Las catedrales fueron, durante muchos siglos, las construcciones más relevantes que se erigieron sobre la Tierra, fruto del esfuerzo de miles de personas durante décadas. A partir del siglo XIX las fábricas y naves industriales tomaron el relevo, convirtiéndose en los laboratorios en los que se experimentaba con nuevos sistemas constructivos que pudiesen salvar las grandes luces estructurales requeridas por los nuevos procesos fabriles.
A partir del comienzo del siglo XX fueron los espacios retail y las galerías comerciales las arquitecturas que consiguieron generar asombro y entusiasmo mediante la construcción de espacios urbanos para el encuentro y el deambular metropolitano, y que posteriormente evolucionarían (y se distorsionarían) hacia el concepto del denominado mall suburbano norteamericano posterior a la segunda guerra mundial.
A finales del siglo XX, con la llegada de la globalización y las aerolíneas de bajo costo, fueron los aeropuertos internacionales los que comenzaron, una vez más, a empujar los límites constructivos y tipológicos conocidos, con complejos de uso mixto de una escala sin precedentes y que aglutinaban no solo los espacios relacionados con el transporte aéreo sino también una plétora de espacios complementarios comerciales, hoteleros, de ocio y residenciales.
Con el comienzo del nuevo milenio y el desarrollo exponencial de las nuevas tecnologías, son los espacios de trabajo y las sedes corporativas de las nuevas compañías las construcciones que más interés están generando en los medios de comunicación como respuesta a las innovaciones que plantean a multitud de niveles.
La batalla por la atracción y retención del talento en el sector tecnológico ha hecho que la remuneración económica no pueda, por sí sola, atraer a las mejores mentes. Es por ello que las empresas están desarrollando estrategias en su espacio interior que van más allá de la propia arquitectura, y que pretenden fomentar una verdadera comunidad social y creativa en las que sus empleados sientan que su trabajo tiene un sentido e impacto en la sociedad.
Google está construyendo ciudades y Facebook diseñando drones para llevar el wifi a todos los rincones de este planeta. No basta con hacer dinero. Hay que cambiar el mundo.
Mientras tanto, el resto de los espacios de trabajo se han ido transformando poco a poco siguiendo este nuevo mantra y tratando de que algo de ese espíritu permee hacia los estratos más bajos de la pirámide corporativa en los que la gente normal trabaja.
SI usted desea adaptarse a los tiempos y conseguir que su oficina genere comunidad y ganas de cambiar el mundo entre sus empleados, pruebe a hacer lo siguiente;
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