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La rapidez, furia y humor de Clever

En su ópera prima, los directores Federico Borgia y Guillermo Madeiro crean un entorno tan absurdo como fascinante
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28 de abril de 2016 a las 05:00
El infierno del desarrollo. Así llaman en Hollywood a la etapa en la que el guion de una película, predestinado a pasar de una hoja de papel a una sala de cine, queda estancando en etapas indefinidas de preproducción, sin encontrar un destino claro. Sin embargo, en el caso de Clever –una de las primeras ficciones uruguayas en llegar al cine en 2016– el arduo camino al paraíso de la gran pantalla fue aliviado gracias a la aparición de algún que otro golpe de suerte.

Clever es la ópera prima de los directores Federico Borgia y Guillermo Madeiro y se estrena hoy en salas uruguayas. Como dupla de realizadores audiovisuales, el recorrido laborioso que los llevó a crear el largometraje –una comedia atípica en el cine local– fue bastante tradicional. Estudios universitarios en la rama de la comunicación, grabaciones caseras motivadas por el tiempo libre y un ambiente de colaboradores de proximidad generacional decantaron en una década de idas y vueltas detrás de cámaras con proyectos personales, como el mediometraje Nunchacku (2011).

"Nunca hicimos cortometrajes exitosos que recorrieran festivales. Hacíamos nuestros experimentos", indica Borgia en conversación con El Observador. "La idea (para Clever) era encontrar elementos en la realidad que pudiéramos usarlos como en un documental. Pero se nos fue de la manos".

Una visita de Borgia y Madeiro a una clase de artes marciales fue una de esas instancias de casualidad que propulsaron la historia que, casi una década después de su concepción, se convirtió en el primer filme realizado por el dúo de amigos, presentado como "una aventura sin héroes".

Entretenimiento asegurado


Clever tiene como protagonista a un instructor homónimo de artes marciales, interpretado por el actor uruguayo Hugo Piccinini, quien ya había colaborado con los directores. Padre divorciado y con una clara postura de macho alfa, el personaje se obsesiona con pintar su auto –un Chevette de la década de 1970–, considerado una de sus posesiones más preciadas. En la búsqueda del único artista capaz de plasmar la idea que tiene para una nueva y flamante apariencia del automóvil, Clever viaja a un pueblo remoto repleto de personajes excéntricos.

Según cuentan los directores, tras asimilar la escala de producción que el largometraje requeriría, tomaron el camino que antes habían evitado y se embarcaron en conseguir la colaboración de los fondos dedicados al incentivo económico de la industria. El resultado fue más que provechoso, ya que el guion de Clever fue reconocido con premios internacionales, recorrió festivales de cine en países como Corea del Sur (ver apunte) y recibió el apoyo necesario para que su rodaje se concretara durante un mes, en noviembre de 2014.

Filmada en la ciudad y en el área rural de Montevideo así como en Canelones, la producción de Clever llevó a los directores a una búsqueda de locaciones e ideas a través de viajes y caminatas de inspiración. "Íbamos en auto o en ómnibus, caminando por Montevideo, tomando notas", cuenta Madeiro. Tras conocer al pueblo canario de San Antonio –gracias a una visita de una vendedora de rifas en la familia de uno de los cineastas–, el lugar se transformó en una de las locaciones más distintivas del filme: el pueblo ficticio de Las Palmas, donde Clever (Piccinini) busca al misterioso pintor y en donde se topa con una galería de personajes extraños, como un grupo de borrachos que matan sus horas tomando helados de vino.

"Vimos una casa con unos dragones y un cartel de brazo musculoso que decía 'Power Gym'. Nos impactó. Así surgió el personaje de Sebastián (el pintor). Después de que tenés a un profesor de artes marciales y un fisicoculturista que pinta, comienzan a dispararse cosas", señala Borgia.

El personaje de Sebastián es encarnado por Antonio Osta, profesional ganador de varios certámenes internacionales de fisicoculturismo.

Como contraparte del personaje de Piccinini, Osta termina de completar el cuadro narrativo del filme, cuya historia desdobla con gracia los conceptos de la masculinidad y hasta coquetea con el homoerotismo. Pero en el mundo hipermasculino de Clever también aflora la sensibilidad de sus peculiares protagonistas en escenas de ejecución perspicaz y emocional, que van desde una secuencia en la que Osta demuestra su talento real como pianista o Piccinini se presta como modelo para un retrato en vivo.

En el filme de Borgia y Madeiro confluyen ambientes tan disímiles como las artes marciales, la pintura, el mundo del tuning, la idolatría a Bruce Lee y hasta los videojuegos de antaño.

Unidos por una memorable banda sonora del músico Ismael Varela (alias Sr. Faraón, ex Hablan Por La Espalda) y una labor más que atractiva de los directores de fotografía y arte –Ramiro González y Gonzalo Delgado–, el resultado es una experiencia poco convencional pero entretenida y recomendable para quien busque un recambio dentro del cine nacional.

"Lo que se nota en la película es el camino que recorrimos juntos. Tiene una personalidad marcada", señalan los realizadores de Clever. "Es la mejor película que pudimos haber hecho en ese momento".

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