En los últimos 30 años la expansión de la lechería se explicó por una mayor intensificación de la producción.

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Lo que los lecheros uruguayos deberían hacer para que seamos Nueva Zelanda

El reciente Foro del Inale permitió conocer qué factores están limitando una productividad local que es baja
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08 de junio de 2018 a las 05:00
Por Blasina y Asociados, especial para El Observador

Al proceso de intensificación de la lechería –que explica el incremento de la productividad en los últimos 30 años– le siguen quedando deberes pendientes, tanto en la producción y cosecha de forraje como en una carga que es muy baja. Estos factores limitan un nivel de productividad –es decir litros de leche por hectárea– que es bajo si se lo compara con los principales exportadores de lácteos en el mundo. Eso remarcaron técnicos vinculados al sector en el último Foro del Instituto Nacional de la Leche (Inale), realizado la semana pasada, en el marco de los 10 años del instituto.

La lechería uruguaya creció casi ininterrumpidamente desde comienzos del siglo pasado. En los primeros años eso estuvo dado principalmente por el aumento del área ocupada. Sin embargo, en los últimos 30 años la expansión se explicó por una mayor intensificación de la producción, impulsada por una dinámica principalmente exportadora.

En 2018 la lechería sigue sumando señales positivas, con un nivel de remisión de abril dando una sorpresa favorable.

Hay deberes pendientes en la producción, en la cosecha de forraje y en la carga que sigue siendo muy baja.

El clima está jugando una buena pasada y las praderas y verdeos empiezan a rendir en pastoreos que se traducen en mayor producción.

La remisión de leche a plantas alcanzó un récord para abril, de 146,3 millones de litros, un 11% superior respecto al mismo mes del año pasado y un 10% superior a la remisión de marzo, que fue de 133 millones de litros.

En el Foro del Inale de 2018, el profesor de la Facultad de Agronomía e integrante del Consejo Interino de la Universidad Tecnológica (UTEC), Pablo Chilibroste, explicó que el actual modelo de intensificación no hizo otra cosa que aumentar la competitividad de los predios comerciales de Uruguay.

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Dos interrogantes clave

Pero, ¿hasta dónde es posible transitar esa estrategia de intensificación?, ¿cuáles son las restricciones para seguir creciendo con ese modelo?
Si bien los resultados de los principales indicadores del rubro son positivos, el trabajo fuerte hoy pasa por mejorar la infraestructura que es lo que limita la competitividad del sector.

"Por más que nuestra genética o nuestros suelos nos permitan un mayor desempeño en los predios comerciales, es imposible que pensemos que el sistema siga funcionando igual de eficiente con más vacas. Si queremos tener un crecimiento en carga y las hectáreas son limitadas vamos a tener que poder hacerlo mejorando la infraestructura", comentó por su parte el director del Programa Nacional de Investigación en Producción de Leche del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria, Santiago Fariña.

Esa infraestructura se refiere a consolidar la base del tambo mejorando callejones, salas de ordeñes, corrales de espera, sombras y aguadas.

"Porque, en definitiva, lo que afecta a las vacas que van a producir menos es lo que afecta el negocio. No hay futuro si no invertimos en infraestructura y para eso hace falta financiamiento", señaló.
Y también se necesita, dijo, una "infraestructura" de mano de obra y capacitación de recursos humanos superior a la que cuentan hoy los tambos.

¿Qué tan competitivo es Uruguay con el resto del mundo? Es decir, ¿qué tan capaz es de producir más leche de la que el mercado interno necesita y poder venderla a un valor competitivo con el resto de los vendedores en un mercado?

La lechería uruguaya se encuentra dentro de los siete países más competitivos del mundo. Los bajos costos de producción y el moderado nivel de endeudamiento en comparación con países de Oceanía, Europa y América del Norte es lo que hace a Uruguay competitivo.

Pero en el sector lácteo es importante alcanzar buenos niveles de competitividad, con buena productividad, es decir, ser competitivos "hacia adentro".

El país está perdiendo en materia productividad, cosecha de forraje (eficiencia de la tierra), carga animal y productividad de las personas con relación a los países competidores en el rubro lácteo.

Una ventaja competitiva

El bajo nivel de endeudamiento de los productores uruguayos en comparación con los demás países es una ventaja competitiva. Si bien hay productores locales que están muy endeudados, con obligaciones financieras que se han incrementado a lo largo de los años, este trabajo toma un panorama global y en comparación con el mundo.

En un nivel no tan preocupante, pero que no se destaca, están otros indicadores como producción individual, eficiencia de conversión en el uso de forrajes, rentabilidad y exposición al riesgo.
Los indicadores que posicionan a Uruguay como muy poco competitivos son: forraje consumido por hectárea, producción de leche por hectárea (que tiene una relación directa con el forraje consumido), carga animal que es el factor que empuja a los dos anteriores (producción y forraje consumido) y, por último, la eficiencia de producción de leche por persona.

Si bien los ambientes de los países que compiten con Uruguay son distintos, se compara con regiones con condiciones climáticas y sistemas de producción muy similares como Nueva Zelanda.

En Uruguay se produce en promedio 4.000 kilos de materia seca por hectárea y con bajas cargas animales, menos de la mitad de forraje consumido por hectárea en comparación con el principal exportador de lácteos del mundo.

En Uruguay se producen menos de 100 kilos de leche corregida por hora de trabajo, la tercera parte que en otros países.

La productividad (litros de leche por hectárea) de Holanda, Nueva Zelanda y Australia es aproximadamente 14.000 litros por hectárea, mientras que Uruguay se acerca a los 3.000 litros por hectárea.

La productividad de las personas es muy baja en Uruguay. En este sentido, no se evalúa qué tan buena es la gente trabajando, sino las condiciones en que desempeñan su tarea.

En Uruguay se producen menos de 100 kilos de leche corregida por hora de trabajo mientras que países como Estados Unidos y Nueva Zelanda logran por encima de los 300 kilos de leche corregida por hora de trabajo.

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Una mirada en retrospectiva: menos área, más producción


A partir de mediados de la década de 1980 la superficie destinada a la lechería bajó un 36%. Pasó de 1,2 millones de hectáreas a menos de 800.000. El 45% de los tambos se perdieron. Había más de 7.000 y ahora hay menos de 4.000 y los remitentes bajaron un 62%.

Esta caída en los últimos años de los productores, remitentes y del área destinada a la lechería son la que dan cuenta de una intensificación, ya que el tamaño promedio de la explotación va aumentando y los litros remitidos por productor también.

Todo el crecimiento en producción de leche de los últimos 30 años ha sido un incremento sistemático de la productividad, que se multiplicó por 4,5. Se pasó de 700 litros por hectárea a más de 3.000 en un proceso ininterrumpido.

La productividad (medida en litros por hectárea) hasta los años 80 fue muy baja, dándose incrementos fundamentalmente en la producción por vaca. Pero en los últimos 30 años el crecimiento fue mayor con tasas de 3,5% anual, lo que coincide con la fase exportadora del sector.

La dinámica de crecimiento de los tambos uruguayos en los últimos cinco años fue moderada, con un promedio de 3,6% anual. De los predios comerciales evaluados en el Proyecto Producción Competitiva el 37% mostró un crecimiento promedio de 2,2%, en el 27% fue negativo (-3,3%), el 22% creció casi un 7% y el restante 14% un 16%.

Con estos resultados se evaluó si los tambos que mejor desempeño mostraron en los últimos cinco años perdieron competitividad. Los resultados indican que los productores que aumentaron en productividad tienen tambos que han sido más competitivos durante este período y que han pasado mejor estos años de crisis en la lechería.

Pablo Chilibroste explicó que las estrategias de crecimiento dominantes han sido el aumento de carga sin comprometer la producción individual, habiendo demostrado ser eficientes en lo productivo y económico. El grupo que más creció aumentó su carga un 40%, informó.

Un récord

se logró en la remisión de leche... a las plantas en abril, totalizando 146,3 millones de litros, un 11% superior respecto al mismo mes del año pasado y un 10% superior a la remisión de marzo, que fue de 133 millones de litros.

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