogados defensores y más a su izquierda el fiscal Juan Gómez. Enfrente, el juez Ricardo Míguez se ponía los lentes para leer el acta que daba inicio a la audiencia de formalización del crimen de Brissa Gónzalez, la niña de 12 años que desapareció el pasado lunes cuando iba a la escuela, y cuyo cuerpo apareció este jueves a 20 metros de la ruta Interbalnearia, en un área boscosa del balneario Las Vegas (Canelones).

Primero, la Fiscalía enumeró sus pruebas. Entre ellas se destacan varias filmaciones de distintas cámaras en las que se ve al hombre, poseedor de antecedentes penales por abuso sexual de menores, circular en su vehículo Renault de color bordó, minutos antes de que la niña pasara a las 7.30 de la mañana de este lunes rumbo a la parada de ómnibus para ir a la escuela. Después de pasar por primera vez, vuelve a hacerlo en el instante en el que la imagen capta a la niña pasar. Allí, pone reversa en dirección de Brissa.

Aunque ambos se salen del cuadro de la imagen y no se puede ver qué ocurre, la Fiscalía cree que Brissa subió al vehículo, "engañada o forzada", según Gómez. El principal indicio son las grabaciones captadas previamente a ese momento, cuando se lo ve a él circulando solo, y grabaciones posteriores donde está acompañado por lo que según la Fiscalía es una niña de características similares a Brissa.
William negó ante la Justicia haber subido a su auto a la menor, y dijo que se encontraba en la zona de su desaparición porque buscaba un taller mecánico. Aseguró que hizo reversa en esa zona porque notó que se había pasado de calle y pretendía regresar.

Brissa
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La defensa del indagado alegó que en las imágenes no se puede identificar a la persona que lo acompaña, y que en alguna de ellas ni siquiera se ve la matrícula del vehículo.

El cuerpo encontrado este jueves estaba desnudo, con pies y manos atadas. La causa de la muerte fue asfixia, al tiempo que se encontraron signos de abuso, según la Fiscalía.

Para la Fiscalía las imágenes también ubican al indagado cerca del lugar donde apareció el cuerpo, pero la defensa alegó que había ido a visitar a un amigo.

En Las Vegas dos personas se presentaron para oficiar de testigos. Según alegó el fiscal, pudieron ver cómo el Renault bordó se metía por el monte en la noche. En la audiencia, los abogados señalaron que no se podía tener en cuenta esos testimonios debido a que en las últimas horas algunas personas filtraron en Facebook imágenes del presunto homicida, al tiempo que los medios comentaron que la joven había subido a un vehículo bordó.

La Justicia ahora espera el resultado de las pericias sobre el cuerpo, así como el resultado de ADN de un pelo y manchas de sangre encontradas en el vehículo del indagado. Finalmente, a pedido del fiscal, el juez le imputó un delito de homicidio muy especialmente agravado y decretó la prisión preventiva por seis meses. El riesgo de fuga, el peligro que puede suponer para la investigación (ya que todavía resta ubicar las prendas de la niña), y el riesgo que puede suponer para la sociedad por la gravedad del crimen y por la existencia de antecedentes, llevaron a que Míguez decidiera cumplir con lo que la Fiscalía solicitó.

La defensa apelará esta decisión, entendiendo que los elementos presentados no son suficientes, al tiempo que solicitó seguridad especial para su defendido mientras esté en prisión.

La búsqueda

Un cuatriciclo de la Prefectura subió con esfuerzo, entre las dunas, la entrada al club Marindia, el punto más al este de la playa del balneario de Canelones. Se dirigía hacia un grupo de 10 mujeres que hasta hacía unos minutos había buscado sin descanso el cuerpo de Brissa González. Con el motor aún en marcha, un oficial, bajo el sol de pleno mediodía, le preguntó a una de ellas: "¿Alguna novedad, doña?".
La doña era Ana Paula Gerez, la madre de Brissa. Todavía a esas alturas, y pese a estar en el sitio de búsqueda, no sabía nada que no estuviera ya en la prensa o conociera cualquier ciudadano en las redes sociales.

Bajo la sombra de una palmera, y acompañada de su hijastra, Gerez le explicó solo lo que hasta entonces sus ojos habían visto: nada. Es decir, había recorrido "todos los bosques y montes" en los alrededores de la playa sin encontrar ningún rastro de su hija.

"No me dicen nada, el sistema judicial cambió y no hay nadie que me cuente qué está pasando", lamentó. El cambio jurídico a que hacía referencia era la introducción de un nuevo Código del Proceso Penal que rige desde el 1º de noviembre.

Pero, se suponía, además de dejar en manos de los fiscales el liderazgo de las investigaciones –relegando a los jueces a su función de juzgar–, entre otros cambios, haría de toda acción penal un proceso más transparente que antes, en el que las víctimas tendrían mayores derechos e intervención en el desenlace de los casos.

"Y termino enterándome todo por la prensa –reclamó–, como cuando vi el video del auto bordó retrocediendo hacia donde estaba mi hija y que me hizo entrar en pánico, porque a mí no me habían dicho nada. Me dejaron boyando...", agregó Gerez, que se quejaba que las autoridades la llamaron solamente para decirle lo que harían a continuación o para transmitirle noticias de extrema relevancia, pero que para entonces ya conocían todos, como que iban a detener al principal sospechoso. Y así fue también cuando tuvieron que darle la peor de las noticias.

Unos minutos antes, a unas siete cuadras de allí, Ana María Sobrera no quitaba su vista de la casa en donde reside el hasta entonces sospechoso, sin saber qué hacer si la Fiscalía no lograba reunir las pruebas suficientes para formalizar un juicio en su contra.

Después vino el hallazgo del cuerpo de Brissa y el dolor de la familia, y luego el fallo de la Justicia que no podrá reparar lo perdido. l

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