Todos los expertos en seguridad social repiten lo mismo: "la casuística es interminable". Apelando a esa frase, analistas, economistas y empresarios vinculados al sistema previsional dan cuenta de lo difícil que es prever cómo una política pública impactará en situaciones particulares.
El problema de los
cincuentones y la solución que propone el Frente Amplio no es la excepción. Por algo el proyecto, ya desde su versión original, contemplaba un "asesoramiento obligatorio" del BPS. A través de esa vía, a cada interesado se le va a proyectar cuál sería su jubilación por el régimen mixto y cuál sería por el de transición.
El tope de 90% a las jubilaciones de aquellos que retornen al régimen anterior –un aditivo impulsado desde el Ministerio de Economía (MEF)–, reduce el costo de la solución en 35% porque implicará un pago menor al que correspondería en las jubilaciones y al mismo tiempo hará que a algunos cincuentones no les convenga el cambio.
Quienes se van a ver beneficiados, en su gran mayoría, son personas cercanas a los 60 años y que decidan jubilarse a esa edad, y que ganan entre $ 50.000 y $ 130.000. Esa población, al no reconocérsele los aportes previos a 1996, puede presentar diferencias importantes entre la jubilación por uno y otro régimen. Pero, aún con el tope de 90%, les resultará conveniente pasar al régimen de transición.
Para verlo en ejemplos concretos se puede recurrir a las simulaciones incluidas en el trabajo "La jubilación de los cincuentones", de los economistas de la Universidad de la República, Ianina Rossi y Álvaro Forteza. El primer ejemplo incluido en ese trabajo es el de un trabajador de 59 años que ganó, en el promedio de su vida laboral, el equivalente a $ 120.000 mensuales a valores de 2016. Esa persona, que tenía 39 años en 1996, pasó al régimen mixto y fue obligada a aportar a una
AFAP.
Según la simulación presentada en el trabajo, por ese sistema recibiría una jubilación de $ 35.000 si se retira a los 60 años. De haber nacido dos años antes, sin embargo, se hubiera mantenido en el régimen de transición y podría haber percibido $ 53.000 de jubilación.
Con la solución que propone el FA, al retornar al régimen de transición ese trabajador recibiría una jubilación de casi $ 48.000. Si se optara por la fórmula que pide la oposición, que consiste en reconocer en su totalidad los aportes al BPS previos a 1996, ese jubilado recibiría $ 63.000 por mes, según la investigación de Forteza y Rossi. Otro caso analizado es el de una persona que hubiera ganado $ 80.000 mensuales en promedio. Retirándose a los 60 años, cobraría una jubilación de $ 29.000 por el régimen mixto. La solución que propone el gobierno, en tanto, le subiría la jubilación hasta $ 36.000, mientras que un reconocimiento total de sus aportes la llevaría a $ 41.000.
A grandes rasgos, la propuesta de la oposición podría ser más conveniente para los que ganan entre $ 50.000 y $ 130.000, pero, a su vez, dejaría afuera a más gente.
Por otra parte, el tope de 90% hará menos conveniente el traspaso de régimen de los cincuentones de mayores ingresos. Quienes hayan tenido un salario promedio mayor a $ 145.000 seguramente se encontrarán con que el régimen mixto los beneficia. Según explicó Luis Costa, presidente de República AFAP, a las personas de ese grupo que se presenten a buscar asesoramiento, "el BPS les va a calcular la
deuda por aportes no realizados".
Costa se refiere a los salarios por encima del tercer nivel previsto por la ley 16.713. Allí se estableció que por encima de $ 15 mil de 1996 (unos $ 148.000 actuales) no se realizarían aportes. Por lo tanto, de retornar al régimen de transición, esos trabajadores deberán pagar lo que no aportaron durante estos veinte años.