Salud > CARDIOLOGÍA

"La mitad de los casos de muerte súbita es prevenible"

El especialista en muerte súbita Michael Ackerman estuvo en Uruguay para compartir los últimos hallazgos sobre estos episodios
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30 de junio de 2017 a las 05:00
La muerte súbita evoca pensamientos desesperanzadores sobre un episodio que no solía tener explicación ni prevención. Simplemente sucedía, y en eso residía lo más ominoso de la situación.

Michael Ackerman, especialista estadounidense en muerte súbita en los jóvenes, tiene, sin embargo, pronósticos más esperanzadores. En entrevista con El Observador, durante su visita a Uruguay en el marco de un evento realizado por MP, Ackerman dijo que los avances en esta materia han logrado establecer que alrededor de la mitad de las muertes súbitas por fallas cardíacas se pueden prevenir si se detectan los síntomas previos.

La muerte súbita, indicó el especialista, es la muerte sin explicación de una persona aparentemente sana. Las causas se pueden encontrar en una revisión del historial clínico o en una autopsia, pero lógicamente, en este caso recién después de fallecido el individuo. Si bien se asocia a los jóvenes por el impacto que tiene la muerte de alguien de corta edad, según Ackerman es más común en los adultos mayores, solo que en esos casos se suele concluir que se trata de un fallecimiento por causas naturales.

Factores de riesgo

Ackerman dijo que una de las estas señales son los desmayos, si bien no es una pista definitiva. "Una de cada cuatro personas se habrá desmayado antes de los 25 años, pero una de cada cuatro personas no tiene riesgo de muerte súbita", dijo el especialista.

Sin embargo, si un niño tiene un desmayo mientras está haciendo actividad física es buena idea acudir a un cardiólogo para descartar posibles fallas del corazón que puedan derivar en una tragedia. Otro factor un poco más evidente es la existencia de casos anteriores de muerte súbita en la familia.

"Hemos comprobado que cuando se hace la revisión de la historia clínica desde todos los ángulos, alrededor de la mitad de los casos de muerte súbita son prevenibles si se identifican estos factores de riesgo", estimó Ackerman.

Una comunidad preparada

¿Qué pasa cuando no hay señales de riesgo? La muerte súbita relacionada con deficiencias cardíacas puede reducirse aun más cuando la comunidad está preparada para enfrentar dichos casos.

"Tenemos que crear una red de seguridad de primeros auxilios para que si alguien se desmaya en público y no responde en 10 segundos, se active una cadena de supervivencia", dijo Ackerman.

En esa comunidad debe haber personas preparadas para realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP) inmediatamente, y debe existir la chance de acceder a un desfibrilador externo automático (DEA) casi desde cualquier sitio.

"Con esa armada de 'primeros respondedores', las chances de supervivencia de un episodio de muerte súbita son mucho, mucho mayores", agregó Ackerman, quien propuso la idea de que saber realizar una RCP sea un requisito básico para egresar de la educación secundaria.

Avances

De ese pasado oscuro en que una muerte súbita dejaba más dudas que certezas, Ackerman dice que se ha avanzado a pasos agigantados.

"Ahora sabemos los nombres de muchas de las causas de la muerte súbita, al menos la mitad, y vamos por más. Sabemos los perfiles, sabemos los patrones, cómo se comportan. Lo otro que sabemos es que somos muy buenos tratando estas condiciones cuando sabemos que están ahí", afirmó Ackerman, y agregó: "En el pasado, las enfermedades que causaban la muerte súbita eran consideradas una sentencia de muerte".

Estos avances son esperanzadores, ya que solo resta identificar a las personas que están en riesgo y someterlas a un tratamiento. "Luego de eso, la muerte súbita no debería de suceder nunca".

Cuidados con los más pequeños

Cuando la familia recibe a un nuevo integrante, es común tener ciertos miedos y dudas acerca de su seguridad y bienestar. Según Ackerman, más del 99% de los infantes alcanzará su primer año de vida sin problemas, y esa chance de menos de 1% de que no lo haga puede reducirse aun más con ciertas precauciones.

Poner al bebé a dormir de espaldas, nunca sobre su abdomen, ya que esto limita la entrada de oxígeno; taparlos con una sola capa de abrigo (aunque no taparlos en absoluto es mejor) por peligro de asfixia o enredo; que los bebés no duerman con sus padres sino en su cuna, ya que corren peligro de asfixia si uno de los padres se da vuelta sobre él. Además (una precaución más evidente), no fumar en frente del niño reduce significativamente uno de los factores de más riesgo, "aunque no fumar en absoluto termina siendo beneficioso para todos los miembros de la familia", dijo Ackerman.

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